Que solamente tú sientes tristeza, te equivocas: es patrimonio y herencia de todos los humanos.
Que solamente tú sientes miedo, te equivocas: a mí también me bloquea.
Que solamente tú eres capaz de repartir hasta lo que no tienes, te equivocas: regalo cuanto tengo lo mismo que tú.
Que tan solo a ti se te encarama la ira, te equivocas: a mí también me domina de vez en cuando.
Que solo tú practicas zazen, te equivocas: contigo practica el universo entero, yo también cuando te sientas y te desvaneces y disuelves en todas las existencias.
Hermanos en el camino aunque tantas veces invisibles. Cuentan que dos practicantes de zazen trabajaban juntos y fue después de muchos años que supieron que los dos estaban en la misma Vía. Sorprendidos.
No somos, en esencia, distintos aunque seamos, en apariencia, diversos. Todos buscamos el mismo punto ilocalizable de retorno como podemos y sabemos.
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