ALZHEIMER

Son las cinco de la tarde en el geriatrico, la señora Emilia, de ochenta y dos años se muestra algo inquieta.
Se levanta del sillón y comienza a colocar un imaginario servicio en la mesa.
- Qué haces?, le pregunto
- Estoy preparando la mesa porque mi papá esta a punto de venir del trabajo y querrá comer algo.
En ese momento la señora Emilia ha regresado a sus nueve años, son tiempos difíciles y se tiene que ocupar de la casa, de sus padres y de sus hermanos.

Obviamente (he dicho obviamente....Ja!!) ella no está en la "Realidad de las Cosas"......
Me pregunto si mi Realidad, aunque en otros aspectos, puede estár tan distorsionada como la suya.

En fin, la ayudo a acabar de preparar la mesa, hablamos alegremente, canturreo una vieja canción que me enseño mi abuela cuando era niño...........poco a poco se relaja, volvemos a sentarnos.

Este episodio se esfuma con rapidez de su mente.
Tarde o temprano también mi mundo se esfumará y solo quedará la compasión como un juego que alguna vez jugué con mi amiga Emilia.

3 pensamientos +:

Kyosaku dijo...

Obviamente nuestra realidad es tan real como la de la señora Emilia, amigo.

mikaela dijo...

Tras sus viajes, más de un maestro conocido, largos años de búsqueda, zazenes y reflexiones y vete a saber cuántas cosas más, Dôgen confesaba: "...poco más que un ánimo tierno".
Pues eso. La ternura y una buena carcajada en el mejor estilo corsario, devuelven el espíritu al Espíritu.
O eso creo.

mikaela dijo...

Sin querer seguí pensando en esta entrada y he descubierto que me gusta mucho más aprender sobre la Realidad que sobre mi realidad. La mía no está mal, pero la grande ¡es tan grande!

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