Samhain, el Año Nuevo celta

  
Entre el 1 y el 3 de noviembre los antiguos celtas celebraban Samhain, que quiere decir literalmente el "fin del buen tiempo".


Cosmológicamente es un periodo breve durante el cual se suspenden las leyes relativas al tiempo y al espacio que rigen en nuestro plano; la barrera entre los mundos se desvanece y es más fácil la comunicación con los espíritus (durante Samhain sucede una cosa curiosa: los mundos se mezclan y se nota, el aire es menos denso), más allá de eso se facilita la comprensión de la Realidad metafísica. Más allá todavia, la conciencia y realización de la Unidad está más cerca y al alcance de la mano.

Puesto que los antiguos celtas contaban por noches y no por días, la celebración comenzaba en la noche del 31 de octubre. Todos los miembros del clan debían asistir a la reunión en la que se debatirían los asuntos económicos, políticos o cotidianos pendientes. De esta forma cerraban una parte del ciclo anual y se preparaban, limpios y sin cuentas por saldar, para la siguiente. A la reunión le seguía una alegre e interminable fiesta repleta de comida, vino, danzas, canciones y hogueras que duraba hasta el 3 de noviembre.

Samhain marca el comienzo del reinado de la Diosa Anciana, llamada Cailleach, ella encarna las fuerzas de concentración, necesaria ahora puesto que es el momento en que han de comenzar los trabajos interiores, los del alma.

Yin del año, tiempo de norte e invierno que empuja al hombre a replegarse hacia dentro tras la catarsis de la fiesta.

Samhain, el dios celta de la muerte reina con Cailleach. Por eso...

Silencio en el corazón, habla el Espíritu.
 

Proteger zazen



"...organizar una vida en la que zazen esté protegido de forma continua como el momento más importante del día, para defender el cual se anulan compromisos y no al revés..."

"El hecho es que el lazo entre personas que practican juntas tiene (debería tener) en su base la colaboración para que la propia (y ajena) práctica de zazen se pueda desarrollar del modo más sereno, continuado y profundo posible..."

"... en cierto sentido, nosotros para ellos y ellos para nosotros, no somos personas, se puede decir que somos algo más y en cualquier caso algo diferente. Hace falta proteger cuidadosamente este tipo de relación..."

(Extraído de la entrada "Sexo, Zen y Paideia" en Huellas del Zen)
  

Haiku de "uno de los nuestros"


   

olvidando sus orillas
quedó sin nombre
 el mar

Gyoko, octubre 2010
         

Materialismo espiritual

    
El ego, como si fuera el Sol, el único Sol, trata constantemente de adquirir y aplicar las enseñanzas de la espiritualidad para su propio beneficio. Las enseñanzas se toman entonces como algo externo a nosotros que intentamos imitar. No queremos convertirnos en las enseñanzas, de modo que si la Tradición habla de renunciar al yo, tratamos de remedar la renuncia al ego.

Hacemos los gestos espirituales, somos actores hábiles, pero no queremos renunciar a nada, no entendemos nada, pero nos consolamos diciendo que estamos en la Vía. Si comenzamos a sentir algún conflicto o contradicción entre las enseñanzas y nuestras acciones, interpretamos la situación de manera que la racionalización allana el conflicto. El intérprete es el ego en su condición de consejero espiritual.

Es difícil bregar con este tipo de racionalización porque todo lo vemos a través del ojo de la filosofía y la lógica de nuestro ego y todo lo acomodamos dentro de nuestro esquema individual y nuestro esfuerzo es tan serio y honrado (sin ironía, de  verdad que intentamos ser serios y honrados, todos. Sobre esto al menos,  no tengo la menor duda) que es difícil llegar a sospechar de él. Siempre creemos en la integridad de nuestro consejero espiritual, los textos sagrados, las fórmulas esotéricas, la lógica matemática, la psicología profunda...

