Cojo uno de mis defectos. Le quito lo que le sobra o le añado lo que le falta y... zas! Acabo de obtener una virtud. O....
Cojo uno de mis defectos y en vez de usarlo a todas horas y a destiempo lo uso tan solo cuando veo yo que puede resultar útil y... zas! Acabo de obtener una virtud.
A lo mejor todo es cuestión de encontrar la justa medida y proporción.
Y es bueno pensarlo así porque es un sendero que libera de juicios y censuras, es un camino de descubrimiento y aventura, no de tristeza y desesperanza. Porque si lo veo así entonces, tal vez, me anime a buscar las cualidades escondidas. Puede que me anime a usar lo que esconden mis defectos.
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