Un trabalenguas enlazado con la anterior entrada

Si yo soy yo porque tú eres tú
y tú eres tú porque yo soy yo,
entonces, ni yo soy yo ni tú eres tú.

Pero, si yo soy yo porque yo soy yo
y tú eres tú porque tú eres tú,
entonces, sí: tú eres tú y yo soy yo.

Las parejas seguro que lo entienden.
Aunque en una primera lectura no suene mucho a zen, lo es plenamente.
Y, por cierto, es a partir de la última frase que podemos encontrarnos y restaurar entre los dos un mundo hermoso, sin culpa ni resentimiento.

Campo de Verano en la Gendronnière 4-11 Agosto, 2000

Preparación
Primer día, ocho de la mañana
Estamos en la segunda mitad de este campo de verano. Llegan nuevos permanentes, otros, ya algo cansados, se quedan. Como habéis podido notar, hemos establecido nuevos horarios. El primer campo de verano con el maestro Deshimaru, en Lodève, sólo duró un mes, tres sesiones con sesenta u ochenta personas. ¡En aquella época nos pareció larguísimo! ¡Nadie estaba acostumbrado a la práctica de zazen y al final del mes estábamos agotados!

Sensei estableció horarios para personas poco acostumbradas a la práctica. Si siguiera vivo, muchas cosas habrían cambiado.

Algunos dicen a veces que la enseñanza de Sensei era perfecta, completa y que no hay que cambiar nada; otros piensan que su enseñanza no era perfecta y que hay que mejorarla. Yo, por mi parte, pienso que la enseñanza del Buda quedó depositada aquí, que era perfecta, completa, pero que, para que mantenga su plenitud, hay que evolucionar, crecer. Es como la postura de zazen. La primera vez, te sientas y es totalmente Buda. El final y el origen se unen. Sin embargo, si con vuestra mente permanecéis un instante en esa postura, instantáneamente es como una habitación en la que no se hubiera renovado el aire durante siglos: desprende un olor espantoso. ¡Abrid la ventana, por favor! la ventana de vuestra mente.

Lo mismo ocurre con el kesa. El tejido, antes de estar cosido, contiene todo su devenir de kesa. Sin embargo, habrá que teñirlo, cortarlo, coserlo, recibirlo, ponérselo, lavarlo, ponérselo, repararlo, transmitirlo...

Sois muy numerosos en esta sesión. Así que, por favor, prestad atención, respetad a los demás. No seáis demasiado ruidosos, allá donde os encontréis en la Gendronnière y no sólo en el dojo. Abrid del todo la ventana de vuestra mente

cuatro y media de la tarde
Hay varios tipos de tos: la de alguien que está enfermo y la de alguien que quiere escapar de zazen; el sonido es totalmente distinto.

A causa de la lluvia hay mucha humedad y tenéis que proteger vuestro cuerpo. Proteger el cuerpo es proteger a Buda. También eso es estudiar la Vía.

Zazen es muy sencillo pero también es una máquina de precisión. Cada punto de la postura está en interdependencia con los demás. Si uno de esos puntos no funciona bien, automáticamente influye en los demás. Así que no dudéis en plantear preguntas al shusso después del zazen. No hay que tener vergüenza. Seguimos aprendiendo durante toda la vida, hasta la muerte. Eso es lo propio de la Vía, si no ya estamos muertos.

ocho y media de la tarde
Incluso si la oscuridad cae poco a poco en el dojo, no os dejéis llevar por el sueño; dejaos llevar sólo por zazen. Tened cuidado con la postura de los dedos. Los dedos son testigos  de vuestra presencia aquí. A veces la punta del dedo meñique duerme. Está ausente. Algo de uno mismo está en otra parte, aún de vacaciones, con la familia, en el trabajo... tenéis que traer aquí eso tan pequeño, la extremidad del dedo meñique.

Los pintores, los poetas han querido captar el momento en el que cae la sombra del crepúsculo a través de sus obras. Pero es muy difícil reproducir su totalidad silenciosa. Sensei hablaba de seguir el orden cósmico. Practicar zazen es sólo eso. Todas las células se armonizan entre ellas con las demás, con la lluvia que cae, con la noche que llega, con el día que nace, naturalmente. La vida se vuelve más sencilla si se sigue la corriente del río.

Segundo día, seis y media de la mañana
Dôgen decía: "Durante el campo de verano no hay separación entre lo ordinario y lo sagrado. Naturalmente la gente que practica se vuelve hacia el país del Buda. Cuando hacen zazen las flores de la sabiduría se abren en el reino del despertar y muchos cuerpos se convierten en un sólo cuerpo apacible".

Un único cuerpo practica la Vía de mi maneras. El que lo comprende se convierte él mismo en un templo de su propio cuerpo.

Si cada cual sigue su propio ritmo, su propia inercia, aparecen entonces gran número de individualidades. Si, por el contrario, nos armonizamos, incluso cuatrocientas personas, como aquí, se convierten en un solo cuerpo apacible. El número no es importante. Armonizarse es importante, seamos dos, diez, cien...

Ayer por la tarde decía que muchos artistas han querido captar ese momento, hacerlo eterno. Pero nuestra mente, cuando sigue su propia inercia no puede captar la eternidad con palabras ni con pinceles. Cuando la sangha se convierte en un solo cuerpo, no capta la eternidad, se convierte en eternidad, naturalmente.

En zazen, en el dojo, se puede hacer realidad esa unidad. Este año hemos instaurado conferencias sobre el budismo. Hay que escucharlas con ese espíritu. Escucharlas con los ojos, con la boca, con todo el cuerpo.

Ayer hablé de la enseñanza de Sensei y de cómo preservarla. Es como la digestión: masticar, tragar, digerir, evacuar. No te puedes saltar ninguna etapa, te pones enfermo. Y tras haber evacuado, de nuevo hay que tragar, digerir. Si uno se detiene en una de esas etapas, instantáneamente el aire se vuelve irrespirable.

No hay proceso inicial ni proceso final. Es como la rueda del Dharma que gira apaciblemente y no se detiene nunca, en cualquier tiempo, en cualquier circunstancia.

Cuando Sensei construyó este dojo, dijo: "Incluso si sólo aguanta diez años, no importa. Sólo cuenta la práctica" Cuando Dôgen construyó Eihei-ji, dijo: "Incluso si no levanto más que un simple pilar, será para las generaciones futuras la esperanza de mi sueño inacabado"

Muchos cuerpos se convierten en un solo cuerpo apacible. Un solo cuerpo practica la Vía de mil maneras. Esto es lo que todos tenemos que comprender aquí.

En este templo, cuando hay tanta gente, no vale la pena andar con cortesías. Buenos días, buenas tardes, besarse... Si cada cual hace lo que tiene que hacer es como si todos nos conociéramos desde hace tiempo, como si no nos hubiésemos separado nunca. Como un único cuerpo apacible, armonioso.

tres y media de la tarde
Después de la campana habrá una conferencia sobre los doce innen. Es un punto importante del budismo. En el pasado noviembre, durante el coloquio Sangha, los asistentes pidieron que desarrolláramos puntos importantes del budismo. Ahora me he enterado de que en esta sesión hay gente que dice: "No nos interesa, preferimos ir a hacer samu" En nuestra sangha durante mucho tiempo se ha dicho: "Sólo zazen es importante, el resto no es necesario". Otros sólo quieren estudiar.

Abrir una ventana y no mirar sólo para un lado. Sólo estudiar y uno no comprende. Pero a partir de zazen, a partir del pensamiento del cuerpo, el estudio es importante. Durante años hemos pensado de cierta manera, pero podemos cambiar, evolucionar, abrir la ventana, adoptar otros puntos de vista.

Zazen, la postura, rai hai, prosternarse, el espíritu religioso, los preceptos y, por último, el estudio, todos estos puntos son importantes. Evidentemente, según las inclinaciones de cada cual, uno se dirige especialmente a uno de estos aspectos. Pero abrirse a los otros aspectos es esencial.

ocho y media de la tarde
[Una mujer tiene una crisis de angustia]
Cuando aparece una enfermedad es que hay un terreno frágil. También existe esta especie de fragilidad en las personas que buscan la Vía. Existe en todo el mundo. Pero algunos tienen tanto caparazón que nunca sale a la superficie.

Sin embargo, ahí está y cuando aparece se manifiesta la necesidad de la Vía. La necesidad de algo distinto a lo que ofrece la sociedad, la escuela, el trabajo, la familia. Si la fragilidad es demasiado fuerte, como una herida abierta, se hace muy difícil practicar la Vía. Primero hay que curarla.

Es una forma de retomar confianza en el propio cuerpo, en la propia mente para practicar la Vía. Es como la bola de fuego del Hokyo Zanmai: si te acercas demasiado, te quemas. Si te alejas, tienes frío. Esta fragilidad existe en todos, hay que tener cuidado; tener cuidado con uno mismo, con el cuerpo, con la mente.

El Hannya Shingyô de esta noche se lo dedicaremos a esta joven.

Es difícil desarrollar compasión de verdad. Algunos desarrollan compasión apoyándose en sus propias heridas  se equivocan. Carecen de sabiduría.

Tercer día, ocho y media de la tarde
Esta tarde en la conferencia, Olivier ha recordado la primera verdad del Buda, la cuestión fundamental del Buda: ¿Cómo hacer para que cese el sufrimiento? El sufrimiento físico, pero sobre todo el sufrimiento de nuestra existencia.

El Buda se planteó este asunto a propósito de la vejez, de la enfermedad, de la muerte. Cuando uno es feliz, vive como un animal, no necesita hacer zazen. Pero a causa del sufrimiento buscamos la Vía. Ésa es la raíz del budismo: cuestionarse sobre la vida y sobre la muerte.

Dôgen habla de los cuatro caballos: el primero reacciona al ver la sombra del látigo, el segundo cuando el látigo chasquea, el tercero cuando el látigo toca el pelaje, por último, el cuarto cuando el látigo penetra pofundamente en la carne. Lo mismo ocurre con los seres humanos. Los primeros despiertan al sufrimiento, a la impermanencia, ante la sombra del látigo. Como el maestro Dôgen que, siendo muy joven, despertó al ver el humo de la chimenea del crematorio, cuando incineraban a su madre. Los cuartos, por último, en el momento de la muerte.

El Buda Shakyamuni fue el primero en resolver el problema del sufrimiento. Lo expuso a los demás, expuso su Dharma. En ese momento el budismo no existía. Sólo estaba el individuo Shakyamuni que revelaba el sufrimiento de la existencia y la manera de emanciparse de él.

Ayer decia que todos los que buscan la Vía poseen esta fragilidad, este sufrimiento que surge. Dejar que surja es tomar contacto con la tierra, con el orden cósmico. En cierta manera, cuando este sufrimiento se manifiesta -podéis observarlo- es un espacio favorable, es el espacio de la Vía, es bodaishin, el espíritu del despertar que se manifiesta. en esta herida se enraízan las semillas del despertar.

No se trata de buscar el sufrimiento, de abrir la herida, como tampoco se trata de esconderla. Sólo de observarla. Entonces nuestro cuerpo y nuestra mente se convierten en una tierra fértil, la tierra fértil del despertar. Cada uno de nosotros posee semillas, millones de semillas, tantas semillas como vidas diferentes. La oportunidad de encontrar ese terreno favorable es un momento único. El monje Ryokan decía: "¿Quién puede sentirse seguro ante el curso de los innumerables años?" Llenos de semillas, de las muchas vidas que podéis vivir.

Cuando el sufrimiento aparece en la superficie de vuestra vida, sobre él puede crecer una semilla, tan rara como la flor de Udumbara, la flor que Buda hizo girar entre sus dedos. Por eso es importante no perder este momento.

Muy a menudo Sensei repetía estas palabras "Bad become good" Incluso lo malo se transforma en bueno. El sufrimiento, si dejamos que surja, se convierte en el humus del despertar.

Cuarto día, seis y media de la mañana
Un día hablaba con una dermatóloga. Me decía que es una especialidad muy difícil porque nuestras contracciones, nuestros sufrimientos, el karma, todo sube a la superficie de la piel.

En otros tiempos Platón decía que cuando la enfermedad aparece es como una enseñanza: si se observa como algo exterior estamos ciegos a nosotros mismos.

La misma dermatóloga me decía: "Es curioso, hay personas en las que nunca surge nada, su piel permanece totalmene lisa pero el día en que la cosa surge, es demasiado tarde."

Para escapar al sufrimiento, para no mirar la propia vida, el karma, la gente crea todo tipo de diversiones. En las calles, en los periódicos, en la televisión, en la radio... todo se hace, todo se construye para evitar la mirada íntima sobre la propia vida.

Sensei contaba a menudo la historia de Bodhidharma y de Eka. Es una de las que más se cuentan. Bodhidharma está haciendo zazen. Eka quiere ser su discípulo. Bodhidharma no contesta, Eka insiste: "¡Por favor, por favor!" La nieve, el frío, ¡se corta el brazo! Entonces Bodhidharma acepta. Ambos están en perfecta unidad.

