Sesshin Sevilla, 1996, 5-6 Abril (I)

Primer día, siete y media de la mañana
Sensei a menudo decía: "Praticar zazen es como un vaso de agua fangosa que colocas en el suelo. Al dejar el vaso inmóvil, el fango se deposita en el fondo y el agua aparece clara y pura" Es una imagen muy sencilla. Todo el mundo puede comprenderla, incluso sin ser muy inteligente se puede comprender.

Si os movéis durante zazen, si os movéis, vuestro cuerpo, vuestra conciencia, se vuelven turbios. Muchos de los que estáis aquí estabais también en la sesshin del mes pasado en Granada. Os acordáis del río, de la Puerta del Dragón. Cada sesshin, cualquiera que sean las circunstancias, es atravesar esa Puerta.

En el zen, la práctica, la enseñanza, no consiste en añadir barro al vaso para analizar sus propiedades. Dejad que el barro se deposite naturalmente. Podemos ver que el barro no es la verdadera naturaleza del agua y que la naturaleza del agua es clara y pura.

Por eso, durante el tiempo de una sesshin lo más importante es revelar la postura de zazen, hacer que esta postura viva, que exista. Por eso, por la mañana cuando el godo entra en el dojo, quema incienso, hace sanpai como signo de respeto. Y el papel del godo, del shusso, del kyosakuman, de los pilares, de todo el mundo, es revelar esto. Revelar esta postura de zazen, hacer que viva, hacer que se abra como una flor. Es el milagro de zazen, el único poder mágico. A todo el mundo le gustan los poderes mágicos.

Tened paciencia. Zazen también es la escuela de la paciencia. Es muy bueno para el sistema nervioso, para hacer que esté fuerte.

Once de la mañana

Uno de los textos más bellos, de los más importantes que se han escrito en el zen es el Genjo Koan, el más profundo.

Dogen dice en él: "Estudiar la Vía es estudiarse uno mismo. Estudiarse uno mismo es olvidarse de uno mismo. Olvidarse de uno mismo significa que todas las existencias del cosmos te certifiquen"

Pero ¿qué es ese "uno mismo"? Cada uno viene aquí , a esta sesshin, con sus ideas, sus miedos, sus ansiedades, sus arrogancias, sus opiniones, pero todo ello es, sencillamente, agitar el barro en el vaso de agua, no es en absoluto la verdadera naturaleza del agua.

No es en absoluto vuestra verdadera naturaleza, de vuestro "uno mismo", de ese "uno mismo" auténtico.

Y entonces, ¿qué es zazen? ¿Qué es ese "uno mismos"?

"Estudiar la Vía es estudiarse uno mismo". Sensei nos repetía todo el tiempo, todos los días: "Zazen es la postura más elevada, la más grande, la más noble." Pero este zazen es "uno mismo". "Uno mismo" del todo, uno del todo. No es sólo la actitud de nuestro cuerpo ni sólo la actitud de nuestra mente. A menudo hablaba de la postura de la montaña, de las postura de las rocas, de la postura de los árboles, de todos los fenómenos.

No es una postura de gimnasia, de yoga. Zazen es la perfección, la mirada más elevada sobre la vida. Cuando digo "lo más elevado", no es una categoría, no es en relación con algo.

Por eso es importante no escapar, no evadirse hacia la ventana, hacia la comida que nos espera al final del zazen. Aquí y ahora es la perfección. Cada punto de nuestra vida tiene que ser así. Punto a punto.

Incluso si es difícil no escapar: dolor de espalda, dolor de piernas... A través de estas dificultades, podéis comprenderos a vosotros mismos. Todo este tiempo, si lo pasáis en la cama, lo único que podréis comprender son vuestros sueños, vuestras ilusiones. No la postura de Buda.

Cuatro y media de la tarde
Una vez en la postura sentada, concentraos en el kikai tanden, el océano de energía. Las manos exactamente en esa parte, el canto de las manos. Esta postura de las manos se llama hokkai jo in, océano del Dharma. En las manos podéis colocar vuestro espíritu. Si estáis tensos, si tenéis dolor, es un buen método. Concentraos también en los pulgares. Extendidos, no crispados, al mismo tiempo firmes y delicados. Lo mismo con todos los puntos de la postura. Tenéis que crear un buen equilibrio.

