Zen con corazón

 
Que no se nos olvide la Compasión............................................

que no se nos congele el Corazón

que no nos abandone la risa
ni la inocencia
ni la ternura............................
..................... que seamos tontos y, de puro tontos, hagamos cierto el dulce acoger y abrazar a más y más compañeros de Vía y no Vía. Y a nosotros mismos que también contamos............

............. por favor, que no se apague. Aunque seamos los últimos en cruzar a la otra orilla, como ofrecimos...................... que no se apague.
     

La única forma de amar



Amaos uno al otro, pero que no os ate el amor:
que sea más bien un mar en movimiento
entre las orillas de vuestras almas...

Llenaos uno al otro vuestras copas, pero no bebáis de la misma.

Compartid vuestro pan, pero no comáis del mismo trozo.

Cantad y bailad juntos y sed dichosos, pero
dejad que cada uno esté solo:
hasta cuando las cuerdas del laúd están
solas tiemblan con la misma música.

Entregad el corazón, pero que no sea
propiedad del otro.
Pues sólo la mano de la vida puede abarcar
vuestros corazones.

Y seguid juntos aunque no demasiado cerca:
pues las columnas del templo se mantienen
separadas,
y el roble y el ciprés no crecen uno a la
sombra del otro.

Khalil Gibran (El profeta)



este guiño cómplice está dedicado al Comando (http://comandodharma.blogspot.com/)
y a muchos de los que por aquí  fondean, por ejemplo Ladrón de Guevara, libertario (http://pintoresde.blogspot.com/)
 
 

Alta Magia

 
Cambia el no puedo por un no quiero.

Manténte al acecho de las cosas que pasan por tu cabeza para no querer y..................

............................ a lo mejor te sorprende darte cuenta de no es que no puedas, es que no quieres, que si te pillas la gripe que te deja once días parado es porque querías parar, dormir, soltar, esos días y aún alguno más; que seguro que tienes "buenas razones" por mucho que digas y te quejes (que diga y me queje)

Querer es poder aunque escueza que haya veces que si no llegamos es porque en el fondo no queremos; que si no obtenemos o hacemos algo que decimos querer es por que una parte de nosotros al menos, opina que no "nos viene bien" y hace sabotaje de nuestros buenos deseos.

Dejo una entrevista a Parise. Las conclusiones, los acuerdos y desacuerdos con lo que dice son cosas íntimas y para uno mismo (afortunadamente  no hay por qué decirlo en alto). Pero transforman y permitir la transformación es una hermosa obligación.

Personalmente no estoy de acuerdo en todo y matizaría bastante pero, como el anterior video, proporciona llaves que abren puertas y eso es muy valioso.
 


   

Jukai-e

   
Los kai, la toma de refugio, los votos............ son protecciones personales y por consiguiente, pero no menos importantes, colectivas.

Si se escucha con cuidado, la fórmula ritual contiene muchas claves y llaves:

Tomo refugio en lo sublime (el Budha), en lo inmaculado (el Dharma), en lo armonioso (la Sangha)

Y por lo que se ve en el video -y eso lo hace muy tierno- todos tenemos los mismos problemas con los papeles que no sabemos dónde poner, con los pasos que hay que dar y en qué dirección o dónde colocarnos, con el incienso que no se sujeta :))

    

Una conversación sobre zen y dios

 
La conocía desde que era pequeña pero no la había visto desde hacía muchos años. Se proclamaba atea y quería conocer algo sobre el Zen porque, como remarcó: los budistas no creen en dios. Hablamos durante casi una hora.

- ¿Por qué crees que no hay dios?, le pregunté.

- ¿Por qué debería creer que hay un dios cuando no hay evidencia de ninguno? ¿Dónde hay un dios que pueda ver, tocar, escuchar, o sentir de cualquier otra forma? Creer en Dios es creer en una ilusión.

- ¿Así que quieres decir que como no puedes percibir a Dios con tus sentidos Dios no existe? le pregunté.

