Un padre


 
Hoy por la mañana ha abandonado esta vida el padre de nuestra Ane, que se queme  incienso en el dojo.
 

¿Qué te-me-nos pasa?

      
Una vez le preguntaron a un hombre qué tenía dentro que parecía tan contento y en paz.

El hombre preguntó a su vez a quien le hacía la pregunta qué tenía dentro que parecía tan inquieto y desanimado.

Aquel que no tiene nada dentro siempre está feliz.


Aquel que tiene muchos deseos nunca sale de su miseria.





(Un apunte: que no es lo mismo "deseo" que apego al objeto del deseo. Por si acaso tenemos la tentación de eliminar la ilusión -no ilusión como ignorancia, sino como motivación- en cuyo caso y según Deshimaru por ejemplo, estamos como muertos.

Supongo que es cosa de ir aprendiendo a discernir de qué debemos vaciarnos, despacio, de cosa en cosa y a lo mejor al final somos vacío y por eso mismo nos cabe todo. Eso me han dicho y yo lo creo.)
 

Gran sesshin, Comando!!

   

Organizar una sesshin no es nada fácil, es un derrame de ilusión y esfuerzo, un vaciarse gratis del todo en otros (mushotoku, para los amigos). Y ésta ha sido tan bonita, tan abundante de ternura y espacio para respirar y meter la pata que nuevamente y también como siempre



Gasshô


................. por la crema de calabaza con pipas de girasol y el cuscus a la llegada después de un viaje largo y duro en el que a juan carlos (un héroe de la resistencia y la voluntad al volante) al final se le cruzaban las rayas de la carretera, los abrazos y "vernos las caras", la coliflor, la pasta, la sopa, la ensalada, las guenmai, la tarta de manzana, el suntuoso aperitivo, las infusiones que serenaron el alma y la noche, el café, el ikebana, el mercadillo, las camisetas, las "chapas" deliciosas, creativas e iconoclastas en el  más puro estilo Zen y un Tenzo Kyokun que es el mejor que he leído en mi vida, el lugar, el dojo dulce y amable, las palabras de cariño y preocupación para cada uno de los acogidos.

Y una camiseta que he recibido como un tesoro y que no voy a tener, por más que me esfuerce, palabras para agradecer.

Y por las relaciones dhármicas reconocidas, los amigos espirituales que decía poveda.... otro gran tesoro.....

Mañana  sabré decir más. Hoy, muy en serio, me duermo agradecida. Y en paz.

Consta en vuestro "haber" y en mi "debe".

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Hoy es el mañana de ayer y

esto dijo unsui  (http://nube-agua.blogspot.com/) en un comentario por ahí abajo a propósito de otra entrada:

[...] el amor debe ser incondicional, para que sea Amor. Si está basado en condiciones... es otra cosa diferente que llamamos igual. Los griegos, eran más espabilaos y para evitar malos entendidos utilizaban diferentes nombres: "Eros", era una mera atracción física, que no está mal (¡ni mucho menos!), pero ahí se queda. El ego desea y punto. "Phileo" era un amor con base "contractual". Es decir te amo, a cambio de que tu me ames. Amor fraterno. El ego, haciendo trueques. "Ágape", el amor que transciende la atracción física y el amor condicional de Phileas. Es total, no pone condiciones. El ego ha sido transcendido [...]

Ha sido lo más parecido a un ágape.

Por último dejo el poema de Ryôkan, bellísimo en forma y fondo, que Rafu recordó en uno de los kusen (por cierto, sin desperdicio y que espero que alguien haya registrado de alguna forma y lo publique en donde sea):

Decís que mis poemas son poemas
Mis poemas no son poemas.
Cuando entendáis que mis poemas no son poemas,
podremos empezar a hablar de poesía.
 

Kyosaku

 
Sé que tiene mala pinta eso de que te suelten un golpe en cada hombro así como si te nombraran Caballero pero a lo bruto y, en algunas escuelas, sin siquiera pedirlo ni decir "esta boca es mía".

Pero qué bien sienta cuando se tiene la mente hecha un embrollo y el cuerpo se rebela como solamente él sabe hacerlo: mandando.

Descarga y elimina, coloca y ordena. Debe ser por eso que se pide haciendo gasshô y se agradece con otro aunque en el video por más que el pobre Deshimaru dice: "gasshô, gasshô"....

Es la espada del despertar, reposando en el altar hasta el momento de usarla para cortar, de raíz y por lo sano... como lo del nudo gordiano, para entendernos.


Comentarios de Dôgen sobre el ego

   
  
Para estudiar la Vía es preciso despojarse del yo individual. Se pueden estudiar más de mil sutras y más de diez mil comentarios que aún así, si uno no suprime esta atadura, acabará por caer en la fosa de los demonios.