El capitalismo excluye cada vez a más gente

   
¿Qué es una crisis capitalista?
Veamos en primer lugar lo que no es una crisis capitalista:
*Que haya 950 millones de hambrientos en todo el mundo, eso no es una crisis capitalista.
*Que haya 4.750 millones de pobres en todo el mundo, eso no es una crisis capitalista.
*Que haya 1.000 millones de desempleados en todo el mundo, eso no es una crisis capitalista.
*Que más del 50% de la población mundial activa esté subempleada o trabaje en precario, eso no es una crisis capitalista.
*Que el 45% de la población mundial no tenga acceso directo a agua potable, eso no es una crisis capitalista.
*Que 3.000 millones de personas carezcan de acceso a servicios sanitarios mínimos, eso no es una crisis capitalista.
*Que 113 millones de niños no tengan acceso a educación y 875 millones de adultos sigan siendo analfabetos, eso no es una crisis capitalista.
*Que 12 millones de niños mueran todos los años a causa de enfermedades curables, eso no es una crisis capitalista.
*Que 13 millones de personas mueran cada año en el mundo debido al deterioro del medio ambiente y al cambio climático, eso no es una crisis capitalista.
*Que 16.306 especies están en peligro de extinción, entre ellas la cuarta parte de los mamíferos, eso no es una crisis capitalista.

Todo esto ocurría antes de la crisis. ¿Qué es, pues, una crisis capitalista? ¿Cuándo empieza una crisis capitalista?

Hablamos de crisis capitalista cuando...

Los Tres Señores de la Guerra que defienden el ego

 
Hay en La Vía numerosos desvíos que sólo conducen a una versión deforme y egocéntrica de la espiritualidad: nos convencemos de que estamos creciendo espiritualmente cuando en realidad solo fortalecemos nuestro egocentrismo con las técnicas espirituales (me suena, me suena... lo tengo tan cerca... ¿seré yo misma quien huele mal?).

Los problemas básicos del materialismo espiritual son comunes a todas las disciplinas espirituales.

En la práctica de la meditación despejamos la confusión del ego, quemamos las confusiones, cortamos las actitudes negativas para entrever el estado del despertar. La iluminación no es algo que se produzca, es permanente, siempre ha estado ahí, es sólo que en un momento determinado la descubrimos.

El núcleo de la confusión es que el hombre cree tener un yo que le parece algo continuo y sólido. Cada vez que surge un pensamiento, una emoción u ocurre algún acontecimiento se tiene la sensación de que alguien toma conciencia de lo que sucede. En realidad este sentido del yo es un hecho discontinuo y transitorio. La lucha por mantener un yo continuo y sólido es obra del ego.

Se podría decir que el ego puede adoptar tres formas básicas:

El Señor de la Forma, el Señor del Pensamiento y el Señor de la Palabra.

Para los tenzos

    
de Templos y monasterios, sesshines, "jornadas" y cocinas de su propia casa. Para que sepan que conocemos y apreciamos lo que hacen. Y que se lo agradecemos ¡tanto! porque el Abad Montesclioro nos hizo saber que:


 
Nuestro brillante pensamiento procede del muslo de ese animal que algunos llaman "una idiota gallina" y que si no hubiera sido por el tenzo no habríamos podido ni siquiera hincarle el diente (en el caso supuesto de que un tenzo cocinara animales, cosa que, como todo el mundo sabe, no es lo normal).
 


(Tengo un amigo que un día me contó, con cara de estar encantado por su descubrimiento, que la alegría está hecha de naranjas)
    

Bashô

 
Un viejo estanque
al zambullirse una rana
ruido de agua

En japonés "suena" así (dilo en voz alta y con su ritmo, te vas a sorprender):

furu ike ya
kawazu tobikomu
mizu no oto

El más crucial e importante haiku que se haya escrito jamás y es   ZEN en estado puro, sin añadidos.
 
                     

Gran Yo, pequeño yo

 
Un día, en una sesshin,  la monja que la dirigía (esta vez y para variar era monja) dijo que Deshimaru decía:

 "Es el Gran Yo quien decide que mueran el pequeño yo de cada uno y su cuerpo. Es el pequeño yo y el cuerpo que habita quienes mueren".

Fuera porque estaba en zazen y ya se sabe que estando así todo lo que se dice "entra", fuera porque estaba de dios que me enterara... fuera por lo que fuera, lo que importa es que se me quedó incrustado en la carne, sangre, corazón, mente y espíritu que lo que yo llamo "yo" es el yo pequeño, traducción y manifestación del Gran Yo.

Es muy cierto que se me descargó la espalda y hasta el alma de tantas cosas que me sobraban por ser asunto del pasado  y no del presente que es lo único que me corresponde. Por eso, de vez en cuando, cuando las cosas se ponen feas me recuerdo a mí misma que es el Gran Yo quien decide y que Él sabe más y endereza los caminos aunque sean tantos como alientos (lo dicen los sufíes, los cabalistas, los maestros Zn, los cristianos -que no he dicho católicos-, los chamanes, los Vedas, la Biblia y el Zohar, los taoístas, masones y templarios, metafísicos de todos los tiempos y todos los que todavía no he conocido... si tantos lo dicen, yo incluida que también cuento, igual es verdad y puedo fiarme de mi nariz).