En nuestra vida surgen muchos fenómens, muchas dudas: miedos, angustias, ilusiones, pero Bodhidharma no se mueve. Nieve, llueva, tenga discípulos o no.

Esta historia es simbólica. Sin embargo, en última instancia, es la historia de todos. No es sólo un símbolo. Cada cual debe comprender por sí mismo.

Comprender el propio sufrimiento, las dudas y no moverse. Observar. Dejar que crezcan las semillas. Las semillas de sabiduría, de despertar.

Al final todo el mundo comprenderá. El universo entero comprenderá. Incluso si se necesita tiempo, no hay ninguna duda sobre ello. Así que no perdáis el tiempo.

Ahora es mejor que mañana. Si comprendéis ahora, los demás podrán comprender con rapidez. Tenéis que tener fe en ello.

No hay sólo zen. Es sólo una palabra, un medio, una ilusión. No creéis dualidad. No existe el mundo del zen y el otro mundo. Hay sólo un único cuerpo, un único cuerpo en el universo que, mal que bien, quiere despertar de este sufrimiento.

cuatro de la tarde, mondo.
Esta mañana en el kusen, has dicho que al final todas las existencias serán liberadas. Ya le oí esta frase a Stéphan Thibaut y no comprendí porque las existencias son muy diversas...

He tenido una conversación hace un momento sobre este tema con el shusso. Quizás me he expresado mal. No quedarán salvadas, están salvadas desde su origen. Desde el principio.

En el origen todo es totalmente libre. Así que, fundamentalmente, no hay nada que liberar. Tomemos como ejemplo la compasión, es lo mismo: quieres ayudar, quieres salvar, pero si no comprendes el punto fundamental, es decir, que no hay nada que salvar, entonces no puedes ayudar a nadie. Porque en el origen no hay nada que salvar.

Si no hay nada que salvar ¿por qué practicamos?

Porque la vida aparece y, cuando la vida aparece, aparecen las complicaciones. Nuestra mente complica, formula, crea, vive, muere y, sin embargo, originalmente no hay ada.

Lo puedes comprender por ti mismo. Aparece un pensamiento, lo agarras y ese pensamiento trae otro. Es la reencarnación. Tiene su origen en nuestra mente.

En algunas religiones se habla todo el tiempo de reencarnaciones. En el zen se dice todo el tiempo, y Sensei lo decía,: "No se puede decir ni que sí ni que no"

A la gente le gusta especular a este respecto: si tengo mal karma me reencarnaré en escorpión o en alcachofa. No sé. Si eres bueno te reencarnarás en cisne, por ejemplo. Es una ridiculez, es infantil. Pero lo que sí es cierto es que cada instante que no está completo, que no está acabado, se reencarna en otro instante! Eso sí que es cierto, es la cadena de los innen.

En el origen no hay nada. Pero el deseo crea esto, crea aquello..., el nacimiento, la vida, la muerte. Pero en el origen no hay nada de nada. Entre ambos hay una vida humana. Y la labor de una vida humana es liberarse de ello.

Precisamente mi pregunta es sobre la compasión. Tengo un problema de distancia con la compasión, me vuelvo ineficaz porque me identifico demasiado, sobre todo con el sufrimiento de los niños, de mi entorno. He pensado que practicando zazen conseguiría una cierta distancia pero me doy cuenta de que me paso el zazen pensando en ello.

¿Tienes niños?

No, aún no.

La otra tarde dije que si se desarrolla la compasión apoyándose en las propias heridas, uno se equivoca. Ayer por la tarde Elena vino al salón del godo y me decía que durante el zazen está preocupada por su hijo: "Se va a caer, se hará daño..." Es como todas las madres, es natural. Todas las madres se preocupan, no es grave. Es la vida.

Ahora bien, para ayudar, si te identificas, quedas prisionero. Por eso decía que al final no hay nada que ayudar, a nadie. Porque la gente es libre naturalmente, no son objetos "para salvar". No hay nadie a quien "salvar". Así que, a partir de esto, podéis ayudar a todas las existencias, a partir de zazen, a partir de la sabiduria. Para la práctica hay que llegar a ser íntimo pero no identificarse.

Veo mi propia ineficacia y eso me mina

Verlo ya es un primer paso, hay gente que no lo ve. Quieren ayudar, quieren ayudar, ¡no hacen más que tonterías! Se equivocan. A veces hay que dar un cachete, a veces hay que ser amable. A veces hay que pensar, a veces no hay que pensar. Tampoco hay que partir de la propia emotividad, pues uno puede equivocarse. Todo el mundo puede equivocarse. Una joven me decía en Lisboa: "¡Quiero desapegarme, no quiero tener pasiones!" Sed apasionados, os irá bien. Apegaos y después podréis hablar de desapego.

Lo que me gustaba de maestro Deshimaru es que cuando le hablabas de amor, de sexo, de violencia, de cualquier cosa, ¡naturalmente podía responder! Nunca se escabullía. En su vida había desarrollado una gran compasión.

Todos nos rebelamos ante los acontecimientos en función de nuestro medio social, de nuestro karma, pero así no ayudamos. Uno debe ser libre. Es importante. También el tiempo es importante. El maestro Deshimaru hablaba de robai shin, el espíritu de la abuela. Es la transmisión de Dôgen a Ejo, entre ambos está Tettsu Gikai, un gran discípulo muy inteligente, alguien estupendo. Pero al final Dôgen le dice: "No puedo darte la transmisión pues no tienes el ' espíritu de la abuela'" La abuela es como un canto rodado, las piedras que están al borde del agua durante años y años, las olas las han suavizado, los ángulos están redondeados. Naturalmente tiene gran compasión. Es muy importante en la Vía.

Está muy bien ser profundo, está muy bien tener una fuerte práctica, pero si no se tiene el espíritu de la abuela no es suficiente. La madre se apasiona, la abuela posee dulzura. Quizás tenga las manos callosas pero posee dulzura.

Aunque seamos poquitos por aquí...

... de todos modos seguiré colgando en "el grande" todo lo que me encuentre y crea que puede hacer florecer ese "animo tierno" que tanta falta hace.

Aunque más de una vez, y de dos, piense que no merece la pena.

Aunque sepa a ciencia cierta que, en los tiempos antiguos, por uno solo de los textos publicados en la red muchos habrían dado la vida (no hay más que ver "Ágora" con Hipatia desesperada por salvar pergaminos).

Que con una sola de las frases se habrían abierto tantos ojos y el mundo entero sería más amable, más humano, menos malo (ya lo dice la canción)...

Una herramienta de liberación corta y simple

Yo soy yo y tú eres tú.
Yo no estoy en el mundo para cumplir con tus expectativas.
Así que, por la misma regla de tres, tú no estás aquí para cumplir con las mías.
Si tú y yo nos encontramos... es una fiesta.
Si no es así... no hay nada que pueda hacerse.
 

Puede que a veces nos sintamos así

Desde que era niño se me ha considerado un inadaptado. Nadie parecía entenderme. Mi propio padre me dijo en cierta ocasión: «No estás lo suficientemente loco como para encerrarte en un manicomio ni eres lo bastante introvertido como para meterte en un monasterio. No sé qué hacer contigo».


Yo le respondí: «Una vez pusieron un huevo de pata a que lo incubara una gallina. Cuando rompió el cascarón, el patito se puso a caminar junto a la gallina madre, hasta que llegaron a un estanque. El patito se fue derecho al agua, mientras la gallina se quedaba en la orilla cloqueando angustiadamente. Pues bien, querido padre, yo me he metido en el océano y he encontrado en él mi hogar. Pero tú no puedes echarme la culpa de haberte quedado en la orilla».

Carta 'Somos parte de la tierra'

 
Carta de Seattle, Gran Jefe de los indios Duwamish, al Presidente de los Estados Unidos de América, en 1.855

El Gran Jefe de Washington nos envía un mensaje diciendo que desea comprar nuestra Tierra. El Gran Jefe también nos envía palabras de amistad y de buena voluntad. Es una señal amistosa por su parte, pues sabemos que no necesita de nuestra amistad. Pero vamos a considerar su oferta, porque sabemos que si no se la vendemos, quizá el hombre blanco venga con sus armas y se apodere de nuestra Tierra. ¿Quién puede comprar o vender el Cielo o el calor de la Tierra?. No podemos imaginarlo. Si nosotros no somos dueños del frescor del aire, ni del brillo del agua. ¿Cómo podría él comprárnosle? Trataremos de tomar una decisión.

Mis palabras son como las estrellas que nunca se extinguen. Cada parte de esta Tierra es sagrada para mi pueblo, cada brillante aguja del abeto, cada playa de arena, cada niebla del bosque oscuro, cada claro del bosque, cada insecto que zumba es sagrado para el pensar y el sentir de mi pueblo. La savia que sube por los árboles, trae el recuerdo del Piel Roja. Los muertos de los Blancos olvidan la Tierra en que nacieron, cuando desaparecen para vagar por las estrellas.

Nuestros muertos nunca olvidan esta maravillosa Tierra, pues es la madre del Piel Roja. Nosotros somos una parte de la Tierra, y ella es una parte de nosotros. Las olorosas flores son nuestras hermanas, el ciervo, el caballo, la gran águila, son nuestros hermanos. Las rocosas alturas, las suaves praderas, el cuerpo ardoroso del potro y del hombre, todos pertenecen a la misma familia.

Por eso cuando el Gran Jefe de Washington, nos envía el recado de que quiere comprar nuestra Tierra, exige demasiado de nosotros.

El Gran Jefe nos comunica que quiere darnos un lugar, donde podamos vivir cómodamente. Él será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Pero, ¿será esto posible alguna vez?. Dios ama a vuestro pueblo y ha abandonado a sus hijos rojos. Él ha enviado máquinas para ayudar al hombre blanco en su trabajo, y construye para él grandes pueblos. Él hace que vuestra gente sea cada vez más poderosa, día tras día. Pronto invadiréis la Tierra, como ríos que se desbordan desde las gargantas montañosas después de una inesperada lluvia.

Mi pueblo es como una corriente desbordada, pero sin retorno. No, nosotros somos de razas diferentes. Nuestros hijos no juegan juntos, y nuestros ancianos no cuentan las mismas historias. Dios os favorece y nosotros parecemos huérfanos.

Estudiaremos vuestra oferta de comprarnos la Tierra. No será fácil, porque esta Tierra es sagrada para nosotros. Nos sentimos alegres en este bosque. No sé por qué, pero nuestra forma de vivir es diferente a la vuestra. El agua cristalina, que brilla en arroyos y ríos, no es sólo agua, sino la sangre de nuestros antepasados. Si os vendemos nuestra Tierra, habéis de saber que es Sagrada, y vuestros hijos deberán aprender que es sagrada, y que todos los pasajeros reflejos en las claras aguas no son otra cosa que los sucesos y tradiciones que relata mi pueblo. El murmullo del agua es la voz de mis antepasados. Los ríos son nuestros hermanos, ellos apagan nuestra sed. Los ríos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si vendiésemos nuestra Tierra tendréis que recordar, y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos -y los vuestros-, y que tendríais desde ahora que dar vuestros bienes a los ríos, así como al resto de vuestros hermanos. El Piel Roja se aparta del exigente hombre blanco, igual que la niebla matinal cede en los montes ante el sol naciente. Pero las cenizas de nuestros antepasados y sus tumbas son tierra santa, y por eso estas colinas, estos árboles, esta parte de la Tierra, nos es sagrada.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de pensar. Para él una parte de la Tierra es igual a la otra, pues él es un extraño que llego de anochecida y se apodera en la Tierra de lo que necesita. La Tierra no es su hermana, sino su enemiga, y cuando ya la ha conquistado, cabalga de nuevo. Abandona la tumba de sus antepasados y no le importa nada. Roba la Tierra de sus hijos, y no le importa nada. Olvida las tumbas de sus padres, y los derechos de nacimiento de sus hijos. Trata a su madre, la Tierra, y a su hermano el Cielo, como cosas que puede comprar y arrebatar, y que se pueden vender como ovejas o brillantes perlas. Hambriento, se tragara la Tierra, y no dejará nada. Sólo un desierto. No sé, pero nuestra forma de ser, es diferente de la vuestra.

La vista de vuestras ciudades hace daño a los ojos del Piel Roja. Quizá porque el Piel Roja sea un salvaje y no lo comprenda. No hay silencio alguno en las ciudades de los blancos, no hay ningún lugar donde se pueda oír crecer las hojas en primavera y el zumbido de los insectos.

Pero quizá sea porque yo sólo soy un salvaje, y no entiendo nada.

La palabrería vana sólo daña a nuestros oídos. ¿Qué es la vida si no se puede oír el grito solitario del chotacabras o el croar de las ranas en el lago al anochecer?. Yo soy un Piel Roja y no entiendo nada.