- Soy una persona racional y enfatizó "racional" (por cierto que mircea eliade dice con muy buen tino que el hombre meramente racional es una pura abstracción)

- ¿Y qué sucedería si alguien pudiera percibir a Dios? le pregunté.

- Entonces se están engañando a sí mismos.

- ¿Cómo lo sabes? seguí con el razonamiento. ¿Qué pasaría si sus conocimientos les permitieran percibir a dios y los tuyos no?

- Bueno, creo que si hubiera un dios sería capaz de percibirlo. ¿Qué conocimiento podría alguien tener que yo no tengo?

- ¿Recuerdas cuando eras una niña pequeña -le pregunté-, cuando el mundo parecía confuso y tal vez un poco terrible?

- Sí, dijo mientras me miraba un tanto extrañada por cambiar de tema, después continuó la conversación. Recuerdo cuando estaba asustada en mi habitación. Imaginaba que debajo de la cama vivían perros guardianes que me protegerían de noche.

- ¿Sigues teniendo perros guardianes bajo la cama por la noche?
Rió.

- Bueno, entonces estarás de acuerdo en que la comprensión y el conocimiento pueden cambiar a medida que crecemos, ¿no?

- Sí. dijo, quizás imaginando a dónde estaba yendo con mi razonamiento.

- Entonces, ¿por qué quieres creer que no hay dios, cuando, de hecho, puede ser posible experimentarlo? ¿Podría ser que hubiera alguna satisfacción, tal vez alivio, en la incredulidad en dios?

Dijo que no estaba segura de hacia dónde quería ir.

- La mente es algo divertido, comencé. A no ser que se encuentre en un modo receptivo parece que no se permite aprender o conocer cosas nuevas. Cuando adopta una opinión sobre algo, niega la posibilidad de cualquier nuevo conocimiento que descanse fuera de su compresión actual. Hay muchos ejemplos de esto en la historia de la raza humana, ejemplos que la mayoría de nosotros conocemos; por ejemplo, fue décadas después de que los científicos y exploradores mostraran que el mundo no era plano cuando la gente se lo creyó. A la mente no le gusta desprenderse de sus creencias. Incluso hoy en día hay algunos pocos que se niegan a creer que el hombre haya puesto un pie sobre la luna. Pueden ser una pequeña minoría, pero insistirán en que alguien que crea en esas cosas estará entregándose a vuelos de fantasía. ¿Deberíamos creerles?

Los grandes descubrimientos ocurren cuando la mente se estira más allá de los límites del conocimiento existente. La teoría de las fuerzas de Isaac Newton, la teoría de Einstein de la relatividad especial, la teoría de los quarks de Gell-Mann, sus contribuciones a la ciencia pueden estar fuera de duda hoy en día, pero pasaron muchos años antes de que sus pensamientos fueran considerados explicaciones plausibles de la naturaleza, incluso por sus colegas. Ninguno de estos hombres sabían dónde les llevarían sus incursiones en los terrenos no explorados de la mente. Sus descubrimientos estaban tan alejados de la colectiva mente científica de su tiempo, que incluso tuvieron que invertar nuevas matemáticas para describir y explicar sus de otra forma increíbles descubrimientos.

- ¿Pero cómo puedo no creer en dios sin creer en dios?, preguntó. Hay creencia y hay incredulidad, uno cree en algo o no.

Frente a las adversidades

    



Hay veces que el agua de la vida se pone a hervir y entonces....







Puedo ser como una zanahoria que voy de fuerte y dura pero tras el hervor me quedo blanda y fácil de deshacer. Soy fuerte pero cuando el dolor y la fatalidad me tocan me vuelvo débil y pierdo toda mi fortaleza.




O como un huevo que llego frágil, con mi cáscara fina protegiendo un interior líquido pero después de estar en el agua hirviendo, me vuelvo dura. ¿Soy como él comenzando con un corazón maleable y un espíritu fluido pero  que tras una muerte, una separación o un despido me hago inflexible?