Hermoso y Simple, con mayúsculas, está escrito en el Shin Jin Mei: "Dios y yo no estamos separados" (lo pone así. Ya sé que en el Zn no se habla de Dios ni nada de eso, pero de verdad que en la edición de Miragüano de Dokushô está traducido con esa palabra que suele darnos tanto reparo pronunciar,  no sin razón). Y me lo creo a pies juntillas con todas sus implicaciones que son muchísimas y todas liberadoras.

Un saludo para todos los del Comando Dharma que han facilitado, con su última entrada, que recordara todo esto y alguna cosa más.
 

Dinero y Conciencia.

 
Joan Melé, Subdirector General de Triodos Bank, se explica ampliamente sobre su idea para hacer evolucionar el estado actual de la economia en un sentido humano.

Dinero y Conciencia Pincha aquí para ver y escuchar el video.

(Cortesia de Isa)
 

Haiku del gusano


un diminuto ingeniero
que va midiendo en el día
las longitudes del suelo
   
      

Kayros, el Discrimen de todos los días

 
En la estructura temporal de la civilización moderna, se suele emplear una sola palabra para significar el "tiempo". Los griegos tenían dos: Chronos y Kayros. Chronos es el tiempo del reloj, el tiempo que se mide. Kayros, el momento justo, no es el tiempo cuantitativo sino el tiempo cualitativo de la ocasión, la experiencia del momento oportuno (dice wikipedia).

Justo éste que no es el siguiente, que no espera al siguiente ni se pudre estancándose en el anterior, inapelable, precioso como un brillo de plata a la luz de la luna y que solemos perder con pasmosa facilidad por estar tan distraídos.

Nosotros estamos en Kronos.
El Espíritu está en Kayros.................
(me cuentan que Rafu habló de estas cosas en la sesshin).

Curiosamente, mientras él comentaba kayros por aquí aludíamos al discrimen. Ésta es la historia que logró que sintiera -de sentir con las tripas más que con la cabeza- lo que los griegos querían señalar con kayros y los romanos con discrimen que aunque no son lo mismo, son parecidos. Primos hermanos.


10 de enero del año 705 desde la fundación de Roma, el 49 antes del nacimiento de Jesús el Cristo.

Hacía mucho rato que el sol se había puesto tras los Apeninos. Los soldados de la legión XIII aguardaban en la oscuridad, en perfecta formación y en orden de marcha. Aunque la noche era fría, estaban acostumbrados a los sufrimientos. Durante ocho años habían seguido al gobernador de la Galia de una sangrienta campaña a otra, a través de la nieve y del abrasador verano, hasta los mismísimos confines de la Tierra. Ahora, tras regresar de las tierras salvajes del norte, estaban dispuestos a cruzar una frontera muy diferente. Frente a ellos fluía un pequeño arroyo. La orilla en la que se encontraban los legionarios pertenecía a la provincia de la Galia; la otra, a Italia, y en ella estaba el camino que llevaba a Roma. Sin embargo, si los soldados tomaban ese camino, estarían cometiendo el más grave de los crímenes, pues no sólo atravesarían los límites de su provincia, sino que quebrantarían las leyes más sagradas del pueblo romano. De hecho, comenzarían una guerra civil. Pero los legionarios lo sabían desde que emprendieron la marcha hacia la frontera, y estaban dispuestos a hacerlo. Golpeando el suelo con los pies para ahuyentar el frío, esperaban a que los trompetas les diesen la señal de entrar en acción, de echarse las armas al hombro, de avanzar... de cruzar el Rubicón.

Pero ¿cuándo iba a llegar la orden? En el silencio de la noche...

Hablamos de budismo

  
De la espiritualidad privada a la Comunión en el Espíritu.

