musgo de estrellas


Al llegar la navidad, cuando era más pequeñita de lo que soy ahora, los primos nos juntábamos en la finca de unos de mis muchos tíos (porque entonces éramos lo que se conoce como una familia extensa que a día de hoy se ha quedado en una familia diminuta, sosa y bien avenida a base de hacer todos un esfuerzo un poco sobrehumano).

Y como los que “los pequeños” llamábamos “los mayores” tenían que entretenernos con algo en las mañanas de invierno, nos mandaban a coger musgo de estrellas como base para el belén que montaríamos, de poco en poco, de rey en rey y figurita a figurita, en las tardes de invierno tan, tan, tan largas y oscuras.

Por alguna razón que desconozco la única que encontraba el famoso musgo era yo, todos los demás se desesperaban con líquenes y musgos de largas cabelleras que “los mayores” decían que no servían, que no quedaban bonitos, que la navidad y el belén estaban hechos de estrellas y no de cosas secas y grises.


Total, que todo eso debió de ser que se me quedó en la memoria permanente y cuando tuve que inventar un nombre para este blog, musgodeestrellas fue todo lo que se me ocurrió. Y me pareció bien. Y puestos a buscar el significado de los símbolos (cosa a la que soy tremendamente aficionada y adicta), decidí que cuando muchas estrellas se juntan hacen un cielo y que entonces ese cielo en vez de ser azul sería verde porque la vida y el crecimiento comienza en verde brillante según todos los chinos que son de la gente más sabihonda del planeta.

Y que éste blog no sería nada o sería poco si no fuera por... lo que todos sabemos: que somos distintos y diferentes e iguales y que juntos componemos todos los colores. Que donde no llega el pragmático llega el trascendente. Que donde llega el científico lo supera el místico..... y así...

Y que de todos modos, todos tenemos la misma Orientación.........






................ Suerte y Gracia


12 pensamientos +:

Anónimo dijo...

Vuelves a tener nuestro tuétano.

gassho

Roberto dijo...

_/\_

Roberto dijo...

Esta historia personal que nos trae el Musgo -gracias Ane por compartir tus cosas con nosotros y animarnos, tanto al debate como a la unión- me recuerda, después de la un tanto movida serie de comentarios originados a raíz de la anterior entrada de este mismo blog, una historia zen muy conocida. La copio tal cual de otro blog en la que la he buscado y encontrado: "Cuentan que dos monjes budistas estaban a punto de cruzar un río caudaloso, cuando se encontraron con una joven que les pidió ayuda para llegar al otro lado. El monje más radical se negó rotundamente, puesto que les estaba prohibido tocar a las mujeres; el otro, gentilmente, la ayudó a cruzar. Luego, los dos monjes prosiguieron su camino en silencio. Pero dos horas después, sin poder dejar de pensar en lo ocurrido, el monje radical criticó a su compañero diciéndole: “¿Cómo es posible que tocaras a una mujer? ¡El maestro te expulsará de la congregación! ¡Es terrible lo que has hecho!.

El otro le respondió: “Hermano, yo cargué a una mujer y la dejé al otro lado del río hace dos horas. ¿Me puedes explicar por qué tú todavía la sigues cargando?

Para saber resolver conflictos también es necesario saber soltar, despegarse de las emociones negativas generadas por nuestras expectativas y deseos incumplidos."

Anónimo dijo...

Roberto, eres insoportable.

mikaela dijo...

Ay, dios, que esto de compartir tuétano si que es una cosa grande! Podría decir que no me lo merezco y todo lo que se supone que hay que decir, pero mejor digo lo que siento y es: encantada,jajajaja!!!

Y di que no, Roberto, que no eres insoportable :))

Roberto dijo...

Grácias Ane, pero no hace falta, lo que me toque he de soportarlo solo, y he de aprender de ello... aunque nunca viene mal un abrazo amigo. :)

Si alguién dice de mi que soy insoportable, quiere decir que hay algo en mi que no es capaz de soportar, es decir que le produce duhka, sufrimiento y que no sabe cómo controlar y apaciguar la causa de ese sufrimiento.

Pero puesto que yo no existo de forma independiente, sino en relación con los demás y con todas las cosas, también yo debo mirar que es lo que hay en mi que, en vez de procurar encaminar a ese otro a la paz, le encamina a la ira, para corregir eso en mi.

Digo esto de verdad, de todo corazón, sin recochineo ninguno.

