Me llamo Toni, como mi abuelo materno, siempre he alucinado con las cosas inutiles y he tenido capacidad para pasar horas mirando al techo.
De niño despistado, melancólico y justiciero, de adolescente filósofo con pocos amigos.
Mas tarde busqué en lo más cercano, entré en la Iglesia católica "para investigar" y trabajé con grupos de jóvenes, como dicen en cataluña un kumbaya.
Siempre muy en la linea de no molestar entré a trabajar en una oficina de una fábrica, me casé, tuve una hija, abandoné la iglesia expulsado por el dogma y me perdí en la masa.
Zazén me encontró lo bastante destrozado como para enamorarme de él (me dolia más el corazón que las piernas). Me enseño la paciencia, la libertad, la belleza, la dignidad, la compasión y retomé viejas prácticas que siempre han estado conmigo.
Encontré a Buda y me ordenaron Bodhisatva.
Encontré a mi familia y me ordenaron Monje. Regresé al Hogar.
Ahora tengo la inmensa fortuna tocar la madera en el Dojo de Mataró y de poder compartir mi zazen con gente maravillosa.
A mis cuarenta y nueve años he cambiado de profesión y atiendo ancianos enfermos en sus casas.
Discípulo al fin, he encontrado mi Maestro donde siempre estuvo.
Mi práctica Budista es un Buda Universal, un Dharma Universal y una Shanga Universal
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