Para el zen la idea de perfección representa una barrera que impide el pleno acceso al camino, por lo tanto una de las finalidades de la práctica es eliminar esa barrera.
La perfección es presuntuosa y rígida, la asimetría es libre y respira.
2.- Kanso, austeridad
El espíritu del zen se desarrolla dentro de la austeridad. Los excesos llevan al caos, generando otra barrera que hay que evitar. En la práctica de las vías del zen es necesario eliminar todo aquello que resulta innecesario y superfluo.
Eliminar lo innecesario y superfluo
para descubrir la simplicidad de la naturaleza.
El espíritu del zen se desarrolla dentro de la austeridad. Los excesos llevan al caos, generando otra barrera que hay que evitar. En la práctica de las vías del zen es necesario eliminar todo aquello que resulta innecesario y superfluo.
Eliminar lo innecesario y superfluo
para descubrir la simplicidad de la naturaleza.
3.- Kokô, dignidad solitaria
Este termino, difícil de traducir en una sola palabra, está directamente relacionado con esos cambios naturales que se dan con el paso del tiempo. Representa las calidades de la edad, esa pátina antigua en que se ha transformado el brillo inicial, dejando ver la belleza y la dignidad que se adquiere a través del uso y de la existencia.
Es la esencia más pura, que se alcanza solo cuando los accesorios han dejado de ser necesarios.
Este termino, difícil de traducir en una sola palabra, está directamente relacionado con esos cambios naturales que se dan con el paso del tiempo. Representa las calidades de la edad, esa pátina antigua en que se ha transformado el brillo inicial, dejando ver la belleza y la dignidad que se adquiere a través del uso y de la existencia.
Es la esencia más pura, que se alcanza solo cuando los accesorios han dejado de ser necesarios.
4.- Shizen, naturalidad
En el zen la naturalidad va unida a la sinceridad. Todo aquello que surge o
aparece de forma natural, refleja en su origen una condición auténtica.
La naturalidad no lleva propósito ni intención, surge sin esfuerzo como resultado del no-pensamiento ( mu-shin).
No hay mejor maestra que la naturaleza. En ella las cosas surgen espontáneamente, por eso son auténticas.
La naturalidad no lleva propósito ni intención, surge sin esfuerzo como resultado del no-pensamiento ( mu-shin).
No hay mejor maestra que la naturaleza. En ella las cosas surgen espontáneamente, por eso son auténticas.
5.- Yuugen, profundidad
Este principio hace referencia a la
verdadera esencia que se encuentra más allá de la superficie que miramos. Sí
deseamos captar la totalidad de lo que observamos para apreciarlo y llegar a
sentirlo íntegramente, tenemos que hacer un esfuerzo para no quedarnos en su
aspecto superficial.
Es la esencia verdadera de las cosas, que transciende su mera materialidad, su aspecto superficial.
Es la esencia verdadera de las cosas, que transciende su mera materialidad, su aspecto superficial.
6.- Datsuzoku, desapego
Aunque parezca contradictorio, la disciplina indicada para las prácticas del zen no significa apego ni sumisión. La práctica se realiza dentro de una libertad e independencia , ya que no se busca controlar el espíritu sino liberarlo, y el aprendizaje del método es el camino para llegar a esa liberación.
Aunque parezca contradictorio, la disciplina indicada para las prácticas del zen no significa apego ni sumisión. La práctica se realiza dentro de una libertad e independencia , ya que no se busca controlar el espíritu sino liberarlo, y el aprendizaje del método es el camino para llegar a esa liberación.
7.- Seiyaku, quietud y serenidad
interior
El último de estos siete principios es la tranquilidad necesaria para que puedan surgir los otros seis. Está relacionado con la paz interior que permite el equilibrio y el estado meditativo que buscamos desde el inicio de toda práctica. Antes de comenzar cualquiera de las artes zen es imprescindible tomarnos un tiempo para entrar en ese estado de paz, dejando a un lado cualquier situación o pensamiento que suponga inquietud. Sólo con una mente despejada donde los pensamientos no intervienen, podemos encontrar la paz necesaria para sentir la liviandad del alma.
Con la mente como un estanque quieto, la piedra lanzada producirá ondas perfectas.
El último de estos siete principios es la tranquilidad necesaria para que puedan surgir los otros seis. Está relacionado con la paz interior que permite el equilibrio y el estado meditativo que buscamos desde el inicio de toda práctica. Antes de comenzar cualquiera de las artes zen es imprescindible tomarnos un tiempo para entrar en ese estado de paz, dejando a un lado cualquier situación o pensamiento que suponga inquietud. Sólo con una mente despejada donde los pensamientos no intervienen, podemos encontrar la paz necesaria para sentir la liviandad del alma.
Con la mente como un estanque quieto, la piedra lanzada producirá ondas perfectas.
compartido desde akikazeakizuki, que supongo que lo habrá encontrado en algún sitio que lo encontró en otro sitio. O no. De todos modos es bello ser eslabón en la cadena de transmisión...
2 pensamientos +:
Excelente!!....muchas gracias por tu publicación
Pertenece a la factoría "zen" (no lo he confeccionado yo) pero está, idéntica, en todas las Tradiciones. Al menos en todas las que conozco.
Bss, Jesús.
Publicar un comentario