Ryaku Fusatsu, la ceremonia del arrepentimiento


También conocida entre nosotros como "ceremonia de arrepentimiento", aunque este nombre no acabe de encajar por sus fuertes resonancias cristianas (que no sé qué problema le vemos a lo cristiano si a lo mejor es la Iglesia Católica la que, en general, mete la pata), cuando el sentido es muy diferente.

Ryaku Fusatsu significa, "fusatsu abreviada", mientras que fusatsu hace referencia a la clásica ceremonia budista de "uposatha" cuando cada luna llena y nueva se reúnen las cuatro divisiones de la sangha monjes, monjas, laicos y laicas (y dale con señalar género. Que no hace falta, que nos damos por incluidas!) para recitar las reglas del vinaya, el código monástico. La ceremonia completa dura varias horas por lo que ésta es la versión breve.

La ceremonia gira alrededor de los versos de arrepentimiento:

  "De todos los males que haya podido producir,
generados por mi mente, mi cuerpo y mi boca,
de todo este mal karma que es sin principio  ni fin,
ahora me confieso y arrepiento"

Y cantidad de pais (prostraciones), de hecho oí una vez el  comentario de que el significado de esta ceremonia era precisamente hacer muchas postraciones, quizá esto aclare mejor su sentido. El pai es caerse y volverse a poner de pie, una y otra vez.

Veo su sentido en el reconocer los errores y comenzar de nuevo, en recordar el momento de cuando pronunciamos nuestros votos.

Hay un principio en el zen que es repetir las cosas básicas una y otra vez, insistir sobre los mismos pocos pero importantes, puntos, tan fáciles de olvidar. Y ponerse de nuevo en camino, renovado, como el año que está a punto de comenzar

Recogido de Dojo Zen de Bilbao (que ya les avisé, que se lo dije, que cualquier día copiaba y pegaba a diestro y siniestro y así lo hago porque alguien-es nos tienen que ir contando las cosas que no sabemos de la forma tradicional que llamamos zen)






Ahora yo sin acotaciones al margen: Andaba a vueltas con el asunto de la confesión...

... que sé (del verbo saber intelectual que no es lo mismo que el verbo saber de tripas) que no hay nada que confesar ni nadie ante quien disculparse ni agradecer. Vale, sí, en según qué planos y niveles. En según qué otros, al menos a mí, me viene bien hacerlo de alguna manera. Y como me borré de los católicos me quedé (creía) sin forma de poner a servir la culpa en algún sitio que no fuera mi mente que se empeña en recordar hasta lo que no debe porque ya pasó y es pasado. Y vaciarme en el arrepentimiento que es el inicio de la reparación del daño que me permite sacudir las manos alegremente y continuar comenzando.

Sé que sobre esto voy a seguir porque me importa, por la vergüenza que siento cuando me doy cuenta de lo mal que me comporto aunque sea sin querer o queriendo un poco. O sea, mal :(

5 pensamientos +:

marcos dijo...

quizá me equivoque debido a mi corta experiencia, pero ¿eso de la culpa y el arrepentimiento no son cosas del ego, ese tirano?

mikaela dijo...

Eso creo :)

Comando Dharma dijo...

uno no puede andar cargando con las losas del pasado, uno tiene que limpiar los utensilios de cocina para cocinar de nuevo.
Pero hacer ese proceso con una ceremonia (aqui paz y despues gloria) no lo acabo de entender.

asi que dios nos coja confesados! (ja)

Toni

mikaela dijo...

Casi estoy de acuerdo con los dos. Casi.

Personalmente y a día de hoy (que no es mañana) necesito darme cuenta del daño que hice, que me duela, que me asquee solamente pensar en repetirlo, necesito reparar el daño y algunas veces decirlo en voz alta a alguien que ni me consuele ni me censure ni nada de nada.

Si eso es la ceremonia del arrepentimiento, la ceremonia del arrepentimiento me vale.

Os vale, seguro.

Y que la navidad nos coja confesados :))))

Siddharta dijo...

La Iglesia Católica ha hecho mucho mal al Cristianismo, y en general todas las iglesias "cristianas". Creo que es muy conveniente liberarse de todo eso y redescubrir a Jesús, en el corazón. Y lo digo desde mi práctica zen y desde mi "nube del no-saber" que ha olvidado todo lo que de pequeño me enseñaron en el marco del catolicismo. Salvo una cosa: Amor; que es pura compasión.

Y respecto del arrepentimiento, una cosa tengo muy, muy clara. Perdonar y sentirse perdonado. Absolutamente necesario. Creo que es el requisito indispensable de cualquier espiritualidad. El rencor y la culpa pesan tanto, tanto, que no permiten volar. Nada de nuestra práctica tiene sentido si no empezamos por SOLTAR cualquier rencor, cualquier sentimiento de culpa. Soltar la culpabilidad pero al mismo tiempo, arrepentimiento, es decir el propósito de enmendar, si se puede, el daño causado.

Y el núcleo de la cuestión es empezar siempre de nuevo, cada momento, cada instante. Entonces el perdón surge de manera natural porque no hay lugar para apegos a ofensas ni a culpabilidades. Cada instante es el momento de nacer de nuevo. Y rendirse ante la Vida.

Un abrazo muy fuerte, Ane.

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