La iluminación significa ver con qué dolor estás involucrado, de qué dolor eres causa o qué dolor mantienes en la forma que sea y renunciar a él. Buda comienza con la afirmación de que no mirar (avidya en sánscrito) es la raíz de toda la miseria del mundo. Si no miramos las consecuencias de lo que hacemos entonces podemos seguir construyendo nuestras propias ideas y persiguiendo nuestros placeres y siendo la causa de toda esa “masa de lamentación y desesperación”

Las visiones de mundos ideales se encuentran en todas las escuelas budistas, son parcela común a todas las ramas del budismo, de una u otra forma. Buda era un lokavid: aquel que ve mundos. Un visionario. El budismo tiene muchas palabras para esos mundos sanados. Se les llama Tierras Puras (sukhavatti)

Los budistas queremos sembrar semillas para mundos mejores, para muchos mundos mejores. Elegimos ser la semilla de la pasión y de la paz. “Sé apasionado de la paz”, dijo Buda. Pasión por la libertad, por la armonía, por la hermandad que viven en los más altos sueños de millones de personas. Somos radicales. Una vez amenazamos: regresaremos y seremos millones, como termina Rosa Montero su Historia del Rey Transparente. Y hemos cumplido con nuestra amenaza. Hemos regresado y somos millones. Budistas o cualquier cosa.

Cuando César cruzó el Rubicón, hubo un momento decisivo -que los romanos antiguos denominaban discrimen- antes de comenzar el paso. Eligió. Buda también eligió y cruzó a la orilla opuesta de su río particular. Fue sólo el primer paso. Después necesitó curación de la enfermedad espiritual del mundo y del mundo del que provenía. Y luego amigos con los que ponerse a trabajar.

La historia del Buda es la misma que la de cada uno de nosotros.

Cuando pensaba en los lujos de los que había disfrutado, a quién habían sido arrebatados y en qué forma, ¿puede sorprender que se hiciera realmente austero? Finalmente se dio cuenta de que no podría redimir mejor la situación castigando su propia conciencia culpable, sino utilizando esa misma energía para hacer algo de bien real. Muriéndose no podría ayudar al hambriento, pero sí podría hacerlo usando el alimento para avanzar en su servicio. Lo que el mundo requiere de nosotros y nosotros aceptamos cada noche al recitar los cuatro votos, no es solamente materia teórica, sino que requiere comprometer nuestra vida.

[El texto de base pertenece a David Brazier, un monje Zn. Me pasa casi siempre que según voy leyendo un libro, dialogo con el autor o con el propio libro, se despiertan asociaciones con cosas de mi propia vida o emergen nuevas ideas... todo en voz baja, por dentro. Creo que lo hacemos todos.

Éste es uno de los resultados. Hay infinitos resultados posibles. Todos sería bueno compartirlos.

Aparte: si os fijáis en la imagen, es una de esas imagenes imposibles al estilo de Escher. En esta, la tierra y la nieve se convierten en cielo y nubes no se sabe bien en qué momento. Puede ser que los mundos ideales sean algo así, un poco, solo un poco, imposibles. De todos modos los vamos a perseguir. Hasta llegar a cruzar a la Otra Orilla y llevar con nosotros a todos los que hayamos conseguido contagiar.

Me parece que entonces estaremos en el mismo lugar pero de otra manera.]
   

Hablando de lluvia

 
y hablando de Zn y hablando de cosas hermosas y de Armonía: un haiku para un paraguas.




Flor de tristeza
que se abre cuando el llanto
del cielo empieza.






Sería más que bonito leer los nuestros. Si los enviáis al musgo: musgodeestrellas@gmail.com  aquí los publicamos.
 

Nada personal

 
En el universo no hay nada personal. Y saberlo aunque solo sea un destello chiquitín un ratito, resulta muy liberador.

Que nadie ni nada hace nada contra mí personalmente parezca lo que parezca y aunque de todos modos la situación requiera una acción... no personal.

Que llueve porque llueve, no porque la naturaleza me tenga manía ni haya calculado fríamente cuándo son mis vacaciones para esperar a llover. Esto que es relativamente simple de asumir se convierte en desesperantemente difícil cuando se trata de las relaciones entre nosotros los humanos. En ese momento se me olvidan todas las "grandes comprensiones"  de las leyes que rigen el universo entero y me doy por ofendidísima cuando, por ejemplo, no le caigo bien a alguien o me contradice o tiene la desfachatez de gritarme o reconvenirme por cualquier bobada con la que no estoy de acuerdo.

Suele pasar que como me sé todo lo que me tengo que saber, si me preguntan, responderé algo así como "no le puedo caer bien a todo el mundo" y pondré cara de no pasa nada. Pero, si me forzaran a ser sincera, en mis adentros el asunto va de otra forma: pienso, contra toda lógica aplastante, que con lo buena gente que soy (y aunque no lo fuera) debería caerle bien a todo el mundo, todos deberían tratarme bien ¿?. Pero pasa mucho, ¿cómo que no pasa nada?, me duele. Ridículamente y ridículo dolor pero dolor al fin y al cabo.

