Con el tú de mi canción no te aludo compañero, ese tu soy yo

Que dijo Machado.

Pues eso. Cuando digo que estoy harta de quejas, es de mis propias tontas quejas. Cuando digo que estamos blanditos, hablo de mí en primera persona. Diga lo que diga y como lo diga, siempre hablo de mí. Ni aunque me esfuerce mucho tengo el derecho de hablar por otro ni de otro.

Porque, puestos a citar, ya lo dijo Goethe y lo suscribo plenamente: "Nada de lo humano me es ajeno". Lo sublime y lo miserable: ambos me componen.

Soy como todos: buena gente que mete la pata de vez en cuando. Eso me lo dijo muiso un día que yo estaba quejicosa, pesada y negativa. Y me abrió los ojos, sobre todo porque también él sabe de qué habla, no lo hace "de oídas".

Y ahí andamos.

Muy blandita la gente de la Vía, últimamente

Es lo que veo, ya lo comenté en el blog grande. Muy blandita. Todo nos roza, por todo nos dolemos. Y, sin embargo, dentro del dojo, estamos solos. Sin nadie a quién reclamarle, sin nadie a quien quejarnos. Aguantando o disfrutando, que de todo hay.

Lo cierto es que agradezco de todo corazón que hoy tengo pollo para comer.

Salud

Me gustaría ofrecerte algo para ayudarte pero en la escuela zen no tenemos nada (Ikkyu)

Harta de las quejas, harta de la pena, harta de sufrimientos ficticios. Harta. Que una cosa es exponer un problema porque no se me ocurre una solución por si a alguien se le ocurre qué hay que hacer para salir de ésta, y otra cosa bien distinta es el reclamo constante de mimos y cariños y atenciones sin fin. Sin fin.

Que no encajamos nada, que no soportamos la frustración, que somos niños mimados y consentidos del primer mundo que todo lo tienen y nada les basta. Que oigo quejarse de pobreza a gente a quien le sobran cincuenta euros al mes. Le sobran!

Que no es así. Que el Sol brilla todos los días en el cielo, sin faltar ni uno solo a su cita. Que tengo un paraguas que me protege de la lluvia y, si no lo tengo, con no salir de casa asunto concluido. O me mojo, que es otra opción. Que todos tenemos un abrigo, aunque no sea de última moda, para los días de invierno. ¡Que tengo un techo! Que como todos los días ya sean patatas o garbanzos. Que tengo el contacto humano asegurado aunque sea la panadera o un foro de internet, vaya que, si es cara a cara pues mejor, pero si no... que tengo a mi disposición bibliotecas gratuitas para el alimento intelectual...

Que me tengo y puedo contar con la tierra que me sujeta y mantiene y el cielo que me cubre y protege...

¿Se puede saber qué nos falta tanto que nos tiene apesadumbrados y llorones?

Que si me pongo a buscar “peros” no es sólo que los voy a encontrar, es que, si no los encuentro, los fabrico y luego... de verdad puedo echarle la culpa al mundo o a los demás por no ser lo que yo quiero que sean? ¿Tan difícil es hacerme cargo de mí misma y mis circunstancias haciendo lo mejor que pueda con lo que tengo?.

Que puestos a dar o darme pena, puedo encontrar de todo. Pero que esa actitud no es de Ley. Lo que es de Ley es la gratitud. Igual hay que comenzar el día agradeciendo la vida que nos anima.

Que algunas veces exigimos tanto de la vida que es casi imposible que la pobre nos satisfaga aunque se esfuerce.

En fin, que parece que hoy me he levantado radical.

Puesto que nos sentimos, y estamos, solos...

... pudiera ser que hubiera que hablar de ella. Para reconocerla como amiga en vez de como enemiga a combatir con actividad o compañía. A lo mejor habría que comenzar a apreciar el silencio y las ausencias.

Es en la soledad donde me aprecio si no me desprecio. La soledad me regala un espacio que ningún hombre o mujer pueden ofrecerme. Es un espacio sagrado donde me encuentro con lo que soy sin adornos. Y lo digo en serio. Pruébalo y, si sobrevives, que no es fácil, nada habrá que pueda destruirte. Como dice la poesía de Rudyard Kipling: Si nada que te hiera puede hacerte una herida... será porque has hecho "migas" con la soledad que es nuestra más auténtica compañía. La que nunca falla. La que nos alimenta. Con la que llegamos, con quien nos vamos.