Lo que si me duele es que en un blog como este, que se supone que tiene como referencia al budismo zen, algunas personas en vez de ver si lo que los otros hacen y dicen -aquí, puesto que es un espacio para la palabra, más bien dicen-, más allá de que les guste o no el estilo ajeno, que para eso todos tenemos nuestras preferencias, se dediquen a exponer cuales son gustos personales, sus filias y sus antipatías, en vez de ver si lo dicho es o no conforme al dharma. Así no salimos ganando ni nosotros ni el dharma.

Anónimo dijo...

Ánimo Roberto.

Somos los anónimos que criticamos en la entrada anterior el estilo de tus comentarios, pero que no solemos utilizar descalificaciones personales.

Has hecho una reflexión muy sincera respecto a los sentimientos que inspiras a los demás, solo por esto obtienes el poco tuétano que nos queda.
Muchas veces comentamos en casa lo muy acertado de tus reflexiones pero lo molesto que resulta tu estilo al exponerlas. No somos personas muy letradas pero te recomendaríamos sintetizar un poco y no hacer excesivo alarde de conocimientos y, alguna vez, antes de recurrir a tal o cual Sutra o Maestro podrías probar de escribir lo que te dicten las tripas. Ane es especialista ello, con una aparentemente dulce historia te puede pegar un viaje que ni Joshû con una zapatilla.

Lo dicho, ánimo compañero y a moderarse.

Los Roper

Roberto dijo...

Gracias por vuestras palabras. Además por fin sabemos quienes sois, el señor y la señora Roper, así ya tenemos un nombre por el cual dirigirnos.

Lo que escribo en relación al dharma, aunque haya a quien pueda parecerle lo contrario, viene de lo intimo. Otra cosa es mi estilo, que puede no gustar y que supongo proviene de mi propia educación, de mi propio karma.

La referencia a los textos sagrados de nuestra tradición no es algo que haya inventado yo, sino que es una constante en todos aquellos que nos han precedido y que se han esforzado en comprender, realizar y transmitir esta práctica liberadora.

Con frecuencia se interpreta mal, rematadamente mal, hasta desbaratarlo todo, el dicho de que el zen es una trasmisión más allá de las palabras, Una cosa es que no sea a través de las palabras como podemos alcanzar la naturaleza de lo inefable que libera, y otra, muy distinta, que las palabras no sean importantes en la trasmisión y en la comprensión de esta tradición. Probablemente este error, por lo menos aquí en Europa, viene desde su nacimiento.

Deshimaru, en realidad, no tenía una comprensión y una capacitación suficiente relativa a lo que el budismo zen implica, aunque si, al parecer un enorme carisma para hacer prosélitos. Pero hacer prosélitos no es una de las metas del budismo, mientras que, por ejemplo, si lo es del cristianismo. De aquellas aguas vinieron después estos lodos. Por ejemplo no tenía experiencia monástica alguna, y sin embargo se dedicó a ordenar desaforadamente pseudo-monjes, y después aquí, en Europa, ha persistido una idea completamente loca de lo que esa condición implica. Esta falta de capacitación no es algo que diga yo, que no soy nadie, sino que es reconocida a menudo por sus propios discípulos directos, cosa que puedo afirmar por haber estudiado durante años junto a uno de ellos.

Decía que la referencia a los textos sagrados es una constante desde el mismo Buda, profundo conocedor de los Vedas (las escrituras sagradas de su época), hasta Dogen, cuyos textos están constantemente plagados de citas de aquellos que le precedieron. Por ejemplo, en el Fukanzazengi aparecen no menos de 10 citas directas a otros autores, y en el Shobogenzo las citas, especialmente del sutra del Loto, son innumerables, como se por haber ayudado a su traductor al español a realizar algunas correcciones del tomo I y haber tenido que navegar durante horas, días y meses por en medio de aquel océano de palabras.

La lectura y el estudio de los textos sagrados, para el practicante, es decir para aquel que investiga de qué manera la vía el Buda puede servirle para liberarse de dukha (de aquello que se acostumbra a traducir como “sufrimiento”) no es una lectura como la que realiza el erudito, es un tipo de lectura completamente distinto. Se trata de ver en qué forma resuena la comprensión de la propia realización expresada por nuestros predecesores con nuestra propia comprensión. Si ambas notas producen un armónico, es que estamos en el buen camino, si hay una disonancia es que no hemos comprendido bien y debemos indagar por que. Repito, no se trata de un estudio erudito, se trata de un estudio vital, es decir de un estudio en el que nos va la vida.