Excepto algunas veces que por alguna razón desconocida me habita un cierto estado de gracia o llevo muchos zazenes encima y estoy en estado de gracia transitorio como nos pasa a todos, sin esquemas mentales acerca de cómo deberían ser las cosas y las personas.

Operar, jugar, danzar con los acontecimientos sin añadirles valoraciones que no vienen a cuento de nada es lo que recomendaba, con muy buen juicio estoico, Marco Aurelio en sus "Meditaciones": "Si el pepino es amargo, tíralo. No le añadas: ¿por qué me pasa a mí esto?"

Y muchos más antes y después de él. Que no son las cosas buenas ni malas en sí mismas. Que lo que las convierte en una u otra cosa es la opinión que yo tengo sobre ellas. Y esa opinión es eso y nada más que eso: una opinión.
 

Al alba (Aute)

  
Presiento que, tras la noche, vendrá la noche más larga. Quiero que no me abandones, amor mío, al alba.
  

 
Si te dijera, amor mío,
que temo a la madrugada,
no sé qué estrellas son éstas
que hieren como amenazas
ni sé qué sangra la luna
al filo de su guadaña.

Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga,
quiero que no me abandones,
amor mío, al alba,
al alba, al alba.

Los hijos que no tuvimos
se esconden en las cloacas,
comen las últimas flores,
parece que adivinaran
que el día que se avecina
viene con hambre atrasada.

Miles de buitres callados
van extendiendo sus alas,
no te destroza, amor mío,
esta silenciosa danza,
maldito baile de muertos,
pólvora de la mañana.
  

Zen sin juguetes

  
Sawaki Kôdô fue abad de Antaiji desde 1949 cuando el templo aún estaba en el norte de Kyôtô.

Sawaki Kôdô Rôshi fué el maestro Zn que devolvió al degenerado Zn del siglo XX a sus raíces: la práctica de zazen sin expectativas de ganancia. Junto con su estudiante Uchiyama Kôshô Rôshi, transformó Antaiji de un lugar donde habia un estudio intelectual de textos budistas en un lugar para la práctica Zn basada en un puro zazen.

Uchiyama Rôshi que fue ordenado por Sawaki Kôdô en 1941, cuidaba Antaiji, mientras Sawaki Rôshi viajaba por todo Japón dirigiendo sesshin (práctica intensiva de zazen). Cada mes una de estas sesshin tenía lugar en Antaiji.

En 1962 Sawaki se asentó definitivamente en Antaiji debido a la debilidad de sus piernas. Allí, Uchiyama Rôshi cuidó de él hasta su muerte en diciembre de 1965.

Al contrario de las grandes ceremonias funerales habituales, Uchiyama Rôshi decidió, después de la muerte de Sawaki Rôshi, dirigir una sesshin en su memoria de 49 dias de duración. Así, reafirmó la importancia que Sawaki Rôshi daba al zazen y que nunca puede ser reemplazado por rituales o ceremonias. La sesshin de 49 dias también se volvió el inicio de un nuevo "estilo Antaiji" de sesshin: sesshin sin juguetes: sin charlas sobre el Dharma, sin lecturas de sutras, sin hablar, sin kyôsaku, sin samu.
   

Va por ti

 
A Peter Pan la llamaban Peter Pan porque tenía pinta de Peter Pan. Así plantada con los pies en el suelo y los brazos en jarras, el pelo rizado siempre recogido con pinzas de colores, los ojos abarrotados de chispas brillantes como diamantes que en un momento podían ser una tormenta de furia, lágrimas de soledad redondas despeñándose desde el borde de las pestañas o pasión, así, pasión a secas. O también ternura. Y alegría y risa y amargura y rabia y... de todo, lo que se dice de todo, no la faltaba de nada. Porque Pan era un molinillo de sentimientos huracanados que la piel solo conseguía sujetar a medias.

Pan no había tenido una vida feliz, ni muchísimo menos y había nacido en una familia equivocada que no sabía bien qué joya había llegado a visitarles. Así que aunque no era su intención tratarla mal, lo cierto es que muy bien no la habían tratado. Y Pan se resintió. Y luego fue que muy pronto tuvo una hija de lo más bonito y entonces pensó que bien podía hacer una familia como la que no había tenido. Pero eran malos tiempos aquellos en los que vivía Pan para formar una familia como las que salen en las películas y entonces tuvo una familia como las que salen en la vida real. Y se conoce que tampoco la gustó, o al menos no del todo, y como era una mujer de rompe y rasga, llenita de intuición y fuerza pues decidió romperla (la familia que no la gustaba, se entiende) a pesar de que el corazón la sangraba por dentro y por fuera. Porque como todo el mundo sabe, las batallas de la vida, se ganen o se pierdan, se pagan.

