Nos da lo mismo cinco que veinticinco, a todo le sacamos provecho y sabemos sacar leche de un botijo. Dicen que la boca del monje zen es como un horno: todo lo cocina. Y todo aprovecha para la Vía. El oro y los diamantes nos resultan tan hermosos como las piedras del camino que contienen la mirada y el peso de innumerables pisadas. Si trabajamos nos alegramos con el trabajo y en la hora de dormir apreciamos el descanso. Si estamos solos bendecimos la soledad y si acompañados reimos y compartimos. Al final lo que tenemos es el agradecimiento maravillado por haber recibido tantos dones que no nos caben en las manos y se nos escurren entre los dedos. Lo que tenemos es el don inapreciable del agradecimiento.
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1 pensamientos +:
Pon una piedra en tu bolsillo, no hace falta que sea grande ni pequeña,ni diamante ni canto del rio, solo una que tu elijas, pero ante todo llévala contigo siempre. Y cada vez que metas tu mano en el bolsillo, o en el bolsón que suelen llevar las mujeres, da las gracias, gracias , gracias ,gracias...
Vereis que cambio se produce en vosotros. Y no es mas que fijar un símbolo en la mente, pero ya sabeis que a la mente hay que tenerla a raya, que si no se pone a dar coces como un potro loco.
Esto solo son estrategias para estar bien con uno mismo ,y dar las gracias produce mucha PAZ.
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