Por fuera sigo igual, pero ¿soy amargada y rígida con el alma endurecida?




O pudiera ser que fuera como un grano de café que transforma hasta el mismísimo agua hirviendo que tanto dolor le causa y cuando las cosas llegan al punto máximo de ebullición regala su mejor sabor y aroma.



Ojalá sea así: que cuando parezca que todo se vuelve intolerable, las circunstancias no me derroten. Que siempre esparza un dulce perfume, grato, cálido e inagotable que alegre mi corazón y el corazón del mundo.

Como un granito de buen café.

  

"Parecer" parece imprescindible

 
 

No es Zen todo lo que reluce

 
Es más, últimamente parece que cuanto más reluce...
 
No es por fastidiarle el negocio a nadie pero apellidar zen a cualquier estilo de meditación o relajación no la convierte en zazen. Puede sentar bien y hacer más elásticos los músculos de carne y hasta los emocionales pero no será zazen.

Zazen no es sentarse en casa uno solo consigo mismo en loto, medio loto, seiza o a lo apache y respirar despacio durante un rato diario, que no es que esté mal, todo lo contrario, está muy bien, es sólo que no es zazen. Eso es relajación.

Zazen no es una meditación guiada por instrucciones y palabras o el carisma personal de un psicólogo, psiquiatra, médico o filósofo ni nadie ya sea erudito o no erudito. No incluye visualización de playas tranquilas y soleadas ni accesos imaginarios a la gruta escondida de una montaña donde, por ejemplo, habite un maestro que contestará nuestras preguntas más urgentes. Eso es meditación guiada y visualización. Puede estar muy bien (y lo está) pero tampoco es zazen.

Zen es zazen y se transmite en los dojos, de boca a oreja y en bajito literalmente, de piel a piel literalmente (por ahí leí -en concreto de roberto poveda, el de huellas del zen- una cosa muy hermosa y exacta: "rodilla contra rodilla". Quienes practicamos zazen sabemos a qué se refiere), de discípulo antiguo a discípulo que acaba de llegar, literalmente, en una cadena ininterrumpida desde Buda y de eso hace ya 2.500 años (cien arriba o cien abajo que viene a ser lo mismo), 2.500 años empujando nuestra espalda hacia arriba y anclando nuestras rodillas en la Tierra.

Para transmitir hace falta haber recibido la transmisión directa de parte de un discípulo anterior, certificado y autentificado y por tanto capacitado para certificar y autentificar la práctica del siguiente en el linaje.


Dentro de la tradición zen no existe la transmisión por los libros, cuestión que resulta desesperante muchas veces, porque es una tradición oral y por oral no se puede entender tan sólo que sea por la palabra pues contiene mucho más que palabras, son palabras grávidas y cargadas que muestran más que conceptos y que son instrumentos auxiliares para la postura.

Todo eso y mucho más se hace exclusivamente dentro de un dojo y durante la práctica de zazen con los kusen y con el silencio, las campanas y los gestos... todo emitido y recibido en un estado de conciencia especial que no espectacular. Es distinto. Especial por vacío, tal vez por anulado, por diferente del estado de conciencia ordinario, el que normalmente usamos para la vida cotidiana, no por ser ni raro ni paranormal ni nada de nada. De hecho nos lo llevamos pegado, durante un ratito al menos, a la calle mientras volvemos a casa, a casa mientras preparamos la cena, al sueño cuando vamos a dormir y no nos impide las actividades diarias sino todo lo contrario.

Lo digo porque de vez en cuando veo por ahí anunciado: “Meditación Zen” y quien lo anuncia hace lo que mejor le parece y como mejor le parece. Bueno, pues por más que se llame como se llame y tenga un nombre y hasta un renombre, si ese alguien no está entroncado (en-troncado, unido al tronco) en cualquiera de las ramas del árbol Zen, cualquier cosa que cuente por muy hermosa que sea y sin dudar de la veracidad de lo que diga, no será zen.