El indio puede sentir el suave susurro del viento, que sopla sobre la superficie del lago, y el soplo del viento cernido por la lluvia matinal, o cargado de la fragancia de los pinos.

El aire es un gran valor para el Piel Roja, pues todas las cosas participan del mismo aliento: el animal, el árbol, el hombre, todos participan del mismo aliento.

El hombre blanco parece no valorar el aire que respira; a semejanza de un hombre que está muerto desde hace varios días y está acostumbrado al hedor.

Pero si os vendemos nuestra Tierra no olvidéis que tenemos el aire en gran valor; que el aire comparte su espíritu con la vida entera. El viento dio a nuestros padres el primer aliento, y recibe su último suspiro. Y el viento también infundirá a nuestros hijos la vida. Y si os vendiésemos nuestra Tierra, tendríais que cuidarla cual tesoro, como un lugar donde también el hombre blanco sepa que el viento sopla levemente sobre las flores de la pradera.

Yo soy un salvaje, y es así como entiendo las cosas. He visto miles de bisontes putrefactos, abandonados por el hombre blanco. Los mataron desde el convoy que pasaba. Yo soy un salvaje y no puedo comprender cómo el caballo de hierro que echa humo es más poderoso que el búfalo, al que sólo matamos para conservar nuestra vida.

¿Qué es el hombre sin los animales?. Si todos los animales desapareciesen el hombre también moriría, por la gran soledad de su espíritu. Lo que les suceda a los animales, luego también les sucede a los hombres. Todas las cosas están estrechamente unidas. Lo que le acaece a la Tierra más tarde les acaece a los hijos de la Tierra. Tenéis que enseñar a vuestros hijos que el suelo bajo sus pies tiene cenizas de nuestros antepasados.

Para que respeten la Tierra, contadles que la Tierra contiene las almas de nuestros antepasados. Enseñad a vuestros hijos lo que nosotros enseñamos a los nuestros; que la Tierra es nuestra madre. Lo que le sucede a la Tierra les acaece a los hijos de la Tierra.

Cuando los hombres escupen a la Tierra, se están escupiendo a sí mismos. Pues nosotros sabemos que la Tierra no pertenece a los hombres, que el hombre pertenece a la Tierra. Eso lo sabemos muy bien. Todo está unido entre sí, como la sangre que une a una misma familia. Todo está unido. Lo que le sucede a la Tierra les acaece, también, a los hijos de la Tierra.

El hombre no creó el tejido de la vida sólo es una de sus hilachas. Lo que hagáis a este tejido, os lo hacéis a vosotros mismos. No, el día y la noche no pueden convivir juntos.

Nuestros muertos siguen morando en los dulces ríos de la Tierra, y regresan renovados con el suave paso de la Primavera, y su alma va con el viento, que sopla rizando la superficie del lago.

Consideramos la posibilidad de que el hombre blanco compre nuestra Tierra. Pero mi pueblo pregunta: ¿Qué es lo que quiere el hombre blanco?, ¿Cómo se puede comprar el Cielo, o el calor de la Tierra, o la rapidez del antílope?, ¿Cómo vamos a venderos estas cosas y cómo vais a poder comprarlas?. ¿Es que acaso podréis hacer con la Tierra lo que queráis, sólo porque un Piel Roja firme un papel y se lo dé al hombre blanco?. Si nosotros no somos dueños del frescor del aire, ni del brillo del agua, ¿Cómo vais a poder comprárnoslo?, ¿Es que acaso podéis comprar los búfalos cuando ya habéis matado el último?.

Consideraremos vuestra oferta. Sabemos que si no vendemos, vendrá el hombre blanco y se apoderará de nuestra Tierra. Pero nosotros somos unos salvajes. El hombre blanco que va detrás de la posesión y el poder, se cree ya Dios, al que pertenece la Tierra. ¿Cómo puede un hombre apoderarse de su madre? Consideraremos vuestra oferta de comprar nuestra Tierra. El día y la noche no pueden convivir juntos.

Consideraremos vuestra oferta de que vayamos a una reserva. Queremos vivir aparte y en paz. No importa dónde pasemos el resto de nuestros días. Nuestros hijos verán a sus padres dominados y vencidos. Nuestros guerreros sentirán vergüenza. Después de la derrota disiparán sus días en la holganza y envenenarán sus cuerpos con dulces comidas y fuertes bebidas. No importa dónde habremos de pasar el resto de nuestros días. No nos quedan ya muchos. Sólo algunas horas, un par de inviernos quizá, y no quedará ningún hijo de la gran estirpe que en otros tiempos vivió en esta Tierra, y que ahora en pequeños grupos viven dispersos por el bosque, para llorar sobre las tumbas de su pueblo, que en otros tiempos fue tan poderoso y lleno de esperanza como el vuestro. Pero, ¿por qué llorar por la desaparición de un pueblo?. Los pueblos están formados por hombres. Es así. Los hombres nacen y mueren como las olas del mar. Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios camina a su lado, y habla con él, como con el amigo, puede librarse del destino común. Quizá seamos hermanos. Esperamos verlo algún día. Sólo sabemos una cosa -que quizá un día el hombre blanco también descubra-, y es que nuestro Dios es su mismo Dios. Vosotros quizá, pensáis que le poseéis -igual que tratáis de poseer nuestra Tierra-, pero no podéis. Es el Dios de todos los hombres, el mismo de los Pieles Rojas, que el de los hombres blancos. Aprecia mucho a esta Tierra y el que atente contra ella, desprecia a su creador. También los blancos desaparecerán, y quizá antes que otras estirpes. Continuad contaminando vuestro lecho y alguna noche moriréis en vuestra propia caída. Pero al desaparecer brillaréis por el fuego del poderoso Dios, que os trajo a esta Tierra, para dominar al Piel Roja. Este destino es para nosotros un enigma. Cuando todos los búfalos hayan muerto, los caballos salvajes hayan sido domados, y el rincón más secreto del bosque haya sido invadido por el ruido de los hombres, y la visión de las colinas esté manchada por los alambres parlantes, cuando desaparezca la espesura, y el águila se haya ido, esto significará decir adiós al veloz potro y a la caza. El final de la vida -y el comienzo de la otra-. Dios os concedió el dominio sobre los animales, los bosques y los Pieles Rojas por algún determinado motivo. Y este motivo es un enigma para nosotros. Quizá podríamos comprenderlo si supiésemos qué es lo que sueña el hombre blanco, qué ideales les inculca a sus hijos en las largas noches invernales, y qué ardorosas visiones bullen en la imaginación que encamina su mañana.

Pero nosotros somos salvajes, y los sueños del hombre blanco se nos ocultan, y porque nos están ocultos nosotros vamos a seguir nuestro propio camino. Pues, ante todo, nosotros consideramos el derecho que tiene cada ser humano a vivir tal cual sus deseos, aunque sea de modo muy diverso al de sus hermanos. No es mucho lo que nos une.

Consideramos vuestra oferta. Si aceptamos es sólo por asegurarnos la reserva que nos habéis prometido. Quizá allí podamos acabar los pocos días que nos queden viviendo a nuestra manera. Cuando el último Piel Roja desaparezca de esta Tierra y su recuerdo sea solamente la sombra de una nube sobre la pradera, todavía estará vivo el espíritu de mis antepasados en estas orillas y en estos bosques. Pues ellos amaban esta Tierra, como ama el recién nacido el latido del corazón de su madre. Si os llegáramos a vender nuestra Tierra, amadla, como nosotros la amamos. Cuidad de ella, como nosotros la hemos cuidado, y conservad su recuerdo tal y como os la entregamos. Y con todas vuestras fuerzas, vuestro espíritu y vuestro coraje, conservadla para vuestros hijos, y amadla, tal como Dios nos ama a todos. Pues si hay algo que sí sabemos, es que Dios es el mismo Dios. Esta Tierra es sagrada para Él. Ni siquiera el hombre blanco se puede liberar del común destino. Quizás seamos hermanos. Esperamos verlo algún día...

Trozos de memorias

La falange tebana
La falange sagrada era el núcleo central del ejército tebano. Un cuerpo de élite de unos trescientos jovenes de la nobleza que, agrupados de a dos, juraban morir antes que abandonar a su pareja. Y era esa lucha desesperada por el amigo, esa pasión extrema, lo que les hacía invencibles.

Igual sucedió con los Caballeros Templarios. Cuando la situación era desesperada, cuando eran superados en número, luchaban en pareja y nunca abandonaban al compañero, ni vivo ni muerto.

El sello de los Templarios, cabalgando el mismo corcel, era el símbolo de la pareja juramentada.

Sólo por recordar que todas las Tradiciones señalan que hay vínculos que no pueden ser rotos una vez comprometida la palabra.

Por ahí escribió muiso en un comentario

Pues no era Miercoles, fué Jueves y me senté y me concentré en el jamon ibérico, ví como el plato se iba vaciando y mi concentración seguia perfecta, quizá un poco salado, quizá no maridaba bien con la cañita con gas......las palabras resbalaban con requiebros en mi corteza frontal, pasaban, desaparecian en tonos más o menos graves, pero dejaban un sabor agradable......COMUNIÓN.

Sin motivos

 
Llegué al zen como de casualidad, me lo tropecé o se tropezó conmigo o nos dimos de bruces el uno con el otro, que al final viene a producir los mismos resultados.

Que no buscaba yo nada por aquel tiempo aunque es verdad que, de pronto y sin venir a cuento de nada, me había dado por leer a Santa Teresa. No a San Juan de la Cruz que es como más elevado y espiritual, o sea, más como yo, un poco cursi y demasiado intensa. Pues no, leía a la de las cacerolas no se sabe bien por qué. Igual por equilibrar.

A lo que iba: que cuando comencé a ir por el dojo no tenía ni intención de relajarme ni de encontrar nada ni de ser mejor ni de poder soportar las difíciles condiciones de mi tiempo (entre otras cosas porque en aquel tiempo yo no tenía condiciones difíciles, vale que tampoco ahora...).

Y pienso yo que si hubiera tenido cualquiera de esas aspiraciones tendría que haber abandonado al poco tiempo para apuntarme a pilates, wicca, curso de manejo del estrés o alguna cosa útil.

Porque el zen para obtener y atesorar algo es de una inutilidad total, las cosas como son. Resulta que después de años de sentarte obediente tal y como te dicen y esperando que la vida te sonría más que a los demás, ¡qué menos!, pues no: sonríe cuando la da la gana y cuando no, te sacude como al resto de la humanidad.

Eso sí: no todo el mundo sabe la forma de estar en el Gran Silencio y nosotros sí. Poco a poco vamos aprendiendo a reposar en la vida de todos los días como las nubes en las montañas. A resbalar dulcemente cuesta abajo con la vida como las nubes por las montañas. A ser agua y nube. Eso es Un Sui (Nube Agua), el novicio, el monje zen que se desliza como las nubes y fluye como el agua.
  

Que se abran las puertas de las letras de las palabras

De verdad espero poder poner en palabras algún día lo que sé del verbo "saber".

Admiro a los maestros que tienen el atrevimiento de parcelar con palabras aquello que solamente se puede señalar con el dedo.

De verdad, me vuelvo a los sutras y textos sagrados. Me declaro tan solo, y tan tanto, una escriba encantada de serlo, que difunde textos-llave.

Alguien en la consulta me dijo un día: "lo sé leer y lo sé escuchar pero no lo sé decir y tampoco escribir". Pues éso. Tampoco yo.

Hay una entrada en el blog grande que habla del arte del abandono de forma muy concreta. Son tres o cuatro preguntas dirigidas a uno mismo y que hechas una y otra vez... fue un descubrimiento que quise compartir.

Todo el zen es abandono. Barre cualquier esquema mental; desaloja las expectativas que esclavizan, las que nos convierten en mercenarios al servicio de la aprobación de todos incluido uno mismo...

Ahí donde en casi cualquier lugar se ofrece conocimiento y poderes o respuestas y brillo personal y ser más y más vistos y más consultados y respetados..., el zen nos hace expertos y maestros en el arte de abandonar, expertos y residentes en la Gran Paz. Abandonados al Espíritu y no por ello inertes sino todo lo contrario.

Pero nunca ofreció más que "frío en invierno y calor en verano".  Porque siempre aseguró que "no hay ningún lugar al que llegar y nada que obtener". Porque:

Antes del zen las montañas eran montañas
y los árboles eran árboles.
Durante el zen las montañas eran Tronos de Sabiduría
y los árboles eran las Voces de la Sabiduría.
Después del zen las montañas fueron montañas
y los árboles fueron árboles

Y cuando entramos en el dojo lo hacemos con el pie izquierdo que entre nosotros simboliza lo "cargado", lo desordenado, lo que traemos de fuera, nuestros deseos y ansiedades, nuestras creencias. Lo reunimos con el derecho y una vez así, plantados sobre los dos pies, unimos las manos a la altura del corazón creando así respeto, honestidad y unidad. Es desde esa postura que nos inclinamos rindiendo cuerpo y mente y espíritu. Todo.