Y más tarde creyó que había encontrado una pareja como debía de ser, pero tampoco salió bien. Y así estaba ahora Pan pensando que tenía treinta y nueve años y que su hijita ya era una hija, así, sin el “ita” por detrás porque ya había crecido y que se encontraba sola con un montón de magia entre los dedos para repartir y sin nadie cerca a quien poder reglársela y delante de quien pavonearse. Pensando y padeciendo. Y lo malo era que miraba hacia delante, extendía la vista así como si fuera clarividente y decía: “¡Pues vaya un erial de vida que me queda por vivir!”, bueno, en realidad lo que decía era: “¡Pues vaya una mierda de vida que me queda por vivir” o algún taco más gordo. Y como ya se ha dicho que no era de las de quedarse quietas empezó a pensar qué cosas podía hacer. Pero todo lo que se la ocurría no parecía ser muy realista. Pensó en ser bailarina pero una vocecita en su oreja izquierda le dijo: “¿Cómo vas a ser bailarina con estos años que tienes?” y Pan se quedó de un aire. Menos mal que Pan tenía otra vocecita en su oreja derecha que también quería hablar y le susurró: “¿A qué te refieres con ser bailarina?, porque si te refieres a ganarte la vida con eso, pues no creo que tengas mucho éxito, la verdad, aunque nunca se sabe, pero si lo que quieres es bailar, pues... bailar lo que se dice bailar es gratis, necesitas lo que ya tienes: un cuerpo y música en el alma ¿no?”

Pan se quedó pensando porque no sabía muy bien a qué carta quedarse. A ella le gustaba bailar y quería ser bailarina y haciendo caso a la vocecita de la oreja derecha, se preguntó si para ser bailarina y hacer una danza con cada paso que daba y cada movimiento con la mano, necesitaba que la pagaran por ello. Y se respondió que igual sí y que igual no, pero desde luego que mejor que sí. Esperó a ver si las vocecitas incordionas la ayudaban un poco, pero las muy malditas se habían quedado mudas como hacían siempre que las necesitaba. Decidió dejarlo estar y pensar en otra cosa que fuera más fácil y más adecuada a su edad, pero no se la ocurría nada de nada. Un desastre tan desastroso que llegó a pensar que era o tonta de remate o tonta del culo, pero en cualquier caso, tonta.

Siguió pensando tanto y con tanta fuerza aunque con tan escasos resultados que a la vocecita de la oreja derecha le terminó dando un poco de pena y se dignó hablar: “¿Y has pensado seguir con tu vida normal y corriente?. Al fin y al cabo tienes un trabajo en el que eres una estrella ¿no?. Y en el barrio todo el mundo te conoce y algunos o muchos igual hasta te quieren, que no creas que a todo el mundo le pasa eso de que le quieran. Y tienes amigos y una hija que, hombre, ahora estará un poco tonta, ya se sabe, cosas de la edad, pero se la pasará porque todo pasa. Y has hecho milagros con tu padre, que ya sé que no lo merecía, pero bueno, la cosa es hacer lo que una cree que tiene que hacer sin esperar más nada. Y tú lo has hecho, así que igual él no puede estar muy orgulloso de sí mismo, pero para ser sinceras, sí puede estar orgulloso de ti, aunque los padres nunca digan esas cosas porque no saben decirlas, esa asignatura no entró en su colegio. Y tú también puedes estar orgullosa de ti, que al fin y al cabo hiciste lo que tenías que hacer, no eres como él y ni tan siquiera como tu madre, no, tú eres como eres tú, que no es poco, hija, porque yo que te conozco te puedo decir que eres todo un carácter. Y, vamos que si lo que te falta es un hombre al lado pues ya vendrá, caramba, y si no viene pues él se lo pierde. ¿Por qué no te dedicas mejor a ti misma y tus entretelas? Al menos de momento, para que cuando llegue tu héroe te encuentre hermosa por dentro y por fuera y entre que llega y no llega pues te vas disfrutando tú misma, tus minutos y tus días. Si en el fondo y lo mires como lo mires, no hay mucho más que hacer que vivir. Y te digo la verdad, que cómo vivas es cosa exclusivamente tuya, tú sabrás, tú mandas. Puedes despertarte por la mañana y sentir el gozo del agua fresca que te lava la cara o el cuerpo entero o lo que sea que te lavas o puedes cagarte en todos los muertos del que inventó el agua fría, pero eso es cosa tuya. Puedes alegrarte de trabajar en una rebotica y conocer un montón de sustancias mágicas y milagrosas o desesperarte por despachar pastillas como si fuera un todo a cien. Puedes hablar con la gente y aconsejarla y preguntarla cómo le va la vida y sonreír y quedarte con el cariño que te regalen o pensar que son unos gilimemos maleducados y para más inri viejos y enfermos que no merecen la pena en absoluto. Pero eso lo decides tú. En el fondo y aunque digan por ahí que las cosas son como son, es mentira, todo mentira, las cosas son como a nosotros nos da la gana verlas que para eso mandamos en los territorios que van de nuestra piel para dentro...”. Y así siguió por un buen rato mientras la vocecita, que en ese rato más bien parecía una vozarrona, de la oreja izquierda no hacía más que repetir: “¡Bobadas!” Se conoce que se había quedado sin argumentos porque ya se sabe que cuando uno se queda sin argumentos lo único que sabe hacer es descalificar.

