Simbolismo del kesa (reconociendo el tejido)

    
Se quiera o no se quiera, se diga o no se diga, la práctica de zazen supone una iniciación al conocimiento de la realidad en toda su amplitud y las leyes que la rigen.

Sucede que desde el mismo momento en que se nos cuela en el cuepo esa especie de anhelo que es la seña de identidad de la estirpe de los buscadores, se produce automáticamente la puesta en marcha de un proceso de desmembramiento del yo. No es que lo hagamos adrede, es que sucede así. Comenzamos a estudiar al más puro estilo científico nuestra realidad local y pequeña, la que tenemos a mano y que somos nosotros mismos.

Solemos encontrarnos entonces con que estamos hechos de una mezcla de muchas cosas que consideramos y etiquetamos como buenas, malas o regulares.

Digamos que somos perezosos (aunque no siempre ni para todo) o sublimes (desde luego que tampoco todo el tiempo ni con todas las cosas) o mentimos o poseemos toneladas de lealtad o... total, que estamos hechos de trozos que hasta el momento estaban amalgamados y parecían un solo tejido: yo, pero que de pronto se aparecen ante nuestros ojos de "ver por dentro" como separados y con un nombre que los define.

Este es el inicio de la construcción de un kesa.

Como "ser xxxxxx" no es para estar orgullosos y produce algo parecido al terror reconocernos así de feos, generalmente lo proyectamos fuera.

Sabemos que estamos proyectando en alguien algo que nos compone y habita porque al ver en ellos el defecto nos ponemos de muy mal humor, lo criticamos y juzgamos con acidez por ser "pura envidia" o "manipuladora" o "lujuriosa" o "egoísta"... cosa que evidentemente yo no soy (o sea, sí). No es que lo veamos y sencillamente, sin terremotos de hostilidad interna, opinemos que no está bien y punto, no, nos saca de quicio.

Y es el enfado visceral lo que indica con toda seguridad que esa característica también nos pertenece.

Son los "trozos de tejido despreciables y despreciados por todos" con los que la tradición Zen dice que tendremos que confeccionar el kesa (Continuará...)
 

3 pensamientos +:

Isa Sanz dijo...

que continúe que continúe!

Siddharta dijo...

"Este enfado visceral que nos indica que esta característica nos pertenece". ¡Me recuerda tanto a mi maestro Antonio Blay! Me asombró tanto cuando él me lo mostró por primera vez. Y es tan cierto.

Simbolismo del kesa. Me encanta tu entrada. Integrar, no rechazar, trabajar con "lo que hay". Sumergirse en la profundidad a menudo ignorada de lo aparentemente negativo.

Gassho.

mikaela dijo...

Qué grande Antonio Blay, qué recomendable y qué alegría que además del aprecio por las matémáticas y otras ciencias, también en esto coincidamos.

Un abrazo, Siddharta.

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