¿Lo había dicho ya? Pues por si acaso, porque es precioso

Olvidar lo que se da
Olvidar al que da
Olvidar a quien se le da.

Y para muestra, un botón: una antigua oración zen que se recitaba antes de comer en los monasterios: "Que nos demos cuenta del vacío de las tres ruedas: del que da, del que recibe y del regalo"

Hale, a regalar en plan mushotoku!

A este paso igual hasta somos felices.

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