Entramos así, por propia voluntad, en terreno sagrado. Sagrado porque dentro del dojo tocamos el Espíritu. Dentro del dojo nada interfiere, nada estorba. Es el lugar donde podemos contemplarnos a nosotros mismos. Conocernos sin condenarnos. Se van desprendiendo, ellas solas, capas y más capas. Y dejamos que se vayan y al final uno se olvida de sí mismo. Primero un poquito y luego más. Es verdad. Las cosas que dicen los textos son todas verdad literalmente, no son "decires". Sucede así.

Por eso salimos del dojo con el pie derecho, porque salimos ordenados, limpios, frescos, abiertos, normales. Y ordenados quiere decir 'de acuerdo con el Orden de las cosas'.

Vale que igual dura poco. Ya lo decía Deshimaru: "Entrar en el dojo es como cuando una serpiente entra en el hueco de un bambú: naturalmente se pone recta. En cuanto sale vuelve a serpentear." Pero algo queda, va quedando, y un algo más un algo más un algo, al final sale. Aunque para ese momento nos importe ya bien poco la iluminación o los poderes o yo qué sé el qué.

¿Es la única opción? Seguramente no. "Hay tantos caminos como alientos", dicen los rabinos. Y, para no variar, los rabinos tienen razón.
Pongo aquí un comentario de una persona del zen.

"Conócete a ti mismo y se tú mismo en la acción de conocerte a ti mismo. No te conformes con lo que te digan otros acerca de quién eres, ni acerca de lo que tienes que hacer. Descúbrelo tú mismo y vive de acuerdo a tu propio ser. Pues la principal causa de angustia y ansiedad es la de ser un desconocido para sí mismo y la de vivir en una realidad incomprensible, es decir, la alienación mental".

Desde el zen, ¿qué podemos hacer para conocernos a nosotros mismos?¿es el zazen la única acción?.

Preparando Rôhatsu

Rôhatsu sesshin, 4-8 diciembre 2004, La Morejona (I)
Primer día, siete de la mañana (Silencio)


once de la mañana
Cuando llevéis el kesa, no dejéis que arrastre por detrás. Colocadlo sobre el borde del zafu. Y cuando os levantéis a hacer kin hin, no dejéis el zagu tirado por el suelo. El zagu forma parte del kesa. Durante kin hin colocadlo en la muñeca izquierda.


Esta mañana han llegado varias personas. Es pecisamente lo que yo quería evitar. La sesshin empezaba ayer por la tarde. Esta mañana he pronunciado un teisho para explicar el sentido especial de esta sesshin. Después, poco a poco, llega gente y hay que volver a explicarlo todo. La unidad de un grupo es especial. Cuando empezamos una sesshin juntos, la continuamos juntos y la terminamos juntos. No encuentro palabras para explicarlo. Esta unidad, para mantenerla, exige a la vez fuerza y suavidad. Si a cada instante llega gente nueva, es difícil de mantener. Cuando se le pide a la gente que llegue a tiempo y que no se vaya antes de que termine, no es una formalidad. Es sólo para proteger la atmósfera de la sesshin.


Si tiene que llegar más gente, los de recepción han de explicarles las reglas de la sesshin: el silencio, armonizarse. No vale la pena saludar. "¡Hola, ¿Cómo estás?"


La historia que sin ninguna duda Sensei contó más veces es la de Bodhidharma y Eka. Eka quiere ser discípulo de Bodhidharma. Bodhidharma se niega. Entonces Eka se corta el brazo y al final Bodhidharma acepta.


Por favor, quedaos con vuestros brazos pero comprended el sentido de cuando Eka se corta el brazo. Renunciar a hablar durante algunos días es cortarse el brazo. Abandonar las propias razones, incluso si son buenas razones, por el Dharma, es cortarse el brazo. Abandonar es cortarse el brazo. Que duelan las piernas y no moverse es cortarse el brazo.


ocho y media de la tarde
Recuerdo lo esencial de esta sesshin. Rôhatsu sesshin: he buscado el sentido de la palabra rôhatsu, quiere decir sólo '8 de diciembre'. Pensaba que era una palabra con sentido profundo. Es sólo el dia del despertar del Buda.


En estos momentos, en muchos lugares en el mundo, también en Japón, durante una semana sólo se hace zazen


Durante la noche pasada ha llovido mucho. Toda la noche y buena parte del día. Una cortina de lluvia ha caído sobre el templo y hemos cerrado las puertas. Ya no podemos marcharnos, ya no se puede entrar. Tras esa cortina de lluvia todos podemos vivir la experiencia de esa noche en la que el Buda permaneció sentado, silencioso. Por eso he pedido que durante estos días se evite hablar.


Esta mañana he dicho que tradicionalmente durante esta sesshin uno no se lava, se hace poco samu, no hay casi kusen ni kyosaku, pocas palabras, sólo zazen, nada especial; una atmósfera de oscuridad, que no tiene nada de negativo. Es sólo no ver nada, no poner nada delante. Es inútil enseñar el propio rostro o la propia práctica. En la oscuridad no se distinguen las diferencias. No hay asperezas. Lo refinado y lo vulgar se confunden, también lo superior y lo inferior.


Es la atmósfera de rôhatsu, una atmósfera de oscuridad y cada cual se sumerge en el fondo de sí mismo, de su corazón, en medio de una larga noche al final de la cual el Buda despertó.


He encontrado una frase de Nyojo que corresponde totalmente a esta atmósfera: "Zazen es dejar de lado el cuerpo y la mente. No es necesario quemar incienso ni prosternarse, ni recitar el nombre de los Budas ni cantar sutras. Si os concentráis sólo en zazen, se alcanza el anhelo esencial."

Preparando Rôhatsu

Rôhatsu sesshin, 4-8 diciembre 2004, La Morejona (II)
Segundo día, diez y media de la mañana

Un tiempo para la oscuridad. Un mundo en el que ninguna comparación es posible, en el que nadie mira a nadie. La oscuridad mira a la oscuridad. Allí donde no hay nada que exhibir.

Shunryu Suzuki decía: "Mucha gente dice que el budismo es ateo porque no hay una idea particular de Dios. No ignoramos que hay un absoluto pero no hablamos mucho de ello pues sabemos que está más allá de los límites de nuestra mente" Eso es lo que se entiende por oscuridad

Justo antes de venir aquí me han dado una nueva traducción del Zazenshin. El Zazenshin se presta totalmente a esta sesshin: sólo zazen.

Yakusan estaba sentado en zazen y un monje le pregunta: "Qué piensas al estar así inmóvil?" Yakusan responde: "Pienso el no-pensamiento" Entonces le pregunta el monje: "¿Cómo se piensa el no-pensamiento?" Y Yakusan contesta: "Hishiryo, lo que no es del orden del pensamiento."

No ignoramos la oscuridad pero no hablamos de ella. No es del orden del pensamiento. La Rôhatsu sesshin, el despertar del Buda, es ir al corazón de esto, ir al corazón de lo que no es del orden del pensamiento.

Sensei tradujo: "Pienso desde lo más profundo del no-pensamiento: pienso más allá del pensamiento."

En esta nueva traducción el gran maestro Yakusan contesta: "Pienso porque no es del orden del pensamiento." Las diferentes traducciones son siempre interesantes. De cualquiera de las maneras, esta mujer que está traduciendo el Shôbôgenzo y que está consagrando a ello su vida, quedó muy sorprendida al ver las traducciones y los comentarios del maestro Deshimaru. Dijo que, desde el punto de vista de a traducción pura y dura, no era una buena traducción, pero que era sorprendente que una persona que no hablaba francés expresara con tanta exactitud, en su traducción y en sus comentarios, el pensamiento de Dôgen, la esencia del Zazenshin.

Evidentemente Sensei pensó el Zazenshin porque no es del orden del pensamiento, a partir de la larga noche del Buda. Por eso insisto durante estos días en el hecho de permanecer silenciosos. Desde hace años hablamos para no decir nada y sin duda seguiremos haciéndolo. Permanecer en silencio, no hablar; no sólo la boca, sino la mente, la conciencia, el cuerpo, las manos. El manantial ha de estar silencioso. La boca es sólo una de sus expresiones. La boca no es más que uno de los ríos de ese manantial.

cuatro y media de la tarde


Para Dogen, zazen consiste en experimentar, en representar con nuestro cuerpo el Buda, el Despierto que es sin forma ni color. Por eso Yakusan dice: "Hishiryo, pienso el no-pensamiento porque no es del orden del pensmiento."

Si miramos el cielo, las estrellas, los planetas, la luna, el sol, todo gira, lleva a cabo una maravillosa danza, la danza de la vida y de la muerte. En todo ello no hay ni bien ni mal. Un planeta no se apoya en otro para llevar a cabo su karma de planeta. Cada uno lleva a cabo su camino, sus rotaciones, la luna y el sol también. La luna lo lleva a cabo sola y también en interdependencia. Nadie interviene para llevarlo a cabo. Es hishiryo, el pensamiento que se piensa a sí mismo, el pensamiento que se encuentra consigo mismo. El pensamiento ya no es pensamiento, puesto que ya no hay objeto ni sujeto pensante.

Si las estrellas, el sistema solar, dependieran de un pensamiento para evolucionar, sin ninguna duda todo ese mundo entraría en guerra o a menos provocaría un embotellamiento enorme. Lo que hace posible la armonía es hishryo, la no-intención. Pero el hecho de que haya no-intención no implica que no haya pensaminto. Y de esta manera se ha hecho posible la transmisión. Es la piel, la carne, los huesos, la médula abandonadas.

Dogen dice: "Hay alguien en lo que no es del orden del pensamiento y ese alguien es el que me sostiene. Pero ese alguien no tiene forma ni color ni sustancia."

Durante zazen no permanezcáis en un pensamiento, no os estanquéis. Concentraos en la postura. Un maestro decía: "No permanezcáis ni siquiera en esta verdad eterna."

Así que el Buda se sentó durante una larga noche. Al final de esa larga noche de oscuridad vio la estrella de la mañana, pero la estrella de la mañana estaba allí desde siempe. Con el espacio pasa como con la gran mente. No hay nada que soporte, nada que sujete y, sin embargo, todo se sujeta y todo se soporta.

Hay alguien que me sostiene. Pero ese sostén no es como un tutor. Me sostiene pero sin tocar el objeto.

Preparando Rôhatsu

Rôhatsu sesshin, 4-8 diciembre 2004, La Morejona (III)

Tercer día, diez y media de la mañana

Zazen sólo existe en la práctica de zazen. Zazen no es la práctica de shiryo. El zazen de Yakusan es la práctica de zazen en sí.

Dogen dice que el verdadero sentido de la enseñanza certificada es que no debemos alimentar el objetivo de llegr a ser Buda puesto que la postura de la práctica en sí misma es Buda.

Es una de las frases que Sensei repetía todo el tiempo: "Zazen en sí mismo es Buda." Estas sencillas palabras han cambiado completamente el conocimiento que se tenía en Europa del zen.

En el Zazenshin Dogen critica la idea que se hacían del zen algunas personas de su época. Es interesante ver que esas críticas son de total actualidad. Los mismos puntos en el siglo XIII que en el siglo XXI.

Añade: "Esto es lo que dicen los equivocados laxistas de nuestros días: la práctica de la meditación sentada tiene como única meta obtener la paz interior, es decir el estado de quietud. Esta opinión no es propia ni siquiera de los sabios del Pequeño Vehículo. Es incluso inferior a los vehículos de los seres humanos y de los dioses. ¿Cómo podría considerarse a esas gentes como valientes que estudian la Vía del Despierto? En la China actual, bajo la dinastía de los Song, son muchos lo que practican así."

Aún en nuestros días se pueden encontrar las mismas burradas. Para mucha gente zazen significa ser "guay", sentirse bien. Esto no tiene nada que ver con la Vía de los Budas y de los Patriarcas.

Dogen critica también otro aspecto. Dice: "Existe también otro clan de valientes que dice que practicar la Vía a través de la meditación sentada es la dinámica esencial para los principiantes y para los jóvenes que practican, Pero no es forzosamente la práctica cotidiana de los despiertos ni de los patriarcas. Andar también es zen, sentarse también es zen, hablemos o estemos callados, descansando o en movimiento, la sustancia se apacigua. Así que no os preocupéis sólo por la postura sentada."

En nuestros días las cosas no han cambiado demasido. Algunos dicen que no vale la pena practicar tanto zazen: andar es zen, recitar sutras es zen.

Por supuesto, todo es zen pero a partir de zazen, a partir de esa larga noche oscura en la que el Buda despertó y sólo a partir de esa oscuridad.

De todas formas, ¿quién es buda? ¿quién es antiguo? En el dojo hay oscuridad y no se puede saber quién es antiguo o quién es nuevo. Todos estamos de espaldas, todos empujamos con firmeza el cielo con la coronilla y el suelo con las rodillas, con el punto medio entre el sexo y el ano apoyado en el zafu, el canto de las manos apoyado en el bajo vientre, los pulgares uno contra otro sin formar ni montaña ni valle.