Cierto maestro dijo antaño: "Si no os habéis hecho con el espíritu ni con el cuerpo de la Ley, ¿cómo esperáis convertiros en budas o en patriarcas?". 

Liberarse del yo implica lanzar el cuerpo y el espíritu al gran océano de la Ley del Buda y practicar de acuerdo con ella, sin tener en cuenta los esfuerzos y sufrimientos que ello quizá conlleve. Es posible que en algún momento os sintáis humillados al veros obligados a mendigar vuestro alimento, pero, mientras penséis así, no estáis en disposición de conocer la Ley del Buda.

Olvidad todos los prejuicios mundanos y estudiad la Vía, remitiéndoos únicamente a la doctrina. De la misma manera, si os subestimáis pensando que no estáis a la altura de la Ley, significa que seguís conservando cierto apego a vuestro yo.

Tomar en consideración las opiniones de los demás y el modo en que puedan reaccionar está en el origen del apego a uno mismo. Estudiad y practicad la Ley del Buda. No tengáis nunca en cuenta la opinión de los demás (Shôbôgenzô Zuimonki, V, 9).
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Son muchos los que en la actualidad confiesan que las palabras de tal o cual maestro no les gustan. Es una equivocación pensar de este modo. No acabo de comprender lo que quieren decir con esto. ¿Acaso las enseñanzas sagradas son falsas porque ellos las imaginaban de otra forma? Eso es algo completamente estúpido. ¿O es que las palabras del maestro no concuerdan en todo punto con sus opiniones? Entonces ¿para qué va a consultarle? ¿O se basan más bien en sus apreciaciones subjetivas? En tal caso son esclavos de las ilusiones y pensamientos erróneos que existen desde que el mundo es mundo.

La clave del estudio de la Vía estriba en seguir al pie de la letra las palabras del maestro o los principios de la enseñanza sagrada, incluso en el caso de que no concuerden con lo que uno cree, rechazando los caminos basados en el yo individual e intentando enmendarse. Sólo de esta manera podréis estudiar la Vía.

Hace tiempo uno de mis compañeros, con muy alta opinión de sí mismo, fue a visitar a un maestro iluminado que le dijo: "Nunca podrás comprender el Espíritu si tu propio espíritu es diferente". Pero él permaneció apegado a sus propios puntos de vista y perdió su vida en vano, sin llegar a acceder jamás a la Ley del Buda. Observándole a él yo fui capaz de comprender que había que enfocar de otro modo el estudio de la Vía.

Desde ese momento, me esforcé en seguir las palabras del maestro y en profundizar en la doctrina. Más tarde, leyendo los sutras, encontré en uno de ellos esta frase: "Para estudiar el budismo es necesario abandonar las formas de pensamiento propias de los tres mundos" (en sánscrito Triloka: las tres esferas de la existencia que constituyen el sâmsara, es decir, el mundo de la forma, el mundo de la ausencia de forma y el mundo espiritual) . Así comprendí verdaderamente que no debía conservar mis antiguos modos de entender las cosas y que tenía que continuar corrigiéndome.

Uno de nuestros clásicos ha dicho también: "Los consejos sinceros hacen daño a los oídos". Es cierto que los buenos consejos que se os suelen dar no son gustosos de oír, pero, por desagradables que sean, si os esforzáis en seguirlos, finalmente saldréis beneficiados (Shôbôgenzô Zuimonki, V, 13).
   

Pepe mi Maestro

  
j escribió en "La Verdad" sobre un Maestro:

"Todavía sigue inspirándome"

Un maestro, por lo general, es alguien que te transmite los conocimientos importantes y útiles que posee. Habitualmente lo hace por medio de la palabra. El lenguaje es el código que se suele utilizar para que sus ideas y conceptos pasen a sus discípulos.

Mi maestro en cambio no hablaba. ¡Mal asunto para enseñar!. Por si fuera poco, tampoco actuaba de forma que su ejemplo me inspirase, con lo cual nuestros canales de comunicación se puede decir que no existían. No sólo eso, muy posiblemente no tuviese nada que transmitir.

Sin embargo, era muy buen maestro. El mejor, diría yo.

¿Cómo podía ser tan buen maestro si la naturaleza no le había dotado – aparentemente- para lo que entendemos habitualmente por enseñanza?. Pues porque hay maestros que, en lugar de transmitirte algo que ellos saben, (que como todo concepto, es una imagen de la realidad, pero no la realidad misma), hacen que tú lo experimentes directamente. Es la diferencia entre hablarte de un cocido, sus ingredientes, su forma de preparación y comerte el cocido. ¡Menuda diferencia! En el primer caso, puedes llegar a ser un erudito del cocido, en el segundo ¡has vivido el cocido, lo has experimentado directamente!.

