pero teniendo en cuenta la cantidad de agresiones de todo tipo (algunas muy sutiles y desconocidas) a las que estamos sometidos diariamente... lo digo muy en serio: unas agujitas semanales se están volviendo casi imprescindibles para no sucumbir al desequilibrio y la desesperanza que, se sabe, es una de las puertas de entrada y acoso al alma.
Está empezando a ser vital hacer que físicamente los canales se desatasquen, los reinos cumplan su función y mantengan las relaciones debidas: que el corazón conserve la alegría, el bazo reflexione cuando y como debe y así con todos los demás que, algún día de estos, muiso bien podría explicarnos.
Lo digo por mí al menos que diariamente practico zazen aunque no sea en el dojo (vale, ya sé que no es lo mismo pero a veces las circunstancias mandan y también algunas de las elecciones que hago), diariamente pongo mi espíritu en manos del Espíritu, construyo mi atmósfera mental con hermosas palabras y sentimientos... de todos modos me descoloco, me desbrujulo y entristezco.
Lo tengo claro después de mucho investigar: tengo que ponerme agujas para mantenerme firme y serena en los trabajos que hago y la vida que vivo.
Y por si a alguno más le pasa, pues eso: agujas que nos pongan al orden.
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