¿Quién es antiguo, quién es nuevo? Los que emiten este tipo de categorías ni siquiera han soñado con la larga noche en la que el Buda despertó.

Estos últimos años nuestra sangha ha cambiado mucho: las maneras en la ceremonia o el canto de los sutras. Está muy bien, pero es importante no olvidar los cimientos de todo esto, la práctica de la postura sentada. Fuera de esto nada existe, nada muere.

Si lo comprendemos profundamente, no hay altrnativas para cada día de nuestra vida: levantarse por la mañana, sentarse en zazen, llueva o haga bueno, nos hayamos acostado con las gallinas o con los que al alba limpian las calles. Para un monje o una monja, plantearse si se levanta o no, es situarse fuera del Buda en tanto que postura de zazen. Es pensar que hay algo en nosotros que decide, es pensar que yo hago zazen. No es el zazen de los Budas y de los Patriarcas. Uno mismo no crea hishiryo. Dejad zazen a zazen.

Así la postura puede ser al mismo tiempo fuerte y flexible. Si pensamos que uno mismo hace zazen, entonces siempre luchamos, luchamos con la volunad, luchamos contra las tensiones. Dejad zazen a zazen, comprended que zazen es inútil.

Esta mañana una antigua discípula me preguntaba: "¿Cómo hacer para que con el tiempo la postura no se fosilice?" Sensi decía: "Todo tiene por origen el Espíritu." En la Vía el tiempo no da una posición. Al principio de esta sesshin pedí: "Por favor, no habléis." A algunos les cuesta, sobre todo a los antiguos. Los nuevos siguen naturalmente.

En el momento en que uno se apoya en su posición, la postura se fosiliza.

Ya en su época, Sensei hablaba de los discípulos fósiles. Los criticaba. Sin embargo en el dojo todos estamos de espaldas.

Mantener a lo largo de muchos años esa capacidad de frescura es manifestar una delicadeza de espíritu que es difícil de encontrar.

cuatro y media de la tarde
Casi estamos al final del tercer día de la sesshin. Más de la mitad. Para algunos, sin duda, la cosa se pone un poco difícil. Tened paciencia. Cuando se pone difícil, de todas formas, no tenemos elección, no podemos movernos. Volved a los puntos importantes de la postura, a la postura de las manos.

Si estáis muy tensos, colocad la mente en la mano izquierda. Si, por el contrario, tenéis tendencia a dormiros, concentraos en el punto que está entre los ojos. no sistematicéis esto de los puntos de concentración, pero puede ayudar.

Lo que vuestro cuerpo comprende sólo vosotros lo podéis comprender, en secreto, íntimamente.

Mantened los ojos entreabiertos, sin cerrarlos del todo, sin abrirlos del todo. Ni una cosa ni otra, es importante: sin agarrar ni huir.

Un sutra dice: "Vivid la vida en la que no hay nacimiento". Pensamos que la vida nos pertenece, que este cuerpo es propiedad nuestra. Pensamos que nosotros hacemos zazen, que nuestra propia voluntad crea la postura.

En el cristianismo, en el islam se dice, a propósito del nacimiento y de la muerte, que Dios da y que Dios toma. "Vivid la vida en la que no hay nacimiento." Es no continuar veinte, treinta años la práctica 'difícil', es no empezar. Los que no empiezan nunca lo dejan. Incluso si uno hace zazen diez, veinte, treinta años, algunos pensamientos vuelven como una vaca que rumia. Es lo que se llama vivir el propio karma, seguir lo que tiene una causa. Concentrarse en esta postura, abrir los ojos, es hacer el esfuerzo de seguir lo que no está limitado, lo que no tiene causa. No cerrar los ojos, no abrirlos como platos. Así, todo lo que remonta de nuestra mente simplemente se presenta a zazen y pasa, inconscientemente, iluminado por zazeen.

Todos los fenómenos aparecen así. Todos los fenómenos del universo aparecen y quedan iluminados por zazen. Por eso zazen salva a todo el universo.

Esta sesshin, la Rôhatsu sesshin es el homenaje al despertar del Buda. Esta sesshin es algo larga y es dolorosa, como las primeras.

Generalmente en una sesshin se imparte mucha enseñanza, kusen, teisho, mondo. En ésta: sólo volver a zazen y lanzarnos como un niño en brazos de su madre.

Preparando Rôhatsu

Rôhatsu sesshin, 4-8 diciembre 2004, La Morejona (IV)

Cuarto día, diez de la mañana (Silencio.)

once de la mañana
Luego viene el segundo mondo del Zazenshin, tan famoso como el primero entre Nangaku y Basô

Basô está haciendo zazen, Nangaku le pregunta: "Estás haciendo zazen. Pero ¿qué objetivo tienes al hacerlo? ¿Por qué haces zazen? ¿Con qué intención haces zazen?"

Dogen explica que el kanji que corresponde a la palabra 'intención' quiere decir al mismo tiempo esbozo, dibujo, en tanto que pintura e intención, en tanto que proyecto. Es decir: la imagen de Buda y el hecho de convertirse en buda. Por eso dice: "Elegid el dragón de verdad en vez de el dragón esculpido." El verdadero Buda, la verdadera postura.

Basô contesta: "Es con la intención de llegar a ser Buda."
Entonces Nangaku coge una teja y se pone a pulirla con una piedra.
Basô, intrigado, le pregunta: "¿Qué haces?"
"Estoy puliendo una teja para hacer con ella un espejo."
Basô le vuelve a preguntar: "¿Cómo se podría hacer un espejo puliendo una teja?"
Nangaku: "¿Cómo se puede llegar a ser Buda practicando zazen?"

Este mondo es muy conocido. Desde entonces lo han comentado todos los maestros.
También Sensei, claro.

Practicar zazen es diferente a sentarse en la vida cotidiana. Cualquiera que haga la prueba por primera vez puede comprender subjetivamente qué es zazen, qué es Buda.

Daishi escribió este poema:
Antaño interpretaba que la nieve cubre la montaña.
Hoy me doy cuenta de que la montaña se cubre de nieve.

La comprensión subjetiva y la comprensión objetiva coinciden exactamente. Es, al mismo tiempo, comprender que puliendo una teja con una piedra no puedes hacer un espejo, que practicando zazen no haces un Buda y que, sin embargo, la práctica es pulir la teja. Buda que pule a Buda.

Dogen explica que la teja no puede convertirse en espejo, que, incluso si el espejo se hubiera hecho con ese método de pulido, no hay ninguna relación entre ambos. Los que se equivocan a este respecto son incapaces de comprender la sustancia del agua, incuso mirándola, o la sustancia de la montaña, incluso contemplándola.

Dogen dice: "Tenedlo claro. Como no conocéis al Buda ni lo comprendéis aún viéndolo, no conocéis el agua ni la montaña aún viéndolas."

Este mondo, este Zazenshin toca el corazón mismo de nuestra práctica, el corazón mismo de esa noche en la que el Buda despertó.

Sensei, el maestro Deshimaru, dice: "Incluso si se trata de una teja o de un espejo, debemos estudiar las diferentes razones implicads en el acto de pulir. Descubriremos muchas verdades y sutilezas de este koan. Pretendiendo expresar la esencia del satori, el viejo espejo o el espejo puro no pueden llegar a ser un verdadero espejo sólo por el hecho de ser pulidos."

Tened paciencia. Mañana es el último día. La ceremonia es homenaje al Buda, las ordenaciones y luego os iréis a vuestra casa. La experiencia de tener paciencia es muy importante. Es ser uno con Buda que tuvo paciencia durante toda la noche, uno con Bodhidharma, nueve años en su cueva. Es el mismo tiempo, el mismo Buda, la misma postura, la misma teja, el mismo espejo. El antiguo espejo en el que se han reflejado todos los budas.

Hemos construido aquí un bello dojo. Ha hecho falta mucho samu. Hemos encontrado un tambor muy bello. Pero todo eso no es importante. Sólo el espejo que refleja el espejo. Sólo el espejo que sigue reflejando.

cinco de la tarde
Dogen dice: "Elegid el verdadero dragón más que el dragón esculpido. Sin embargo, tenedlo claro, ambos, el verdadero dragón y el dragón esculpido, tienen el poder de hacer que llueva. No veneréis lo lejano. Tampoco lo menospreciéis. Familiarizaos con lo lejano. No menospreciéis lo cercano. Tampoco lo veneréis. Familiarizaos con lo cercano. No os toméis a la ligera los ojos, tampoco les deis demasiada importancia. No deis demasiada importancia a las orejas, tampoco os las toméis a la ligera. Haced que vuestras orejas y vuestros ojos estén claros y límpidos."

Kodo Sawaki dice: "Los ojos deben permanecer abiertos pero son ojos que no hacen nada." Permanecer abierto pero no hacer nada, eso es exactamente zazen. Disponible pero sin actividad.

Las orejas están sólo en el mismo plano que los hombros. No debemos pensar que el mundo de nuestra mente de zazen es lejano y que nuestro cuerpo de zazen es cercano. Cuando los ojos están entreabiertos, no existe ni demasiado cercano ni demasiado lejano. No concentrarse en lo lejano pero tampoco mantenerse ajeno a ello. No os concentréis sólo en las orejas que oyen lo lejano. No os concentréis sólo en lo cercano.

También está el mundo en el que los ojos oyen y las orejas ven, en el que los ojos oyen sin depender ni ignorar lo cercano ni lo lejano, en el que las orejas ven sin depender ni ignorar lo que es cercano y lo que es lejano.

De esta manera podréis llegar a ser íntimos con ese Alguien que nos sostiene.

Que te ilumine la clara luz de los Budas y los Patriarcas quiere decir estudiar a fondo y practicar ingeniosamente esta postura sentada.

Las personas no iluminadas imaginan que la clara luz de Buda debe ser como la luz del sol, como el brillo de las joyas o los destellos del fuego. Sin embargo, el sol, la luna y el fuego son sólo aspectos que se muestran según el ciclo de los renacimientos. No pueden compararse de ninguna manera con la clara luz de Buda.

La clara luz de Buda consiste en escuchar y mantener una única palabra en el corazón; escuchar y mantener una única enseñanza; transmitir zazen, la meditación sentada en toda su pureza.

ocho y media de la tarde
Llegamos a la última noche de esta sesshin. Algunos han tenido muchos problemas con su cuerpo. A menudo el maestro Deshimaru decía en el kusen: "Yo os ayudo a practicar, a no correr tras vuestros pensamientos, a no correr tras vuestras ilusiones."

Todas esas tensiones son nosotros mismos. No aparecen siempre. Zazen no las crea. Zazen sólo las pone de manifiesto. el egoísmo, la cólera, los celos, todo está inscrito con fuerza en los órganos internos, en las células. Y en una sesshin, ¡psss!, surgen. Están ahí y no las vemos. Ver, es importante; no correr tras ellas. Ver, oir el propio cuerpo, el propio espíritu.

No dar demasiada importancia a las tensiones, a nuestro espíritu, pero tampoco tomárnoslo a la ligera. De todas las maneras, concentraos en la espiración. Cuando el sufrimiento desciende al bajo vientre, libera.

A nadie le gusta sufrir, todo el mundo quiere ser feliz, no tener dolor. A veces se sufre. Lo importante es la forma, la manera de aceptar nuestro sufrimiento de ser humano, sin dejarnos sumergir por él. No buscarlo, tampoco escapar de él. Familiarizarnos, comprender el propio cuerpo y el propio espíritu.

Suzuki decía: "Estáis sentados muy derechos, no os inclináis ni del lado del nirvana ni del lado del sufrimiento. Estáis totalmente ahí. Todo el mundo puede sentarse y practicar así."

Nuestro sufrimiento también es el espejo de Nangaku. Comprendedlo, observadlo pero no caigáis dentro de él. Permaneced sentados muy derechos.

Comprenderser íntimamente, no en tanto que feliz o desgraciado, dolor o no dolor, cansado o no cansado, sino en tanto que zazen.

Dogen decía: "Es el único apoyo que me ha transmitido mi maestro."

Me dicen que te ordenas en Rôhatsu

Tendremos que hablar de tantas cosas antes y después de ese momento mágico! O puede que sea mejor que solo el silencio lo toque. Pero...

¡Vamos ganando, maitecita! Con tu ordenación y la de muiso, empezamos a ganar "los buenos". Ya sé que éste no es el idioma zen. Pero sí el que tú y yo solemos manejar, así que sabemos lo que queremos decir.

No es banal una ordenación. Con esa ceremonia eres recibida y certificada en la comunidad de la larga cadena de discípulos y custodios de la Tradición (en este caso Zen). A partir de entonces "nobleza obliga".