Te vienen a decir que todo lo que tienes que saber, ya lo sabes, lo llevas dentro. Sólo tienes que descubrir que lo sabes. Esta enseñanza que no se basa en transmitir conceptos, sino en experimentar la realidad se puede ejercer sin necesidad de palabras, sin predicar con el ejemplo. Pepe, que tal era el nombre de mi maestro, lo hacía muy bien, simplemente existiendo.

Pepe, padecía una parálisis cerebral. No hablaba, no podía interpretar lo que veía, no podía entender lo que oía, no podía moverse de forma coordinada... etc.

Sin embargo este estado lleno de limitaciones, era su mejor recurso para la enseñanza.

¿Qué aprendí con Pepe?

Aprendí a conocer mi egoísmo. Somos muy egoístas, pero procuramos no darnos cuenta de ello, para no dañar esa imagen súper-idealizada que tenemos de nosotros y que nos empeñamos en transmitir a los demás.

Cuando por la noche lloraba porque algo le molestaba o le dolía, me sorprendía a mí mismo haciéndome el dormido para no tener que ir. Si no había más remedio, me levantaba de mala gana, y lo intentaba callar, renegando de su existencia, dándome más pena yo, que el pobre Pepe que no tenía otro medio de decirnos que algo no iba bien y le hacía sufrir.

Aprendí que eso que llamamos amor o cariño, es casi siempre un amor interesado en mayor o menor grado. Un amor bastante propio a través de los demás. Aprendí que hay otro amor, o mejor Amor (con mayúscula), que está totalmente desprovisto de interés.

Pepe, nunca iba a ser un niño que hiciese las típicas gracias, que jugase, que de mayor hiciera la carrera con matrículas y fuera el orgullo de sus padres.

Muchas veces, vemos a los hijos como esa última esperanza, de que al menos ellos, hagan lo que nosotros no hicimos y podamos arrinconar algo nuestras frustraciones.

Con Pepe no se podía aspirar a esto. Sin embargo, ¡cuánto cariño se le podía tomar! Era realmente un amor desprovisto de interés, de condiciones. Era el centro de nuestra vida. Gracias a su existencia, a su estado, este Amor se podía manifestar.

Con Pepe se aprendía paciencia. Cuando se enfadaba no había un interruptor para callarlo, no le podías reñir o convencer de que dejase de llorar, ni tampoco podías pasar de él. Había simplemente que desarrollar la paciencia y evitando todo nerviosismo, toda desesperación, intentar descubrir que era lo que le molestaba.

Con Pepe se aprendía a ser feliz. Cuando a veces me tocaba estar con él, me sentaba en el suelo, en la colchoneta, que era donde pasaba gran parte de su tiempo, me lo ponía entre las piernas apoyando su espalda en mi pecho y pasábamos un buen rato oyendo a Mozart. Eran momentos de paz y felicidad, no espectaculares, pero sí de una intensidad que no he vuelto a experimentar.

Con Pepe podría haber aprendido muchas más cosas si hubiese estado más con él, si mi egoísmo no me hubiese impedido verlo como un Maestro, más que como una desgracia, una incomodidad. Desgraciadamente, un día del verano pasado se fue tan imprevistamente como había venido.

Hoy, 17 de Marzo cumpliría ocho años.

Le echo de menos.

Zazen y meditación, no es lo mismo

        
                 
Sé que es una entrada larga y para tomársela con calma. Que no es una frase corta que impresiona rápido y se desvanece con un "qué bueno" ligerito y trivial para poner "me gusta" en facebook, pongo por caso.

Si ya practicas zazen o estás pensando en hacerlo, merece la pena que la leas elaborándola, dejando que te empape, cogiendo apuntes y anotaciones con tu propia experiencia, para etender de verdad a qué nos dedicamos que no es otra cosa que lo que Deshimaru nombró como "el Gran Asunto"... por si no fuera lo tuyo después de todo, por si acaso y de momento te viniera mejor apuntarte a otra cosa.

Esto es lo que ofrece la práctica de zazen: la flor de Udumbara.

Agradecimientos a quien lo inspiró, a quien lo tradujo (roberto poveda: http://huellasdelzen.blogspot.com/, por ahí abajo referenciado) e Isshô Fujita que lo deja clarito, a todos los que nos lo ponen cerca y muy en serio a Dôgen, grande, grande, grande y generoso... como todos si nos dejamos y lo elegimos.