Roberto dijo...

lo que he de decir no cabe en 4096 carácteres, por eso lo divido en dos. Soy insoportable, lo se, todos lo somos en el fondo, para los demás y para nosotros mismos. Puede que esa sea una de las razones por las que hacemos zazen. Prosigo...


No es una cuestión de “tener estudios”, en el sentido de conocimientos acumulados y organizados, es una cuestión de estar en sintonía, o de no estarlo. Esto me recuerda algo que un autor completamente ajeno al budismo, Carlos Marx, decía de su obra magna, El Capital: “es una obra que a los estudiosos les cuesta mucho entender, en cambio los proletarios la comprenden de inmediato”, cito de memoria, y me disculpo con aquellos a quienes no gustan las citas :)

No basta con sentarse y vaciarse de pensamientos, eso es algo que no invento Buda, lo aprendió de otros, sino de qué dirección, de qué sentido damos a esa sentada, y hay la innovación del Buda si que fue completa. Vaciarse de palabras no es no adquirir palabras nuevas -bienvenidas sean estas, en su lugar y en su momento- sino, desmontar aquellas que nos preceden, nos confunden y están ya por cultura en nosotros, conscientemente o no, desde la leche materna. Y esto, a menudo, requiere un trabajo intenso de confrontación con los textos, y más todavía para nosotros occidentales, ignorantes de una tradición que ha llegado a nosotros hace poquísimo, y de cuyas implicaciones profundas desconocemos todavía casi todo.

Por eso no pretendo saber qué es el zen, si lo pretendiera obviamente estaría inmerso en el más profundo desvarío; pero gracias a esos textos, que están ahí para ser interrogados y, sobre todo, para interrogarnos y respondernos, y gracias sobre todo a un zazen, cotidiano y enamorado, y que para mi quiero cada vez más desnudo, poco a poco si que creo ir vislumbrando que no es el zen.

La brevedad, como quien halla tenido la paciencia de llegar hasta aquí, desgraciadamente no es un don que me adorne por el momento. Pero espero que, sabiamente, a quien la extensión de estas líneas le irrite, las haya dejado de leer hace rato y en vez de llenarse de ira, se haya ido a hacer otra cosa más provechosa para su espiritu.

Y al señor y a la señora Roper, un abrazo, mi agradecimiento de nuevo y como regalo una cita (con la que espero no despertar de nuevo las furias), unos versos del Dhammapada, uno de los textos más antiguos y bellos del budismo:

“Si un individuo habla o actúa con mente corrupta,
he ahí que la felicidad lo sigue,
como la rueda del carro sigue la huella de quién lo arrastra.
Si un individuo habla o actúa con mente serena,
he ahí que la felicidad lo sigue,
como la sombra que no se separa nunca”

claudio daniel dijo...

Querida Ane.
Por algo, el día que te conocí a través de tu blog, quise, con tu permiso, llamarte musguito pues, sentía que había allí o, aquí en tu blog y en vos, esa calidez y brillantes propia de las estrellas capaces de abrigar e iluminar esas tardes, tan,tan largas de invierno, como a todos los que de un modo u otro compartimos tu vida.
Bello relato, muchacha.

Abrazos muchos desde Bs As

mikaela dijo...

Nivelazo el de Los Roper y Roberto!! De honestidad, sentido y sensibilidad.

Más agujetas para mi cuerpo :(

Y, oye Claudio, hasta la fecha era del gremio de las flacas pero me estoy poniendo gorda y oronda como una vaca. Como no pueda pasar a la otra orilla por exceso de peso y ego... te voy a echar la culpa y vas a tener que quedarte tú del lado de acá.

Los Roper me han calado, como Joshu, a este paso no me ordeno antes de los sesenta :)

Por lo demás: he hablado mucho por dentro con unsui, Xaro La, Anónimos e identificados, Peatón y Muiso y muchos de los que no han dejado comentario pero lo han pensado (Comando, Marcos, Mar y Ladrón, melenap, Como... )

He contestado y escuchado respuestas, debatido y argumentado incluso conmigo misma. Y como dicen que las vinculaciones antiguas y eternas funcionan, seguro que os ha pasado lo mismo.

Salud os

claudio daniel dijo...

Ja,ja, Muy buena tu respuesta, Ane y...ENGORDE, ENGORDE mi amiga que es de puro afecto, ¿vio?

Las vinculaciones como la interdependencia, siempre funcionan aunque, algunas veces,no nos guste mucho.

Abrazos veraniegos desde Bs As

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