No lo dicen, pero entras a formar parte, como aprendiz, de la estirpe de sacerdotes antiguos. Servidores al servicio de todo lo que llena el universo. No más "tú". Los Templarios lo decían muy bien a su manera: "Non nobis Domine, non nobis, sed nomine tua da gloriam".

Nosotros lo decimos así: "Hago voto de liberarlos a todos".

En fin, que es una alegría. Pero luego no nos "atices" mucho!

Por cierto Iñakito...

... qué tal la vuelta al zafu?

Cuénteme, cuénteme!, como usted me decía a mí el otro día... a que no se puede ¿eh? Y si se puede pues... cuente, caramba!

Por cierto que no es por presionar (que es usted difícilmente presionable) pero mañana miércoles he dicho que voy al dojo y, claro, no me queda más remedio. (Pero por qué hablaré, Dios mío, por qué hablaré?!!)

De cualquier modo creo que lo importante es seguir, como dice Rafu, aunque haya tiempos secos o tiempos de dudas. Yo soy especialista en eso.

Alguna vez he dicho en alto que el zen pone un sello en todo aquel que pisa un dojo aunque solamente sea una vez y aunque no vuelva nunca. Lo incorpora al linaje de los discípulos. Así que, marcados como estamos... está claro: somos de los nuestros. Con kimono o sin él. Ordenados o no. Creo que hay un kesa invisible que nos protege y mima con cuidado. A todos.

Olvidarse de uno mismo

Porque en el universo no hay nada personal.

Somos funciones, variables, como cuando programas. En realidad recipientes vacíos que se pueden llenar con cualquier valor. Y de hecho se llenan con un valor determinado en el momento preciso. Y luego se vuelven a vaciar y luego a llenar... y así.

Total, que el problema es quedarse atrapado, pegado a lo que sea. Una variable da un error de programa si permanece en un valor cuando debía haberlo soltado. Y la cosa deja de funcionar.

Creo que aprender a vivir es abandonar una y otra vez opiniones y juicios fijos.

Decía Huang Po: "No permitas que los acontecimientos de tu vida cotidiana te encadenen, pero jamás te evadas de ellos. Solamente así alcanzarás la liberación"

Pero esto lo tengo que decir más claro. Porque por dentro sé lo que quiero decir con meridiana claridad y sin embargo escrito... no sería raro que hiciera desaparecer esta entrada, una vez más ;-)

¿Cuándo aprendemos a vivir?

Una vida para aprender a vivir parece demasiado tiempo, o quizas, ¿puede que sea la medida justa de una vida?.
Aprender cosas es una tarea diaria pero aprender a vivir, es una de las tareas que parece que no practicamos tanto como deberíamos. El caso es, ¿cómo se aprende a vivir?. Llegados a este punto, ¿cuantas cosas se nos pueden ocurrir al respecto?, ¿alguien tiene el manual completo de vida?.
Pongo una muy sencilla de mi manual.
Una de las primeras respuesta para aprender a vivir que se me vinieron a la cabeza es que las cosas que nos ocurren a la mayoría de la gente son muy parecidas, lo que cambia es como vivimos esas experiencia. Cuanto por cambiar …………

Sesshin Sevilla, 1996, 5-6 Abril (I)

Primer día, siete y media de la mañana
Sensei a menudo decía: "Praticar zazen es como un vaso de agua fangosa que colocas en el suelo. Al dejar el vaso inmóvil, el fango se deposita en el fondo y el agua aparece clara y pura" Es una imagen muy sencilla. Todo el mundo puede comprenderla, incluso sin ser muy inteligente se puede comprender.

Si os movéis durante zazen, si os movéis, vuestro cuerpo, vuestra conciencia, se vuelven turbios. Muchos de los que estáis aquí estabais también en la sesshin del mes pasado en Granada. Os acordáis del río, de la Puerta del Dragón. Cada sesshin, cualquiera que sean las circunstancias, es atravesar esa Puerta.

En el zen, la práctica, la enseñanza, no consiste en añadir barro al vaso para analizar sus propiedades. Dejad que el barro se deposite naturalmente. Podemos ver que el barro no es la verdadera naturaleza del agua y que la naturaleza del agua es clara y pura.

Por eso, durante el tiempo de una sesshin lo más importante es revelar la postura de zazen, hacer que esta postura viva, que exista. Por eso, por la mañana cuando el godo entra en el dojo, quema incienso, hace sanpai como signo de respeto. Y el papel del godo, del shusso, del kyosakuman, de los pilares, de todo el mundo, es revelar esto. Revelar esta postura de zazen, hacer que viva, hacer que se abra como una flor. Es el milagro de zazen, el único poder mágico. A todo el mundo le gustan los poderes mágicos.

Tened paciencia. Zazen también es la escuela de la paciencia. Es muy bueno para el sistema nervioso, para hacer que esté fuerte.

Once de la mañana

Uno de los textos más bellos, de los más importantes que se han escrito en el zen es el Genjo Koan, el más profundo.

Dogen dice en él: "Estudiar la Vía es estudiarse uno mismo. Estudiarse uno mismo es olvidarse de uno mismo. Olvidarse de uno mismo significa que todas las existencias del cosmos te certifiquen"

Pero ¿qué es ese "uno mismo"? Cada uno viene aquí , a esta sesshin, con sus ideas, sus miedos, sus ansiedades, sus arrogancias, sus opiniones, pero todo ello es, sencillamente, agitar el barro en el vaso de agua, no es en absoluto la verdadera naturaleza del agua.

No es en absoluto vuestra verdadera naturaleza, de vuestro "uno mismo", de ese "uno mismo" auténtico.

Y entonces, ¿qué es zazen? ¿Qué es ese "uno mismos"?

"Estudiar la Vía es estudiarse uno mismo". Sensei nos repetía todo el tiempo, todos los días: "Zazen es la postura más elevada, la más grande, la más noble." Pero este zazen es "uno mismo". "Uno mismo" del todo, uno del todo. No es sólo la actitud de nuestro cuerpo ni sólo la actitud de nuestra mente. A menudo hablaba de la postura de la montaña, de las postura de las rocas, de la postura de los árboles, de todos los fenómenos.

No es una postura de gimnasia, de yoga. Zazen es la perfección, la mirada más elevada sobre la vida. Cuando digo "lo más elevado", no es una categoría, no es en relación con algo.

Por eso es importante no escapar, no evadirse hacia la ventana, hacia la comida que nos espera al final del zazen. Aquí y ahora es la perfección. Cada punto de nuestra vida tiene que ser así. Punto a punto.

Incluso si es difícil no escapar: dolor de espalda, dolor de piernas... A través de estas dificultades, podéis comprenderos a vosotros mismos. Todo este tiempo, si lo pasáis en la cama, lo único que podréis comprender son vuestros sueños, vuestras ilusiones. No la postura de Buda.

Cuatro y media de la tarde
Una vez en la postura sentada, concentraos en el kikai tanden, el océano de energía. Las manos exactamente en esa parte, el canto de las manos. Esta postura de las manos se llama hokkai jo in, océano del Dharma. En las manos podéis colocar vuestro espíritu. Si estáis tensos, si tenéis dolor, es un buen método. Concentraos también en los pulgares. Extendidos, no crispados, al mismo tiempo firmes y delicados. Lo mismo con todos los puntos de la postura. Tenéis que crear un buen equilibrio.

Tenéis que crear con vuestro cuerpo, pensar con el cuerpo. En este cuerpo no hay nada impuro. Todo participa en zazen. Todo, vuestros músculos, vuestros tendones, todo es buda. Por eso, observar este cuerpo, este espíritu, es observar a Buda. Observar algo que viene, que sigue existiendo desde el origen. Impermanente, está siempre allí como el tiempo de hoy, cubierto: el sol asoma la punta de la nariz, después  la tormenta, después todo vuelve a estar tranquilo.

Zazen no se mueve. Zazen no se ha movido nunca. A veces zazen es fácil, a veces difícil, a veces doloroso, a veces infernal, a veces delicioso.

Siempre, sólo zazen, siempre, observar el cuerpo y la mente. Un zazen infernal no es menoz zazen que otro; detrás de las categorías hay algo que no se mueve, completamente inmóvil desde la noche de los tiempos.

Detrás de "yo pienso que..." Detrás de "me gusta" o "no me gusta". algo infinito, inmóvil. Durante una sesshin tenéis qe concentraros totalmente en ello. Ése es el verdadero kusen.

Ocho y media de la tarde
Hundíos completamente en zazen. No esperéis el final. Zazen no dura tanto tiempo.

Un dia, un físico se preguntaba sobre el origen del mundo. Dijo: "¿Por qué un flujo de energía que corre sin meta puede esparcir la vida y la conciencia en el mundo?"

"Sin meta" es importante. Sin meta no quiere decir que no hay armonía desde el origen. Todos los científicos, también los religosos, se interesan por el origen. ¿Por qué apareció la vida? No siempre estás de acuerdo. A menudo los científicos miran a las religiones con malos ojos y a la inversa. Pero, poco a poco, las cosas cambian. Sensei siempre intentaba armonizar ambas cosas. En la armonía de ambas reside la libertad. No-dos, fu-ni.

Por lo que concierne al origen, es difícil decr cómo apareció la vida, explicarlo. Un suspiro de nada, un accidente de la nada... Sea como fuere, en ese instante la creación no tiene intención de crear, ese instante se basta a sí mismo, zazen se basta a sí mismo. Muchos científicos están de acuerdo en decir que ese algo que precedió a la creación del universo tiene su origen en un océano infinito de energía.

Lo que me sorprende es que las palabras son las misma para hablar de ello desde un punto de vista científico o paar hablar del Dharma. El mismo lenguaje, las mismas palabras. Evidentemente, en el instante del principio, no existía ningún planeta, ninguna estrella, ninguna galaxia en la que la gravedad pudiera eercer su poder. Sin embargo, esa fuerza está ya allí, esa fuerza contiene ya todo su devenir, de la misma manera que zazen contiene en sí mismo este instante, cada uno de vosotros, todo de vosotros, todo de este cuerpo y de este espíritu, nada queda al mrgen.

"Estudiar la Vía del Buda es estudiarse uno mismo." Estudiar este cuerpo, este espíritu, no un trocito, no una parte. Algunos magnifican el cuerpo o sólo el espíritu y nuestra sociedad se vuelve loca. Estudiar todo de este cuerpo y de este espíritu es olvidarse de uno mism. No es una negación de sí, una negación de uno mismo. Abandonar el egoísmo, no es sacrificarse, tampoco es una mortificación, es sólo rechazar el ego egoísta que dice: "Soy un ego", el ego que se afirma escandalosamente, el ego que se afirma a fuerza de batallas, de terror, de integrismo, de "-ismos" en general.

Sensei repetía a menudo: "Tenéis que seguir el orden cósmico, no ir en contra, no ir en contra de la vida." Lo repetía todo el tiempo, en su ingés caótico, en "zenglish", como él lo llamaba: "You must follow cosmic order."

Tened paciencia un minuto más. Todo el universo tiene paciencia, tenéis que armonizaros.

En la lengua antigua, en tiempos de Lao-Tse, de Confucio, encontramos el término zabo. Za, sentarse, la postura de zazen; bo, olvidarse.

Sentarse y olvidarse uno mismo, es armonizar, crear otra cosa distinta a nuestro egoísmo, armonizarse con otra cosa distinta a nuestra inercia, una inercia mucho más grande, grande como desde el origen. Eso es zabo, sentarse y olvidarse, seguir el orden cósmico.

Después de zazen el tambor tiene que sonar fuerte, así refuerza el sistema nervioso.

Sesshin Ibérica. Sevilla 1997, 6-8 de diciembre.

Primer día, once de la mañana.
Haced que la respiración descienda hasta un punto situado tres dedos por debajo del ombligo. Sensei hablaba de ese punto todos los días; hablaba de concentrarse en ese punto y no más abajo. Cada espiración debe ser como una ola. Después es como cuando se lanza una piedra al agua, a partir de ese punto del bajo vientre, todo el cuerpo puede tonificarse, todo el universo, no sólo el cuerpo sino también la mente.

Durante la última sesshin, en el País Vasco, comenté unos poemas de Ryokan. Voy a continuar durante esta sesshin. Anteayer al pronunciar la conferencia en Sevilla, me dije que sería interesante desarrollar los puntos de los que hablé allí, así que los voy a mezclar con Ryokan.

A Sensei y también a Kodo Sawaki les gustaba mucho Ryokan. También en la sangha a todo el mundo le gusta  Ryokan, sus poemas, pero a menudo la gente se equivoca sobre él. Nos gusta pero nadie querría vivir como él.

Esta mañana hacía frío durante zazen y todo el mundo se ha quejado. Ryokan vivía en una ermita con un clima más bien espantoso, en una cabaña agujereada por todas partes en la que el viento penetraba con violencia. Sin embargo su práctica era totalmente pura. Nunca se quejaba. En sus poemas vemos aparecer sencillamente la frugalidad de su vida.
Sesshin Sevilla, 5-6 abril, 1996 (II)

Segundo día, siete y media de la mañana
Tened paciencia. Hacer zazen cuando amanece el día, todas las células amanecen al mismo tiempo que el día.

