El dojo de Vitoria-Gasteiz

  

  Una vez estuve en el dojo de Vitoria para una jornada de costura. Es delicado, cálido, acogedor, dulce y muy hermoso. No hizo falta más que levantar levemente la nariz, como hacen las brujas para olfatear peligros o amigos y rápido llegó el aroma tenue de la determinación y la perseverancia acompañado de otros muchos perfumes (que no olores. Los perfumes y aromas son femeninos, los olores pertenecen a lo masculino, según yo).

Me pareció un dojo-kesa: cortado, cosido y contruido con la misma precisión y exquisita atención a los detalles, con la misma mezcla -a partes iguales, ¿o proporcionales?- de sentido práctico, estético y simbólico. Aunque no tengo ni idea de quién o quiénes lo pusieron en pie, es un dojo hecho por mujer.Y eso es sorprendente porque el Zen recuerda más lo masculino o eso me parece. A lo mejor es porque nos han formado y hemos heredado las formas japonesas y no estoy segura de que en Japón existan mujeres;)  parece que todo son hombres hablando con rudeza en el caso improbable de que se dignen hablar en vez de gruñir o usar la katana que es como muy suyo. Ya sé que son estereotipos. Ya sé.

Cada dojo tiene una atmósfera diferente. Se percibe en ellos pero también en sus blog (y los conozco bien porque los visito todos los días), cada uno con su idiosincrasia.

Así que el Comando no se parece al musgo aunque, como hermanos reconocidos, nos demos la mano en muchos aspectos incluido el humor iconoclasta, buenamente ácido, que es el que nos hace reír con carcajadas "malignas".

Apostaría algo a que sé quién hace las entradas de Nakama y al de Cuenca le atraviesa el mejor aire de castilla. Los más serios y ortodoxos de todos son los "másquepalabras"... y así uno por uno.

Vaya!, quería echar una mirada sobre lo femenino en el Zen y al final... Otro día.

(La foto pertenece a su blog http://www.zenvitoria-gasteiz.org/)
   

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