Por este lado del mundo las cosas no son tan estrictas y formales como explica el texto del enlace que dejo a continuación (hasta donde sé) pero podemos hacernos una idea de todo el proceso.

http://reflexioneszen.blogspot.com/2010/11/linaje-y-transmision.html

Meditar como la Montaña o como la Amapola... sanpai

   

Cuando un joven filósofo, llegó al Monte Athos, había leído ya un cierto número de libros sobre la espiritualidad ortodoxa, particularmente la pequeña filocalia de la oración del corazón en los relatos del peregrino ruso. Estaba seducido sin estar verdaderamente convencido. Una liturgia vivida en su ciudad le había inspirado el deseo de pasar algunos días en el Monte Athos, con ocasión de sus vacaciones en Grecia, para saber un poco más sobre el método de la oración de los hesicastas, esos silenciosos a la búsqueda de "hesychia", es decir, de paz interior.

Contar con detalle cómo llegó al padre Serafín, que vivía en un eremitorio próximo a San Pantaleón, sería demasiado largo. Digamos únicamente que el joven filósofo estaba un poco cansado. No encontraba a los monjes a la altura de sus libros. Digamos también que, si bien había leído varios libros sobre la meditación y la oración, no había rezado verdaderamente ni practicado una forma particular de meditación y lo que pedía en el fondo no era un discurso más sobre la oración o la meditación sino una "iniciación" que le permitiera vivirlas y conocerlas desde dentro por experiencia y no sólo de "oídas".

El padre Serafín tenía una reputación ambigua entre los monjes de su entorno. Algunos le acusaban de levitar, otros de que gritaba y gemía, algunos le consideraban como un campesino ignorante, otros como un venerable staretz inspirado por el Espíritu Santo y capaz de dar profundos consejos así como de leer en los corazones.

Cuando se llegaba a la puerta de su eremitorio, el padre Serafín tenía la costumbre de observar al recién llegado de la manera más impertinente: de la cabeza a los pies, durante cinco largos minutos, sin dirigirle ni una palabra. Aquéllos a quienes ese examen no hacía huir, podían escuchar el áspero diagnóstico del monje:

"En usted no ha descendido más abajo del mentón.
De usted, no hablemos. Ni siquiera ha entrado.
Usted... no es posible... que maravilla. Ha bajado hasta sus rodillas..."

Hablaba del Espíritu Santo y de su descenso más o menos profundo en el hombre. Algunas veces a la cabeza, pero no siempre al corazón ni a las entrañas... Así es como juzgaba la santidad de alguien, según su grado de encarnación del espíritu. El hombre perfecto, el hombre transfigurado era para él, el habitado todo entero por la presencia del Espíritu Santo de la cabeza a los pies. "Esto no lo he visto sino una vez en el staretz Silvano, decía, era verdaderamente un hombre de Dios, lleno de humildad y de majestad".

El joven filósofo no estaba aún ahí. El Espíritu Santo sólo había encontrado paso en él "hasta el mentón". Cuando pidió al padre Serafín que le hablase de la oración del corazón y de la oración pura según Evagiro Póntico, el padre Serafín comenzó a gemir. Esto no desanimó al joven, que insistió. Entonces el padre Serafín le dijo: "Antes de hablar de la oración del corazón, aprende primero a meditar como la montaña...". Y le mostró una enorme roca: "Pregúntale cómo hace para rezar. Después vuelve a verme".

Meditar como una montaña.
Así comenzó para el joven una verdadera iniciación al método de oración hesicasta. La primera meditación que le habían propuesto se refería a la estabilidad, al enraizamiento de un buen cimiento.