Es un comentario tan bonito que merece ser una entrada. Para que no se pierda...

Kyosaku dijo...

Es una maravillita, parece una oración en honor del que esté más cerca.

Ojalá fuéramos capaces de recitarlo en la cara de la persona a la que tenemos en el pensamiento, que pueden ser muchas. Agarrarle de la mano y decirselo mirándole a los ojos.

Habéis visto ese anuncio en la tele de no sé qué compañia telefónica que dice: "ah!, es una pasada poder mandar un mensaje a tu novia la del árbol, pero es más pasada decírselo desde el otro lado del árbol". Visto de algún modo puede ser gracioso.

Qué pasada, sí. Parece que sólo nos atrevemos a ser comunicativos, sinceros y tiernos desde el otro lado del árbol, cuando no nos ven.

Porque ¿qué nos pasa? ¿nos da vergüenza mostrar nuestros sentimientos? ¿nos da vergüenza hacer el ridículo?

A mi me da pena.

Porque la vergüenza es verde y se la comen los burros. Y de todas maneras dentro de cien años nadie se acordará de lo ridiculo que eras cuando viviste y eras una persona sincera, capaz de hacer reir a los demás.

Ah!, no sé de quién ha sido la idea de la ilustración, pero yo también quiero una máquina de esas para bajaros una estrella a cada uno de vosotros.

Salud

De la Sra. Presidenta de Finlandia

Un pueblo educado sabra elegir dirigentes honestos y competentes. Estos elegirán los mejores asesores.
Un pueblo inteligente y educado no permite corruptos ni incompetentes.
Un pueblo ignorante desperdicia recursos y se empobrece.
Un pueblo ignorante vive de ilusiones.
Un pueblo educado sabe bien diferenciar un discurso serio de una prédica demagógica.
Un pueblo educado prospera tambien en condiciones adversas. (Versus"crisis".)
Un pueblo ignorante es terreno abonado para la demagogia.
Que Confucio me perdone por ser tan ignorante, esto lo digo yo, no la ministra.

Poema de Víctor Hugo. Una maravilla enviado por Jurozu

 
Te deseo primero que ames,
y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.

Deseo, pues, que no sea así, pero que si es,
sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes,
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.

Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas. Y que entre ellos,
haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil,
más no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.

Igualmente, te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no
madures demasiado de prisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer
y su dolor y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras
que la risa diaria es buena, que la risa
habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras,
con urgencia máxima, por encima
y a pesar de todo, que existen,
y que te rodean, seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un perro,
alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero
erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera,
sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla,
por más minúscula que sea, y la
acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuántas vidas
está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico,
Y que por lo menos una vez
por año pongas algo de ese dinero
frente a ti y digas: "Esto es mío".
sólo para que quede claro
quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno
de tus defectos muera, pero que si
muere alguno, puedas llorar
sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre,
tengas una buena mujer, y que siendo
mujer, tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente, y que cuando
estén exhaustos y sonrientes,
hablen sobre amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo más nada que desearte.

Para ser libres nos sobra

Una idea, aunque pueda ser digna y deseable en sí misma, se convierte en enfermedad cuando la mente se obsesiona con ella. Las enfermedades u obsesiones de las que el samurai (claro que vale para cualquiera) se tiene que deshacer son:

- el deseo de victoria
- el deseo de recurrir a la astucia técnica
- el deseo de exhibir todo lo que se ha aprendido
- el deseo de impresionar al enemigo
- el deseo de jugar un papel personal
- el deseo de librarse de cualquier enfermedad con que se pueda ver afectado...

(y si todo lo anterior no era fácil, esto último...)

Cuando una de estas cosas le obsesiona, se hace su esclavo, pues le lleva a perder toda la libertad a la que como humano tiene derecho.
 
 

Comentario a "Anatta: la doctrina de la inexistencia del alma"

No estoy segura de que fuera eso lo que el Buda comprendió y posteriormente enseñó. Hasta donde me han contado, el Buda, sencillamente, se negó a hablar de la trascendencia de ninguna cosa, ni de Dios ni de nada por el estilo. Lo que sí afirmó una y otra vez es que "todo es Vacío".

