Zen es zazen

me lo han dicho tantas veces que ya no sé si lo creo porque es mi experiencia o por pura saturación acústica.

Pero me pregunto por qué razón, entonces, se estudian los sutras en los templos además del zazen y del samu. Me pregunto por qué se organizan debates del Dharma en la Gendronnière. Por qué los monjes que acuden al ango se conmueven cuando l@s monj@s japones@s les descubren los significados y el simbolismo de los ritos y los gestos. Por qué afirman que su conciencia se abre y se ponen alegres y se ríen (que, por cierto, es a todo lo que aspiro: a reírme sin parar. A dormir a pierna suelta. A comer con buen apetito. A beber agua cuando tengo sed...) Tengo bien claro que el día que me "entre" la iluminación, y va a ser en esta vida, que no me da la gana de esperar a otra, todo lo que voy a obtener es risa.

A lo mejor podríamos hacer algo parecido. A lo mejor podríamos pretender que nuestro zazen, que algunas veces nos cuesta tanto, fuera algo más que una relajación o un subidón de energía.

¿Una jornada gastronómica? ¿Un día de silencio? ¿Uno de hablar y hablar?...

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