En efecto, el primer consejo que se puede dar al que quiere meditar no es de orden espiritual sino físico: siéntate. Sentarse como una montaña quiere decir tomar peso, estar grávido de presencia. Los primeros días al joven le costaba mucho quedarse inmóvil, con las piernas cruzadas, con la pelvis ligeramente más alta que las rodillas. Una mañana sintió realmente lo que quería decir meditar como una montaña. Estaba allí con todo su peso, inmóvil. Formaba una sola cosa con ella, silencioso bajo el sol. Su noción del tiempo había cambiado ligeramente. Las montañas tienen un tiempo distinto, otro ritmo. Estar sentado como una montaña es tener la eternidad delante, es la actitud justa para el que quiere entrar en la meditación: saber que está la eternidad detrás, adentro y delante de sí.

Después de zazen

 

Corazón de principiantes

 
El Talmud son sesenta tomos de no sé cuántas páginas cada uno pero seguro que muchísimas teniendo en cuenta como son los judíos para estas cosas de explicar y desmenuzar. En él se registra "toda" la sabiduría de su pueblo.

Cada una de las páginas del Talmud está nominada, es decir, lleva una letra que la identifica porque en hebreo los números se reemplazan por letras de modo que Alef es 1, Bet es 2 y así... bueno, cosas suyas.

El caso es que la primera página del Talmud tiene, según la tradición, la letra Bet (la que antes hemos dicho que corresponde a nuestro 2).

Y no es un error, es un símbolo. En el último capítulo del último tomo, uno de los rabinos deja escrito:

"Y no te ufanes de haber leído hasta aquí, ni de haberlo comprendido todo porque te sigue faltando entender la página uno del primer tomo"



En estos caminos donde todo es pura y espléndida paradoja, al llegar al final estamos en el principio igual que el boyero que partió en busca del buey y volvió a la plaza del mercado -el corazón del samsara- con las manos gloriosamente vacías




Y vuelta a empezar.

A lo mejor es que hay una página que no se puede nombrar ni numerar ni describir ni nada. O sea, Eso.

Cuando estoy en "modo negativo"...

  

... maestra en encontrar un problema para cada solución

Transmitir la Vía

  
Un suponer para poder jugar: alguien llega por primera vez al dojo y resulta que es mudo, sordo y ciego.

¿Cómo lo hacemos? ¿cómo podremos transmitirle el Dharma? ¿cómo señalar la luna si no puede ver el dedo que la apunta?

No podemos mostrarle la postura en una estatua de Buda pues no la verá.

Las instrucciones habituales sobre cómo sentarse, respirar y todo lo demás, no las puede escuchar y tampoco leer.

Y sin embargo ha llegado hasta aquí para practicar....

Y ahora... ¿qué?

Tiene que haber una manera. O muchas. ¡Uf, menos mal que no soy la responsable del dojo y no me toca!

De la estirpe de los raros

  
Resulta que los raros ahora somos nosotros.


Si te sienta bien sentarte de cara a la pared sin hacer nada más que ser durante un buen rato, eres raro.
Si a continuación cantas algo en una especie de sánscrito venido a japonés que ni entiendes porque lo tuyo es el castellano, eres raro.
Si te gusta estudiar eres raro.
Si aprecias y practicas el librepensamiento con todas las consecuencias, raro.
Si apuestas por el honor, raro.
Si eliges no aprovecharte del "tonto".
Si te empalaga la queja constante.
Si estás interesado en astrofísica.
Si no crees que "todo vale".
Si eres un propagandista de la magnificencia de la vida, si afirmas que los milagros existen y dices en voz alta que te han ocurrido y los nombras lo poco que se pueden nombrar...........
Si dedicas tiempo a la meditación o la oración.
Si tienes la sensación visceral incontestable de que "nosotros los espíritus somos más de lo que parecemos ser".
Si estás cómod@ reposando en el silencio.
Si sabes que hay más que la sola materia y las emociones y percibes y disfrutas los mundos sutiles que están en este mismo de aquí.
Si estás segur@ de que lo que sucede está bien aunque esté mal y además porque lo haces servir, que es una forma de darlo la vuelta... ahí sí que definitivamente ya no es que seas raro, es que estás de ingreso psiquiátrico.
 

