Se cuenta que un visir fue a la ciudad de Bagdad con la finalidad de visitar a Nasrudín.
El visir se sorprendió al ver que Nasrudín vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros. Las únicas piezas del mobiliario eran una cama, una mesa y un banco.
-¿Dónde están sus muebles?- preguntó el visir.
Y el mullá, rápidamente, también preguntó:
-¿Y dónde están los suyos...?
-¿Los míos? -se sorprendió el visir. ¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso!
-Yo también... - concluyó el mullá.
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