Zen, el arte de soltar





Tenemos un millón ( o más!) de formas para generar infelicidad y desencanto. Todas tienen en común una cosas: el aferramiento, el apego como con Loctite.

¿Te has aferrado alguna vez a un punto de vista tonto? ¿A una emoción, pese a que no pudieras hacer nada por satisfacerla, enderezarla o cambiar la situación que parecía provocarla? ¿Te has agarrado a la tensión o la ansiedad una vez pasado ya el hecho inicial?.

Si me paro y observo, encuentro que para poder respirar, contraigo los pulmones y así el aire usado sale. Luego permito (sin querer y porque sí, porque la cosa va así) la expansión para llenarlos de nuevo. No puedo quedarme en el inspirar y quedarme ahí pegada; para completar el proceso de respirar también tengo que espirar, soltar.

Un truco para empezar

Durante la práctica de zazen aparecen muchas cosas: imágenes, pensamientos, sentimientos, ideas para mañana, repaso del día... la mente se mueve sin cesar. Y los maestros dicen que dejemos pasar todo eso. Lo malo es que casi nunca sabe uno cómo se hace. Como los niños de primaria cuando aprenden a escribir, a lo mejor necesitamos una plantilla. Esta es una de ellas.

Paso 1.- Cuando surja lo que sea ni lo sigas ni lo bloquees ni nada de nada. Sabes que acaba de emerger y que está ahí. Es el momento de hacerte una de las siguientes preguntas:

- ¿Podría soltar este sentimiento?
- ¿Podría permitir que este sentimiento esté aquí?
- ¿Podría aceptar este sentimiento?

Estas preguntas no te plantean otra cosa más que si es posible emprender esa acción. “Sí” y “no” son, ambas, respuestas aceptables. Muchas veces aunque la respuesta sea “no”, de todos modos soltarás, sin querer. Lo importante es que respondas con un mínimo de reflexión, sin entrar en debate interno sobre las ventajas o los inconvenientes; sobre lo correcto o lo incorrecto. Tan solo hay que responder una cosa u otra.

Paso 2.- Cualquiera que sea la pregunta con la que comenzaste, hazte ahora esta sencilla pregunta: ¿Lo haría?, en otras palabras: ¿estoy dispuesto a soltar?.

Una vez más, aléjate todo lo que puedas del debate. No importa si “tienes razón” o no... solamente importa que haya una respuesta. Y siempre la hay. Siempre hay una sensación de que sí o de que no o de que no estás seguro. En estos dos últimos casos, pregúntate: ¿Prefiero tener este sentimiento o quiero ser libre? Aunque la respuesta siga siendo “no”, vamos al paso 3.

Paso 3.- Pregúntate: ¿Cuándo?

Es una invitación a soltar lo que te traes entre manos AHORA. Puede que te resulte fácil y sientas que lo abandonas o puede que no del todo; o puede que notes que continúas ahí agarrado.... de cualquier forma se ha iniciado un movimiento que continuará su camino por sí mismo. Puedes continuar empujándolo si quieres. Al fin y al cabo tienes todo el tiempo que dura el zazen para hacer estos experimentos. Repite el proceso tantas veces como te parezca y apetezca. Hasta soltarte del todo o hasta que te resulte suficiente.

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