9.- Hsiao Ch´u (La fuerza domesticadora de lo pequeño)

 

9.- Hsiao Ch´u
La fuerza domesticadora de lo pequeño




Alimentando la esperanza
Despacito y buena letra (Gloria)

La imagen central de este hexagrama es la del elemento fuerte (todas las líneas son yang) "dominado, refrenado temporalmente" por la línea débil en la cuarta posición (el lugar del ministro). Al ministro, dada la naturaleza de su rango, le hace falta autoridad -en el sentido de completa confianza de los otros- y la fuerza para sojuzgar los elementos fuertes de una vez por todas aunque puede continuar teniendo un influjo moderador mediante "firme determinación interior, suavidad y adapatabilidad".

Este hexagrama nos indica que nuestra influencia está prácticamente limitada por las circunstancias. Otras personas están empezando a entender nuestra firmeza de carácter y a respetar nuestra forma de vida pero no lo suficiente como para corregir de forma permanente su relación con nosotros. Sólo hemos progresado hasta el punto en que la insolencia de la otra persona es refrenada, por lo que no podemos asumir que todos los problemas estén resueltos. Hasta que las relaciones sean firmes y estructuralmente corregidas, tenemos que mantener la discrección y la cautela conservando el sentido de cuidadosa responsabilidad para hacer lo que es correcto. Siempre existe la tentación de abandonar la autodisciplina. Tras conseguir pequeñas victorias nuestros "inferiores" preguntan: "¿Y ahora me puedo relajar? o ¿Tengo que seguir prestando atención, seguir siendo responsable...? y ¿Cuándo voy a disfrutar?"

Hemos de evitar la ambición (como disposición descontenta del ánimo) de querer progresar. Una victoria final no sólo es imposible ahora sino que la ambición ejercería una presión negativa. La presencia de la ambición indica que todavía no tenemos confianza en el camino de la no-acción o en el poder de adherirse a la verdad para cambiar la situación. Esta duda que es subconscientemente percibida por los demás, impide que transmitamos la impresión correcta.

Debemos descansar tranquilos con lo poco logrado. Al aceptar modestamente la forma lenta en que la naturaleza funciona, se da el margen que necesitan los otros para aceptar nuestro camino, descubrir el suyo propio y hacerlo juntos.

Mutación en la cuarta línea. "Si eres sincero, la sangre desaparece y el miedo cede. No hay culpa"
Se dan tres interpretaciones.
Primera: aunque no nos gusten algunas líneas del I Ching, éstas nos son proporcionadas con el espíritu sincero de ofrecer ayuda. El sabio ofrece su consejo a pesar de que podamos despreciarlo por ello.
Segunda: estamos en una posición de responsabilidad comunicando a otros el ejemplo del camino del sabio. Debemos hacer lo que es correcto desligándonos de los retos provocados por los egos de los otros (y del nuestro) y soltarlos aunque nuestra acción sea mal entendida. Al final, siendo fieles a nuestros principios, e consigue el efecto correcto. Vivir correctamente consiste en "mediar" entre el mensaje del sabio y los demás.
Tercera: si somos sinceros en nuestro camino no recurriremos a métodos impropios. Al dejar los métodos impropios "la sangre desaparece". Esto quiere decir que se evita la amenaza de la confusión y la prolongada amargura. La sangre simboliza las palabras y los actos que hieren emocionalmente, como cuando blandimos la luz blanca de la verdad cual si fuera un sable. Necesitamos darnos cuenta de que la verdad no es una luz blanca dura, cortante, sino la luz amarilla de la moderación. Cuando nuestro entendimiento se aleja de la modestia y de la moderación, éste se aleja de la verdad. Hablar demasiado en caliente debido a las emociones nos recuerda el efecto de una explosión atómica: la radiactividad es venenosa y contamina la relación por mucho tiempo. Entonces, en lugar de tratar con la persona, tratamos con la radiactividad.

(La mutación indica que por este camino desembocaremos en el primer hexagrama del I Ching: Lo Creativo, El Cielo)