Parece que existe un error frecuente sobre zazen, ya que algunas personas piensan que se trata de una técnica que permitiría alcanzar el estado de "no pensamiento". Una comprensión así de zazen supone que un cierto estado de espíritu puede ser alcanzado por una influencia, una técnica o un método. En Occidente, zazen es habitualmente traducido por "meditación zen" o por "meditación sentada". Cada vez más, en su empleo actual, el zazen es considerado como uno de los numerosos métodos surgidos de las tradiciones espirituales orientales para alcanzar objetivos tales como la salud corporal o mental, un comportamiento social adaptado, un espíritu tranquilo o la resolución de diversos problemas de la existencia.
Es verdad que numerosas prácticas de meditación de la tradición budista ayudan a realizar estos objetivos, y esto puede ciertamente ser una utilización hábil de estos métodos meditativos. El zazen, sin embargo, tal como es comprendido por el maestro Dôgen, es una cosa diferente, que no puede ser clasificada como una meditación en el sentido indicado antes. Será pues útil que se examinen algunas de las diferencias entre el zazen y la meditación.

Dôgen (1200-1253) es el fundador de la tradición zen sôtô y, sobre todo, un maestro de meditación. Su Shôbôgenzô es una de las grandes obras maestras de la tradición doctrinal budista. Los eruditos actuales obtienen muchísima ayuda de este texto para comprender, no solamente un enfoque único del budadharma (la enseñanza de Buda), sino también el zazen en tanto que práctica. Para Dôgen, el zazen es, antes que nada, una postura total del cuerpo, no un estado de espíritu.

Dôgen utiliza numerosas expresiones para describir el zazen. Una de ellas es gotsuza, lo que significa "sentarse inmóvil como una poderosa montaña". Un término próximo de gran importancia es kekkafuza, "la postura del loto", que Dôgen considera como la llave de zazen. Sin embargo la comprensión de Dôgen de kekkafuza es completamente diferente de la tradición del yoga indio, y esta comprensión da una potente aclaración sobre la manera de aproximarse a zazen.

Kodo Sawaki

 
Así somos o a ello tendemos que en definitiva es todo lo que importa:

dulces, tiernos, amables, corteses, compasivos, comprensivos, generosos, fecundos, alegres, acogedores, cálidos, delicados, agradecidos, hermosos, viejecitos, sabios, cariñosos, traviesos, juguetones o sarcásticos, también deprimidos, enredados, valientes, perplejos y estupefactos, bloqueados, divertidos, curiosos, sencillos, complejos, escépticos, cortantes, serios o aburridos, derrotados y levantándonos aún sin fuerzas, nostálgicos, conservadores, radicales, arrastrados, miserables, contemporizando, impredecibles, sutiles.........

por todo eso y todo lo demás, vida en estado puro, fecunda y regalada.


 

52.- Ken (El Aquietamiento)

  
52.- Ken
el aquietamiento

Si por un momento intentamos aquietar y sosegar nuestros pensamientos, limitándonos a observarlos sin intervenir, sin participar, sin alimentarlos, sin alimentar los contrarios, sin involucrarnos y sin dejarnos arrastrar por ellos (sin cavilar, que diría muiso), simplemente viéndolos llegar y permitiendo que se alejen hasta desaparecer..... será como zazen

Si lo que hacemos es escoger una idea, concepto o pensamiento; lo observamos con todo detalle, lo analizamos desde todos los puntos de vista e intentamos comprenderlos hasta sus últimas consecuencias, lo que estamos haciendo es concentrarnos, enfocar el asunto del que se trate.

El hexagrama propone para este mes aprender a conjugar en la vida diaria ambas formas simultáneamente -lo está poniendo difícil :( -

por un lado aquietar nuestros pensamientos y concentrarnos en el momento presente
por otro adecuar nuestras inquietudes y reacciones a las circunstancias en las que nos encontramos

6 cuestiones que preguntarnos, una por cada línea del hexagrama:
- ¿Nos detenemos antes de que las apariencias, nuestros intereses o nuestro ego, puedan llegar a distorsionar o tergiversar la perspectiva de la situación en la que nos encontramos?

- ¿Somos conscientes de la dificultad que implica adecuar nuestros pensamientos y emociones al momento presente cuando nos encontramos sujetos a compromisos y condicionamientos?

- ¿Nos exigimos y nos imponemos a la fuerza demasiadas normas, reglas y límites, pudiendo llegar a perjudicarnos a nosotros mismos?

- ¿Intentamos aquietar nuestros pensamientos y emociones concentrándonos y dirigiendo nuestra atención al momento presente con el fin de superar y controlar nuestro ego?

- ¿Conseguimos adecuar lo que expresamos o manifestamos a las circunstancias en las que nos encontramos, concentrándonos y dirigiendo nuestra atención al momento presente?

- ¿Aquietamos nuestros pensamientos y nos concentramos en el momento presente, consiguiendo así, al superar nuestro ego, adecuar nuestras actitudes y reacciones a las circunstancias en las que nos encontramos?

El hexagrama habla del aquietamiento de la espalda. El texto señala que es necesario aquietarla y, con ella, los cordones nerviosos que la recorren de modo que se serenen el cuerpo, el corazón, la mente.

Aclara sin embargo que la quietud es un estado que debe ser compensado por su opuesto, el movimiento.