No deja de hacerme gracia que haya aprendido a decir que no quiero nada, que el satori me da lo mismo y que la iluminación me la trae
al fresco (y perdón por la expresión). Pues por mucho que lo diga lo que de verdad me pasa es que...
Me apetece la felicidad grande, serena y estable.
Me apetece el satori aunque no tengo ni pizca de intuición
de qué cosa es ni a qué puede saber.
Me apetece la iluminación, dulce promesa como una zanahoria
delante de mi nariz de burra. Nada de un ratito bien y otro mal y muchos
regular.
No hago zazen para nada, de momento, que ya me llegará el momento si es que lo hace. Lo hago porque me sienta bien y me
sienta bien que les siente bien a más que a mí sola. Porque me pone a salvo de
decepciones, desesperanzas y desconfianzas que consiguen amargar la vida más
hermosa si es que me toca una vida hermosa. Que no todas lo son ni todas
dependen de cómo yo las mire. Que es que hay algunas circunstancias que...
No soy Sawaki ni Dôgen por la razón simple y sencilla de que
soy otra manifestación distinta. En otro tiempo, en otro cuerpo. Pero si bien
lo miro... más de lo mismo que es todo lo que hay.
Un en-so sucio, vale.
7 pensamientos +:
Querida Ane o, musguito, como me gusta llamarte, noto en tus últimos textos un cierto estado de rozamiento, algo así como la oruga cuando atraviesa la instancia que va desde la bajo a lo sublime, desde la cáscara dura y áspera hacia la bella, sutil y frágil forma de la mariposa que, ya liberada de una parte del camino, sólo sabe de volar. De un volar que, aunque efímero, volar al fin, rumbo hacia la otra orilla, como nos recuerda el zen pero, mientras tanto, ahí andamos por la mitad del río o del cielo, diría la mariposa, donde, desde lo alto se vislumbra el infinito y sin embargo, todavía, tironea el viento (los humores)esos que hay que saber atravesar sin rendirse porque, después de todo, que otra cosa queda más que SER, ¿verdad? Ser, donde sea que nos encontremos y, mejora aún si es en esta práctica la de sentar y sentar porque te sienta bien, como vos decís, igual que a muchos entre los que me sumo, Ane.
Sentar en zazen a pesar de los pesares, como dice la canción que, después de todo, ahí mismo está el satori, en ese cuerpito de piernas cruzadas que respira mirando la nada para verlo todo y comprobar que la zanahoria ya está en la panza alimentándonos tiernamente y no delante de la nariz.
Un fuerte abrazo, Ane y espero que mi comentario lo recibas con el mayor respeto y afecto que te he ido teniendo en estos tiempos de conectarnos muchos más que virtualmente.
Claudio
Que bien, Ane, encontrarte también aqui. El zen está lleno de paradojas, o quizás todo el zen sea una gran paradoja. Y, para mi, la mayor es esa: zazen no sirve para nada, pero todos nos acercamos a zazen por algun motivo. Me recuerda a aquello que se dice en los evangelios de Jesús: que cuando tu mano derecha hace algo, que no se entere tu mano izquierda. Pero una cosa tengo muy clara: sólo cuando sueltas todo, cuando no esperas nada, cuando asumes totalmente que zazen no sirve para nada, sólo entonces, Algo maravilloso puede aparecer. Pero eso que digo, mejor ignorarlo, porque sólo pensarlo, ya se echa a perder. O sea que si, mushotoku, mushotoku, mushotoku.
Un abrazo mu grande.
Ésta entrada, como todas, tiene una historia pequeña detrás. Hace unos días el Comando publicó una, preciosa:
http://comandodharma.blogspot.com.es/2012/07/cancion.html
decía: "... por eso nunca me iluminaré pero me da igual..."
Estuve de acuerdo y estuve de acuerdo en todo lo contrario al mismo tiempo: que sí nos iluminaremos y que sí nos importa... aunque no llegue nunca y nos dé igual. Que lo has dicho tú mucho mejor, Siddharta ^^
En cuanto a lo del rozamiento, no te diría yo que no, Claudio :) Me has recordado que debo ser cuidadosa y delicada con lo que comunico.
Gracias a los dos. He sentido mucho afecto en vuestras palabras. Como diría Ladrón: Cuidaros.
_/\_
Hola Ane
Lo que cuenta, Musguito, es tu sinceridad a la hora de comunicar y eso es lo que se percibe.
Abrazos
Claudio
Estoy seguro de que, tras años sentándote, has conseguido mucho (si no, no habrías seguido), estoy seguro también de que, al mismo tiempo, desde tu limitada mente discriminante (que es también la mía), existe una cierta sensación de no saciedad, falta siempre algo (si no estarías muerta).
Abandonar el anhelo de provecho personal (mushotoku) es algo que evidentemente solo podemos acometer de manera relativa, parcial, como un proceso. En todo ser humano, incluido Sakyamuni, quedan siembren restos de egoísmo. Pero en ese proceso, de perdida y de depuración del ego, al mismo tiempo que perdemos, ganamos. Solo que tal vez el "si mismo" que va apareciendo en el proceso de hacerse más trasparentes y que "gana" , al perder, no sea el mismo "si mismo" opaco del egoísmo que solo desea acumular para si.
Para mi perder no quiere decir otra cosa que perder peso, el peso del ego, y hacerse día tras día un poco más ligero. Para mi el satori no lo podemos conseguir por que precisamente estamos ya nadando en él, lo sepamos o no, Por tanto solo nos queda hacernos día tras día un poco más trasparentes y dejar así que su luz nos atraviese cada vez un poco mejor, sin ser obstáculos a ese atravesar,
Ligeros y trasparentes, cada día un poquito más. Sin preocuparnos de otra cosa. Como decía Uchiyama, es como la niebla, al principio no la notas, pero si persistes dentro de ella al final acabas empapado.
He ido perdiendo peso, sí. Creo. De vez en cuando la vida me hace un examen y lo paso con cinco raspado porque me duelen cosas de las que no sé si es de Ley defenderme u oponerme. Debe ser ignorancia. Que no me duele la ignorancia, lo que me duele es dañar. Ahí tengo mi frontera y talón de Aquiles. Y ¡dios! cuánto meto la pata en eso!
Espero de todo corazón que me empape la niebla que para eso me expongo y desnudo día día aquí y en cualquier lugar por los que paso. Ingenuamente. Sin mentir.
Otra frontera: la mentira :(
A lo mejor... bien llevada......
^^
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