La cosa es que Pan a medias hacía caso de lo que oía por la derecha y más bien se identificaba con lo que escuchaba por la izquierda. Y no se comprendía a sí misma porque Pan misma reconocía que la venía mejor hacer caso de la vocecilla derecha que era más animada y prometía cosas más alegres y que cuando la hacía un poquitín de caso se ponía como con más energías y más ilusiones y se le ocurrían bromas y travesuras y cuentos y formas de hacer de su casa un palacio aunque estuviera hecha de adobe del malo, pero claro, como estaba rodeada de gente que todo lo veía trágico y con los ceños fruncidos y los pensamientos negros y sosos, que es que esa gente era sobre todo sosa y gris, pues era como si estuviera contagiada de un mal virus de invierno.

Y así andaba hasta que un día, un buen día, se tropezó con un acupuntor. Preguntó por ahí en qué consistía eso de la acupuntura por si podía echarle una mano con sus líos y confusiones. Y entonces le dijeron que se trataba de que la pincharan con agujas por todo su cuerpo serrano. Y Pan, que era bastante fantasiosa gracias a todos los dioses, se dijo a sí misma que igual pinchándola como si fuera un acerico la haría algún que otro agujero y por ahí se le podrían escapar todos los lagrimones y malos humores. Y algunos se escaparon, sí señor, aunque no todos, ni mucho menos. Y un poco más tarde, por motivos que no vienen al caso, se puso a hablar con una señora que adoraba los cuentos de hadas, las varita mágicas y lo que ella denominaba "el estupendo don de la invisibilidad" a lo mejor porque era tan pequeña que apenas se la veía a no ser que una se fijara mucho. La verdad es que la pobre Pan no veía por ningún sitio ni magias ni zarandajas. Ni conseguía un novio ni le proponían un trabajo maravilloso, ni su padre se volvía Sean Connery ni a su madre le crecía una sonrisa de oreja a oreja, ni su hija... Pero ellos tercos como mulas seguían diciendo: “Que sí, que sí, que se puede, ya verás cómo puedes, cambia de gafas”. Y tanto se lo dijeron que a Pan se le ocurrió pensar que a ver qué cosas hacían ellos para estar tan tranquilos (o que se les viera tan tranquilos, que no es lo mismo) a pesar de no tener ni un duro y de tantas otras cosas que ella no sabía aunque estaba segura de que por algún sitio les fallaría la vida, como a todo el mundo por otro lado si bien se mira.

Y ellos le dijeron: “Pues que no hacemos caso ni del pasado ni del futuro. Que el pasado se va con el viento y al futuro nunca se le alcanza por más que corramos, así que nos quedamos en este momento de justo ahora y hemos descubierto que justo aquí y ahora no hay nada que nos haga daño. Prueba y verás que si te quedas quieta, justo aquí y ahora no hay nada que te pueda hacer ninguna herida. Pero tiene que ser justo aquí y ahora. En cuanto dejas que el segundo que acaba de pasar se te quede pegado a los talones, da la lata. Y si dejas que asome la nariz el segundo que justo viene a continuación, te va a inquietar, seguro”. ¿Solo estar haciendo justo lo que hacía en ese momento? ¡Pues qué difícil! ¿Y solo hacerlo por hacerlo y no para conseguir nada? ¡Pues vaya chorrada!. Y ellos seguían mareando como si fueran el coro de un teatro griego: “Que sí, que sí”.