En nuestra sociedad la gente no sabe qué inventar para curar el cuerpo, para curar la mente. Cosas elementales como armonizar el cuerpo y la mente con el sol cuando sale, se han olvidado totalmente. Armonizar todo esto como se afina un instrumento.

Tened paciencia un minuto más. ¡No os mováis!

Once de la mañana
Zabo. Za, sentarse; bo, olvidarse. Proteger esto, protegerlo con suavidad, también con empeño. Cuando he llegado al dojo había una mujer joven sentada en una silla, leyendo tranquilamente un libro. Aquí, durante una sesshin, es importante seguir el ritmo de la sesshin. Estamos en un mundo en el que todos quieren distinguirse de los demás. Pero en la Vía ni siquiera se admiten nuestras mejores razones.

Esa es la regla. El shusso es el responsable y ha develar por ello. Es el respeto hacia los demás, hacia la naturaleza de buda. Evidentemente, todos poseemos esa naturaleza y hay que respetarla en los demás antes que en uno mismo.

Comprenderse uno mismo, volver la mirada hacia el interior, es repetir mil veces, diez mil veces, un millón de veces, infinitas, pero pocos lo comprenden.

¿Qué queréis hacer con este cuerpo, con este espíritu? ¿Queréis ponerlo al servicio de qué? ¿Al servicio de las ilusiones? ¿Al servicio de la Vía?

En este momento estamos en Semana Santa, durante toda la semana hay procesiones en Sevilla. Toda la ciudad está de procesión. Generalmente no hay mucha gente en las iglesias. Algunos no han venido a la sesshin para acudir a las procesiones, Alfonso, por ejemplo. Descuidando el presente, aquí y ahora, lo vaciamos de su sustancia. Siempre queremos mirar a otra parte y volver a mirar a otra parte, hasta la muerte.

La búsqueda sigue sin fin y nunca encontramos la paz. La tendencia ordinaria es mirar a los demás, estudiar a los demás, criticar a los demás. En el dojo, hemos de poner en práctica lo contrario, lo contrario del espíritu ordinario.

El espíritu ordinario queda transformado. No perturbar a los demás ni a uno mismo. Si no se perturba a nadie, no hay palabras ni movimientos. Todos los pensamientos ordinarios pueden desvanecerse. El más profundo espíritu religioso es no molestar.

Muchos maestros incluso han quemado sus sutras. Tokusan echó todo al fuego, todos sus libros. La mente ordinaria es quemar los libros de los demás. si no abandonamos nuestro pensamiento humano ordinario, la Vía del Buda no existirá nunca.

Kodo Sawaki decía: "Si pretendes obtener méritos, entonces incluso tu zazen es inútil."

"Estudiar la Vía es estudiarse uno mismo. Estudiarse uno mismo es olvidarse de uno mismo." Es comprender la vida en su plenitud, aquí y ahora.

Cuatro y media de la tarde
Enderezad bien la espalda. No tenéis que echaros la siesta. Concentraos en la postura. Hasta el final de la sesshin, incluso si duele un poco. El final es muy importante. En nuestra sociedad  todo el mundo dimite antes del final. Sensei siempre hablaba de zanshin, el espíritu que permanece.

Hace tiempo, un maestro que quería darse un baño, pidió a su primer discípulo que le trajera agua. El discípulo mandó que le cogieran agua, trajo barreños para llenar la bañera. en el momento de meterse al baño, el maestro vio una gotita que quedaba en el barreño. Criticó violentamente a su discípulo.

Es una historia muy conocida. Podemos pensar que es ridícula, pero el zen sólo se aprende con cosas así de ridículas, así de insignificantes.

Porque durante zazen ocurre lo mismo: tenéis que autentificar totalmente vuestro cuerpo y vuestro espíritu, y no dormir. No os aplastéis. No dejéis nada, ni siquiera un pensamiento que ande por ahí, ni siquiera un pensamiento que sueñe. Cuando ya no queda nada, podéis de verdad olvidaros de vosotros mismos. Naturalmente, inconscientemente, automáticamente.

Tiempo después, aquel maestro dio la ordenación de monje a su discípulo. Le puso de nombre Tekisui, que quiere decir "gota de agua". Muy bonito. Siempre decía que no había que tirar nada ni matar nada, ni siquiera una gota de agua. Iluminó todo el universo con su práctica, con su enseñanza. Es muy profundo.

"Estudiar la Vía del Buda es estudiarse uno mismo. Estudiarse uno mismo es olvidarse de uno mismo. Olvidarse de uno mismo es que todas las existencias del cosmos te certifiquen."

Cuando los padres dicen a sus hijos: "Hay que trabajar, aprender lecciones", en el fondo no tienen muchas ganas. Siempre queda una gota de agua. Cuando después el niño v a jugar, está completamente concentrado, naturalmente, automáticamente, ya no queda nada. En ese momento es la verdadera felicidad. Pues bien, zazen es igual. Uno mismo totalmente, olvidarse totalmente, inconscientemente, naturalmente, totalmente autentificado.

Tened paciencia un poco más. Tened paciencia un poquito más, una gota más de agua.

Mondo

Hay mucha gente que, por razones personales, no puede practicar zazen. Mi pregunta es: ¿Cómo podrían estas personas vivir esta experiencia?
Tienes que mirarlo desde otro lado. ¿Tú puedes practicar?

Eso es lo importante. Siempre queremos ocuparnos de los demás. Mucha gente no puede practicar zazen, pero muchos otros pueden practicar. Las razones que hacen que mucha gente no pueda practicar zazen son a menudo el egoísmo, el ego, y no razones exteriores.

Desde que hago zazen he visto practicar incluso a personas lisiadas sin piernas. Querían practicar zazen, practicaban. Me acuerdo de un señor, en la Gendronnière, entraba, se quitaba las dos piernas, dos prótesis, las colocaba contra la pared y ¡hala!, hacía zazen. Perfecto, ya no se podía mover. Aunque le dolieran las piernas, no se movía. Y decía que le dolían las piernas. Lo que quiero decir es que todo el mundo puede practicar. Lo que no está claro es el deseo de practicar la Vía. Así que yo doy conferencias, pegamos carteles, pronto voy a estar en una tele, cosas para dar a conocer el zen. Pero al final, el detonante tiene que surgir en cada persona.

Yo, cuando vi la postura por primera vez, me dije: "¡Esto es!", desde entonces no he parado, hace veinticinco años. Para la gente que hace zazen es así.

Pero también entra en juego el karma. Por ejemplo, Dogen decía que el simple hecho de ver un kesa, camba, transforma nuestro karma, inconscientemente. Decía: "Incluso alguien que ve a alguien que ha visto a alguien, que ha visto a alguien que ha visto un kesa, su karma queda transformado." Es cierto. Tengo fe total en esto.

Pero al final hay que practicar. No es fácil continuar. Practicar una vez, dos veces, tres veces, pero una vida, cada día, es mucho más difícil. si queréis ayudar a la gente a practicar la Vía, tenéis que practicarla vosotros mismos. Es el único secreto, el único. Algunos decían de Sensei: "¡Ese tipo no es un verdadero maestro!." Yo, por mi parte, hacia sanpai. Una misma cosa, dependiendo de la mirada, puede parecer dos mundos diferentes. Eso es muy importante. Pero si queréis ayudar a la gente, tenéis que practicar vosotros mismos la Vía.

Esa es la gran fuerza, pero siempre queremos hacer lo contrario. Queremos que los demás hagan la revolución. Queremos que los demás combatan, siempre queremos mirar al vecino, a su jardín, lo que hace. Pero ha de cambiar uno mismo, uno mismo ha de volver la mirada hacia el interior. Entonces, inconscientemente, naturalmente, ayudáis a toda la humanidad. Todos los budas, todos los patriarcas, todos los maestros lo han dicho: "Si una sola persona practica la Vía, eso influye en todo el universo."

Sensei, me acuerdo que decía: "¡Ay! Hay mucha gente que me sigue, mucha gente, mucha gente, pero en el fondo, si una sola persona puede al menos comprender mi enseñanza, estará bien." Eso es lo importante. ¿Comprendéis?

Abre un dojo en tu isla e iré a ayudarte, iré a dar una conferencia con Alonso, a Alonso le gusta mucho viajar en avión. ¿Vale?

Otra pregunta, por favor. Si no hay preguntas seguimos haciendo zazen. ¡Siempre funciona!

¿Hay un progreso gracias a la práctica de zazen? Es decir, cuando practicas un año, diez años, ¿tienes mejores disposiciones para hacer un buen zazen?
¿Qué es un buen zazen? Hace veinticinco años que practico y todavía no lo sé. Es un juicio de valor personal. Así es el ser humano. Quiere actuar e inmediatamente abrir el cajón para ver cuánto ha ganado. Ya sabéis, como las máquinas tragaperras en España: pones una moneda, aprietas y, ¡hale!, cae el dinero. Uno no puede ratificarse a sí mismo. Si vuestro zazen es doloroso, difícil, es zazen, zazen del todo. No es menos zazen que dentro de veinticinco años.

Está claro que profundizas, está claro que la postura se vuelve más fuerte, más confortable. A veces uno tiene la impresión de volver al principio. Así se profundiza. Poco a poco. Pero no se puede pasar por un momento, volver y ver el tiempo pasado: "¡Todo lo que yo he acumulado!", no, no se puede, ni siquiera por un instante, autentificarse a sí mismo. Lo mismo le ocurre a uno que practica y a un godo, es igual para todos. Lo importante es continuar. Veréis que hay algo que se hace más profundo. Inconscientemente, naturalmente, podéis notarlo. No podéis agarrarlo, no podéis cogerlo, pero existe. Naturalmente lo notaréis.

Pero no es como en la sociedad, donde hacemos algo y luego contamos. No se puede y por eso la Vía es preciosa. Es como una bola de fuego. Si uno quiere acercarse mucho, se quema; si te alejas demasiado, tienes frío. Hay que encontrar el equilibro justo. La Vía es así. ¿Comprendes? Por eso es importante continuar.

Una vez, durante una entrevista, un periodista me preguntó: "¿En cuánto tiempo se consigue?" Y yo le expliqué esto. Él me dijo: "Vale, pero en el periódico tengo que poner en cuánto tiempo se consigue. Si no a la gente no le interesa." Entonces le contesté: "Usted hace entrevistas a mucha gente que le da recetas, pues bien, aquí es diferente." A la semana siguiente leo el periódico y había puesto: "En seis meses."

La gente siempre quiere contar, atrapar. Pero en lo que respecta a eso profundo de nuestra existencia, no se puede contar. O mentiría si os dijera lo contrario. Y no por ello no podréis notarlo y es una mayor felicidad, creedme, porque al final algo que se cuantifica ya no tiene valor, ya no tiene misterio, así es. Mientras que el valor de "esto" es inestimable. ¡Así es!

Para que zazen influya en nuestra vida cotidiana ¿hay alguna regla o es el impulso?
Son palabras. Todo debe partir de zazen. A veces Sensei decía: "Hacemos una o dos horas de zazen al día, nos quedan veintidós o veintitrés. Esas dos horas son las más importantes." Desoués decía lo contrario.

Los dos tiempos son absolutamente interdependientes. Uno no puede permanecer constantemente en zazen. Pero después, hay que llevar la sabiduría de zazen a nuestra vida.

Esto enlaza con la primera pregunta. Inconscientemente, poco a poco, influye en vuestra vida, en vuestra forma de hacer, en vuestra forma de educar a los niños si los tienes.

Al principio, cuando íbamos a la habitación de Sensei, dejábamos los zapatos de cualquier manera. Él se ponía nervioso y decía: "Los zapatos hay que ordenarlos bien." Después de aprenderlo, se lo enseñé a mis hijos. Así es. Son pequeñas cosas, es la gota de agua. La vida no se aprende sólo a través de la filosofía. Ordenar los zapatos, lavarse los dientes, ir a hacer pis, caca, cosas así de sencillas.

La gente cuando está en el water, se mete el dedo en la nariz porque nadie lo ve. Cuando vayáis al water, haced como si todo el universo os estuviera mirando y lo mismo en todas las cosas de vuestra vida.

El dojo, después os marcháis del dojo. En cada cosa de la vida cotidiana, abandonaos del todo, olvidaos de vosotros mismos. Olvidaos de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu cuando estís tomando una copa, cuando os paseéis por el campo, ¡es genial!, hay muchas flores y, después, cuando estéis en la mesa, lo mismo: estar del todo allí. En vuestras relaciones con un amigo, con una mujer, todo el rato olvidaos. Eso no quiere decir perderse y, sobre todo, volved a zazen todo el tiempo. Inconscietemente cambiaréis, vuestra vida cambiará.