Tenéis que crear con vuestro cuerpo, pensar con el cuerpo. En este cuerpo no hay nada impuro. Todo participa en zazen. Todo, vuestros músculos, vuestros tendones, todo es buda. Por eso, observar este cuerpo, este espíritu, es observar a Buda. Observar algo que viene, que sigue existiendo desde el origen. Impermanente, está siempre allí como el tiempo de hoy, cubierto: el sol asoma la punta de la nariz, después  la tormenta, después todo vuelve a estar tranquilo.

Zazen no se mueve. Zazen no se ha movido nunca. A veces zazen es fácil, a veces difícil, a veces doloroso, a veces infernal, a veces delicioso.

Siempre, sólo zazen, siempre, observar el cuerpo y la mente. Un zazen infernal no es menoz zazen que otro; detrás de las categorías hay algo que no se mueve, completamente inmóvil desde la noche de los tiempos.

Detrás de "yo pienso que..." Detrás de "me gusta" o "no me gusta". algo infinito, inmóvil. Durante una sesshin tenéis qe concentraros totalmente en ello. Ése es el verdadero kusen.

Ocho y media de la tarde
Hundíos completamente en zazen. No esperéis el final. Zazen no dura tanto tiempo.

Un dia, un físico se preguntaba sobre el origen del mundo. Dijo: "¿Por qué un flujo de energía que corre sin meta puede esparcir la vida y la conciencia en el mundo?"

"Sin meta" es importante. Sin meta no quiere decir que no hay armonía desde el origen. Todos los científicos, también los religosos, se interesan por el origen. ¿Por qué apareció la vida? No siempre estás de acuerdo. A menudo los científicos miran a las religiones con malos ojos y a la inversa. Pero, poco a poco, las cosas cambian. Sensei siempre intentaba armonizar ambas cosas. En la armonía de ambas reside la libertad. No-dos, fu-ni.

Por lo que concierne al origen, es difícil decr cómo apareció la vida, explicarlo. Un suspiro de nada, un accidente de la nada... Sea como fuere, en ese instante la creación no tiene intención de crear, ese instante se basta a sí mismo, zazen se basta a sí mismo. Muchos científicos están de acuerdo en decir que ese algo que precedió a la creación del universo tiene su origen en un océano infinito de energía.

Lo que me sorprende es que las palabras son las misma para hablar de ello desde un punto de vista científico o paar hablar del Dharma. El mismo lenguaje, las mismas palabras. Evidentemente, en el instante del principio, no existía ningún planeta, ninguna estrella, ninguna galaxia en la que la gravedad pudiera eercer su poder. Sin embargo, esa fuerza está ya allí, esa fuerza contiene ya todo su devenir, de la misma manera que zazen contiene en sí mismo este instante, cada uno de vosotros, todo de vosotros, todo de este cuerpo y de este espíritu, nada queda al mrgen.

"Estudiar la Vía del Buda es estudiarse uno mismo." Estudiar este cuerpo, este espíritu, no un trocito, no una parte. Algunos magnifican el cuerpo o sólo el espíritu y nuestra sociedad se vuelve loca. Estudiar todo de este cuerpo y de este espíritu es olvidarse de uno mism. No es una negación de sí, una negación de uno mismo. Abandonar el egoísmo, no es sacrificarse, tampoco es una mortificación, es sólo rechazar el ego egoísta que dice: "Soy un ego", el ego que se afirma escandalosamente, el ego que se afirma a fuerza de batallas, de terror, de integrismo, de "-ismos" en general.

Sensei repetía a menudo: "Tenéis que seguir el orden cósmico, no ir en contra, no ir en contra de la vida." Lo repetía todo el tiempo, en su ingés caótico, en "zenglish", como él lo llamaba: "You must follow cosmic order."

Tened paciencia un minuto más. Todo el universo tiene paciencia, tenéis que armonizaros.

En la lengua antigua, en tiempos de Lao-Tse, de Confucio, encontramos el término zabo. Za, sentarse, la postura de zazen; bo, olvidarse.

Sentarse y olvidarse uno mismo, es armonizar, crear otra cosa distinta a nuestro egoísmo, armonizarse con otra cosa distinta a nuestra inercia, una inercia mucho más grande, grande como desde el origen. Eso es zabo, sentarse y olvidarse, seguir el orden cósmico.

Después de zazen el tambor tiene que sonar fuerte, así refuerza el sistema nervioso.

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