Tanto y tanto se pusieron pesados con eso que al final un día se acercó a entrenar lo de quedarse quieta y simplemente estar, como si fuera en la serie aquella de Doctor en Alaska que ponían por la noche de madrugada en la 2, a lo mejor para que nadie la viera. Y se quedó sentada y quieta, aunque la cabeza le daba vueltas como una centrifugadora, durante más de media hora. Y cuando se levantó... se fueron a tomar un vino con los demás y su vida continuó, igual, pero más serena. Y volvió y se volvió a levantar un poquito más tranquila. Y volvió y un día de aquellos para cuando se levantó, sin previo aviso y sin preguntar a nadie, la entró la risa. Y al menos en ese minuto cierto había cambiado el llanto por la sonrisa. Pan 1 Lágrimas 0, hasta el siguiente partido ¿Quién ganaría la Liga? Pues será cosa de aguantar, se dijo Pan, al fin y al cabo, de vez en cuando hasta el Numancia gana al Barça (con perdón de los catalanes). Y siguió y siguió hasta que un día una vocecilla que no venía ni de la derecha ni de la izquierda sino más bien como de los adentros más interiores de ella misma, se descolgó diciendo: “Mira, déjate de mariconadas y de tristezas, dale una patada en el culo a todo tu pasado y mejor que nada sonríe. Cambia el tonillo amargo por otro más cantarín, aunque solo sea para variar y por ver si puedes. Al fin y al cabo vivir es vivir, unos días hace sol y otros llueve, como en verano hace calor, pues sudas y en invierno que hace frío pues tiritas ¿cuál es el problema hija de dios?”.

Y Pan que además de fantasiosa gracias a todos los dioses, también era mujer de tener los pies firmemente asentados en la tierra, se dio cuenta de que ella misma, porque de ningún otro lugar podía salir una voz tan sensata y juiciosa, se estaba dando la respuesta a todas las preguntas. Con todo y con eso no pudo por menos de retrucar y refunfuñar y se dijo: “Pero es que yo no quiero no tener novio”. Y la vocecilla en ese momento cambió a burlona: “¡que no quiero, que no quiero, ah, la niña no quiere, pues la niña se aguanta! ¡total por un noviete mira cómo se pone! ¡ni que le fuera a ella a arreglar la vida! Pues mira, hija, mientras llega tu héroe salvaje haces lo que tengas que hacer. ¿Es que no te das cuenta? En el universo entero cada cosa hace a su tiempo lo que le toca, y ya está, no andan todo el día quejándose. El árbol da sombra así se le ponga debajo un maleante. Y el sol sale todos los días por el mismo sitio porque ese fue el pacto entre los dioses y los hombres. Y la lluvia llueve aunque tú te vayas de vacaciones ¡tía lista!”

Y Pan entonces dijo...

59.- Huan (La dispersión. Disolviendo el egoísmo)

 
El que ha salido. 

59.- Huan La dispersión
(Disolviendo el egoísmo)
Un egoísta es aquel que se empeña en hablarte de sí mismo cuando tú te estás muriendo de ganas de hablarle de ti (Jean Cocteau)

La dispersión se refiere a la disolución de los sentimientos y los pensamientos que nos llevan a adoptar un punto de vista rígido en cualquier aspecto de nuestra vida y respecto a cualquier asunto. Tales pensamientos hacen que condenemos a las personas como imposibles y como incapaces de cambiar.

Es muy fácil que se produzcan este tipo de pensamientos cuando, al abrirnos a los demás, encontramos que no son tan receptivos como habíamos anticipado. Es importante disolver la la duda, los sentimientos heridos o la ira, para volver a una actitud inocente e independiente, no condicionada. Una vez que nuestra independencia interior ha sido reestablecida, los demás se relacionarán con nosotros de mejor manera.

La dispersión, como imagen, describe una técnica para liberarnos de las garras de las emociones. Esta técnica supone deshacerse de los sentimientos como si los entregáramos al viento (sun) o como si los lavara el agua (k´an), el agua activa y persistente que está asociada con el esfuerzo. [Este hexagrama contiene estos dos trigramas: sun y k´an] A través del esfuerzo de la voluntad acumulamos la fortaleza necesaria para abandonar todos los sentimientos y pensamientos negativos.