Pero no os diré: "Vais a ser felices." Es una tontería. Sólo los vendedores de ilusiones dicen cosas de este tipo. Unas veces felices, otras desgraciados, todo depende de los días. Hay que aceptarlo, no dejar que caiga sobre los demás.

¿Qué es una ilusión?
Una ilusión es cuando uno escapa de uno mismo, cuando uno escapa del propio cuerpo y del propio espíritu. Eso es la ilusión. La mente se echa a volar. No hay que tener miedo de las ilusiones, pero tampoco correr tras ellas.

En los bebés todo empieza con el seno de la madre, después quiere juguetes, juguetes cada vez más grandes. Después crecer y sus juguetes son importantes: coches, casas, castillos... Cuando hacéis zazen, podéis comprobarlo, ese encadenamiento que no cesa nunca.

De ilusión en ilusión. De una mujer a muchas mujeres, a muchos hombres. Todo el mundo es así, corremos, corremos y al final morimos, no podemos llevarnos nada, tenemos que dejarlo todo. Pensamo: "¡No era más que una ilusión! ¿Qué he hecho?" y ya es demasiado tarde. Por eso es importante observar todo esto antes. Pero al mismo tiempo, la ilusión también es el terreno del satori. No está mal. Decimos siempre "el bien", "el mal". No está mal una ilusión y está bien verla, observarla y poder cortar.

Eres joven y cuando cortas vuelve a crecer a toda prisa. Sensei nos decía siempre: "Sois jóvenes, sois jóvenes", porque hacíamos bobadas. Pasaba el tiempo dando el rensaku. No entendíamos nada. Ahora justo empezamos a entender algo. Y, al envejecer, las cosas se calman.

Pero las ilusiones también son el terreno de juego del satori porque son el lugar en el que damos a luz a nuestras ilusiones. Conviene haber practicado la ilusión para tener compasión hacia los demás. La gente que corta las ilusiones demasiado deprisa a menudo se vuelve seca. Se vuelven integristas. en el momento en que alguien se separa un poquito, ¡zas!, "hay que cortarle la cabeza." Hay que tener compasión. La compasión también es el rensaku. Vemos profundamente en los demás, podemos comprender el apego, pues es el apego el que hace sufrir.

Por ejemplo, las relaciones entre un hombre y una mujer: es el apego el que hace sufrir. Si quitáis el apego, puede haber libertad. ¡Buen satori!

Un día dijiste: "No hay que tener un gran maestro, con uno pequeño basta.". ¿Qué quiere decir esto?
Hablaba de Sensei. Es un afrase que dijo Étienne una vez. Dijo: "Un gran maestro como Sensei puede haceros comprender el 80% de la Vía", y añadió, "yo sólo puedo llevaros hasta el 20% o el 30%" porque era muy humilde. Yo diría hasta el 10%, pero bueno, esto son sólo categorías. Yo no puedo considerarme un maestro.

En la sangha todo el mundo se pregunta: "¿Quién es el mejor? ¿Quién es el maestro? ¿Cuál es el mejor caballo?", y la cosa se convierte en una carrera. Eso también es correr tras las ilusiones. Dar con el mejor caballo. Hay que ir allí donde creemos que debemos ir y seguir. Pequeño o grande no importa. Lo importante es tener fe en el kesa. Y si tienes confianza en alguien, seguirle. Así es como sucede. Después se pueden poner palabras como "maestro", "discípulo", "monje", "monja", etc. Lo importante es de mi alma a tu alma, i shin den shin. Profundamente, es lo único que he comprendido de mi maestro. De todas formas, cuando se trata del propio maestro, es siempre grande, es normal. Como un padre.

Es un mondo de Étienne, él dice que todo el mundo busca un gran maestro pero que nadie se preocupa por ser un grn discípulo. ¿Si no tengo maestro, puedo ser discípulo?
Claro, claro. Basta con que practiques ahora, del todo. Entrega tu cuerpo y tu mente a zazen, a la práctica. Incluso si no encuentras un gran maestro, como quieres, encontrarás un maestro que hará de ti un gran discípulo.

Hay que tener fe, fe en el orden cósmico. Creo que incluso podrás encontrar un maestro, pero no sabes la forma que tendrá. ¿Entiendes? Yo he conocido el esquema clásico, pero quizás pueda tener formas diferentes que yo no conozco. Hay que tener fe de verdad, tener fe en el kesa, ten fe en zazen, ten fe en lo que hacemos aquí y, naturalmente Buda, Dios proveerá. yo tengo fe en esto. ¿Vale? Tienes que tener fe en el hecho de conocer a alguie. Conocer a alguien es muy importante. Para transmitir hay que conocer a alguien.

Cada vez que oiga el kyosaku, me recuerda a mi padre que golpeaba la mesa. A partir de esta imagen me pregunto qué es el kyosaku para el espíritu.
El kyosaky es el kyosaku. En ti puede haber una referencia a tu padre golpeando la mesa, a mí no me recuerda nada. Bueno, me recuerda al kyosaku y ya está. El kyosaku no es nada más. El kyosaku sirve para cortar, cortar los hombros, cortar la cabeza, cortar las ilusiones, cortarlo todo. Al final, el kyosaku cortará incluso la imagen de tu padre golpeando la mesa. Tienes que "dejar pasar" a tu padre, ¿vale? Pasará naturalmente, no intentes echarlo. Naturalmente, un día pasará.

Un día el kyosaku ya no te hará pensar en nada. Simplemente un terremoto. Pídemelo a mí, ya verás el efecto. Se pueden tener referencias del tipo: un sonido, un olor de cuando éramos niños, todos somos así, todo el mundo tiene referencias de la infancia, de la juventud. Puede ser un sonido, algo que vemos: "Esto ya lo he visto en algún sitio." No sabemos muy bien dónde. Durante zazen es normal que estas cosas surjan. Zazen llega profundamente al subconsciente. Muy, muy profundamente. Aparecen viejas historias, resurgen. Es la imagen que guardas, como burbujas que desaparecen y, de vez en cuado, vuelven porque se han rechazado. Es como un lavado de cerebro, pero no en sentido negativo sino en el sentido de decantar. Tienes que dejar que pase, pero, al mismo tiempo, tienes que observar lo que te marcó de joven.

Es diferente para cada cual. De esta manera puedes darte cuenta de que zazen es profundo. Llega a las capas más profundas de uno mismo. Y tendrás otras experiencias de este tipo. Al final, la cosa se tranquiliza del todo, sólo queda zazen, sólo quedas tú mismo y zazen. Del todo tú y zazen. Nada más entre los dos. Entonces puedes comprenderte profundamente a ti mismo. Te olvidas de ti mismo. Eso es la Vía, es la práctica. Muy profundo. ¿Vale?

Ocho y media de la tarde
Esta mañana he dicho: "Hacer zazen con el día cuando despunta." Lo mismo ocurre con la tarde, uno mismo, cada célula en total intimidad con el sol que se esconde. Es muy importante hacer zazen en ese momento. De mi alma a tu alma con la noche que llega. "Olvidarse de uno mismo es que todas las existencias te certifiquen."

El mes que viene, día más o menos, es el aniversario del maestro Nyojo. Ese día su discípulo dijo en el dojo: "Este mismo día Nyojo, sentado en zazen, se volvió, cogió un millón de mundos y vio la Tierra del Este. Sin embargo sus pupilas permanecieron conmigo y no pertenecen a nadie más."

En esta frase aparece todo el amor de un discípulo hacia su maestro. En Occiente, cuando hablamos del maestro y del discípulo, siempre se suscitan muchas pasiones: atracción o repulsión. En el zen, siempre ha sucedido así, como un hilo en el ojo de una aguja.

No pensar demasiado, ni discutir demasiado, ni polemizar a este respecto. Fátima tenía razón: ser un gran discípulo es más importante. Los grandes maestros fueron ante todo grandes discípulos que siguieron infatigablemente a su maestro. Hay que tener fe en el kesa. Naturalmente cada uno encontrará. Fe en los Tres Tesoros. No tener miedo de ser discípulo, no tener miedo de encontrar a un maestro. No seguir sólo la propia inercia. Estar abierto al Cielo.

Tras la muerte de Sensei o de Étienne, muchos se construyeron universos. Es sólo maquillaje.

El discípulo "Burbujita de agua", "Gotita de agua", no sabía cómo era su maestro. La gota de agua le reveló esto, esta profunda realidad. Nadie quería nada, todo el mundo estaba abierto, sin meta, como una flor. No hay que obstruir nada. Tener el cuerpo, el espíitu abierto al Cielo. A partir de ahí, a veces es inmediatamente, a veces es más largo, pero, a escala del universo eso no importa demasiado.

Un día el maestro Rinzai estaba plantando árboles en la montaña y Obaku le preguntó: "¿Por qué plantas tantos árboles?" Rinzai le cntestó: "Son para los discípulos del futuro, para darles una vocación" Obaku le agarró la nariz a Rinza, cogió un bastón y le dijo: "¿Quieres sesenta bastonazos?" Rinza contestó: "¡Coco!" Se puso muy contento: "¡Ay! Gracias a ti nuestro zen podrá continuar en el futuro."

Con el "coco" el zen ha continuado hasta ahora. "Coco", justo el ruido de una respiración. Sin intención, sólo así: "Coco".

Nadie puede entender de mi alma a tu alma entre dos personas. Algunos pueden comentar, pero es como mear contra el viento. Uno solo moja los propios zapatos.

De cualquiera de las maneras, hay que comprender que nos pasamos la vida titubeando. Esta libertad auténtica tiene que  llegar a ser nuestra. No se puede obtener ni por uno mismo ni por los demás. La sociedad no puede impedirla ni tampoco el ego. Hay que ir más allá. La verdadera libertad es agarrar el no-miedo. Aceptar el dejarse comer. Dejarse comer por zazen.

Es olvidarse de uno mismo, sin miedo. I shin den shin, es el secreto, de la mano caliente a la mano caliente. Mitsu, íntimamente. Aparte de esto, solo somos espectadores. No podemos comprender. Podemos confiar. No-miedo es tener confianza.

Tercer día, siete y media de la mañana (Silencio)


Diez y media de la mañana

"Estudiar la Vía es estudiarse uno mismo. Estudiarse uno mismo es que todas las existencias te certifiquen."

La gente que no practica no puede comprender esta frase cuando la leen, no pueden comprender lo que va de lo infinitamente pequeño a lo infnitamente grande. El movimiento de los infinitamente pequeño a lo infinitamente grande y a la inversa. Lo infinitamente pequeño difícilmente puede ser percibido por el cerebro. Pero nuestro cuerpo de zazen puede sentirlo, respirarlo, pensarlo, el tiempo eterno.

Kodo Sawaki decía: "Cuando zazen dura mucho tiempo, el tiempo se vuelve largo como el de un niño."

Al principio del universo está lo que se llama la "era inflacionista", durante esa época fabulosamente breve, un fantástico flujo de energía se invierte y pasa del tamaño de un átomo al de una manzana. Esta vertiginosa expansión es mucho más importante que la que vendrá después. Nuestro cerebro puede difícilmente imaginar lo infinitamente pequeño. ¿Qué tamaño tiene el núcleo de un átomo? ¿una partícula?

Los científicos dicen que la escala que exite entre una partícula elemental y una manzana es mucho mayor en proporción que la que separa una manzana de nuestro universo. Esto deja a nuestro cerebro en un insondable asombro que no puede comprender. Lo infinitamente grande, lo infinitamente pequeño.

Tenéis que comprender que, sentados sobre vuestro zafu, ilumináis el universo.

El maestro Sekito decía: "Ese viejo, en un metro cuadrado, ilumina las formas y su esencia." Cada gesto, por poco observable que sea, influye en todo el universo. Entonces podéis comprender lo que quiere decir "que todas las existencias te certifiquen". "Burbujita de agua", "coco", es dejar de lado el cuerpo, la mente, uno mismo, todas las existencias. Dejar de lado cualquier huella del satori. Todo puede ser abandonado. No hay nada que mostrar, ni palabras, ni libros, ni saber, ni memoria, ni fotos, nada. Simplemente seguir la práctica sin meta, sin pensar en ello. Es un buen koan.

En 1976 fuimos a Japón con el maestro Deshimaru. Éramos cuatro. En ese viaje pasamos diez días en el pequeño templo de Sei Kyu-ji.

Desde la mañana practicábamos zazen. Quedé sorprendido al ver que, a pesar de que fuéramos sólo cuatro, Sensei hacía zazen como en el dojo de París o como en la Gendronnière. Pequeño o grande, aunque estemos sólo cuatro, no cambia nada. Sólo zazen, sólo la postura, y su enseñanza, cotidianamente, tenía origen en la posura. Tenéis que continuar esto. Esta postura de zazen. Por favor.

Continuad. Dogen decía: "Incluso si a veces tenemos la impresión de comprender algo, es sólo que la Vía se aleja de nosotros." No vale la pena comprender que zazen es el satori. Zaen sólo puedo autentificar zazen.