Tampoco estoy del todo de acuerdo con el significado que el autor del artículo da a algunos conceptos. No es lo mismo ego que Yo y el ego no equivale al alma de ninguna forma. Más bien -y sólo por nombrar las cosas de las que tenemos cierta conciencia- a lo más cercano y conocido por nosotros, con lo que solemos identificarnos, lo llamamos ego (del que habría mucho que hablar para delimitar su territorio); después y bastante menos asequible a nosotros mismos, “hay” eso que denominamos alma que correspondería a nuestra esencia, en estrecho contacto con el Yo al que pertenece. Más allá todavía, aunque totalmente acá, estaría el Yo, y que no es individual en el sentido que solemos dar al término “individual”.

A una pregunta que le hicieron en un mondo, Bárbara respondió, parafraseando a Deshimaru, que la muerte del individuo la decide el Gran Yo, no el pequeño yo. En el pequeño yo caben el ego y el alma. El Gran Yo es otra cosa que se parece a lo que en otras tradiciones se denomina Dios y que tampoco es igual que los dioses pequeños, locales, intermedios. Pero más allá del Gran Yo está el Vacío del que todo es manifestación y al que todo vuelve para volver a comenzar.

Más o menos esto he entendido de la doctrina del Buda.

Mucha tela que cortar para poder coserla después ;-)

Anatta: La doctrina de la inexistencia del alma

( Lo que el Buda enseñó, Walpola Rahula)
Por alma, Yo, ego o empleando la expresión sánscrita Atman, se da a entender generalmente, que en el hombre existe una entidad permanente, eterna, absoluta; una sustancia inmutable detrás del cambiante mundo fenoménico. Según algunas religiones, cada ser humano tiene tal alma individual creada por Dios, la cual, después de la muerte, vive eternamente, ora en el infierno, ora en el cielo, y cuyo destino depende del fallo de su Creador. Otras sostienen que esta entidad pasa por numerosas vidas hasta alcanzar su completa purificación y se une finalmente con Dios o Brahma, el alma universal o Atman, de donde emana originalmente.. Esta alma o Yo en el hombre es el pensador de los pensamientos quien siente las sensaciones y recibe las recompensas y los castigos de todas las acciones buenas o malas. Tal concepción es denominada la idea del Yo. Al negar la existencia del alma, Yo o Atman, el budismo es único en la historia de la humanidad. Según las enseñanzas del Buda, la idea del Yo es una creencia falsa e imaginaria que carece de una realidad correspondiente, y la causante de los dañosos pensamientos de "yo" y "mio", asi como de los deseos egoistas, de la avidez del apego, del odio, de la mala voluntad, del engreimiento, del orgullo, del egoismo y de otras máculas, impurezas y problemas. Es la fuente de todas las perturbaciones existentes en el mundo, desde los conflictos individuales hasta las guerras entre naciones. En suma, en esta falsa creencia es posible determinar el origen de todos los males del mundo. Hay dos ideas psicológicamente arraigadas en el hombre: autoprotección y autopreservación. Como autoprotección creó a Dios de quien depende, cual un niño de sus padres, para su protección, salvaguardia y seguridad. En cuanto a la autopreservación, concibió la idea de un alma o Atman inmortal que vive eternamente. En su ignorancia , debilidad, temor y deseo, el hombre necesita de estas cosas para consolarse a si mismo.De ahí que se apegue a ellas profunda y fanáticamente. La enseñanza del Buda no apoya esta ignorancia, esta debilidad, este temor y este deseo, sino que aspira a la Iluminación del hombre mediante la remoción de los mismos, atacándolos en su propia raíz. Según el budismo, las ideas de Dios y del alma son falsas y vacuas. Aunque altamente desarrolladas como teorias, son, no obstante, proyecciones mentales en extremo sutiles, exornadas con una intrincada fraseologia metafisica y filosófica. Ambas ideas están tan arraigadas en el hombre, le son tan íntimas y caras, que no le agrada oír ni desea comprender ninguna enseñanza que se oponga a ellos. El Buda sabía esto muy bien y dijo explícitamente que su enseñanza iba "contra la corriente" ( patisotagami); contra los deseos egoistas del hombre....
Bien , hasta aquí el texto . En el momento que lo leí quede impresionada y preocupada, tal vez por mi ignorancia, me senti atacada en mis mas profundas convicciones .Creo que es un texto que puede causar mucha polémica, a mi me dejó sin palabras.
¿ Alguien quiere decir algo?

Sun Tzu

Seguiré con él. No puedo (ni quiero) evitarlo. Es uno de mis favoritos. Igual que la Gità, Irisarri o Benedetti, LeGuin o Machado... ha habido, y hay, tanta gente encadenando hermosas palabras como si fueran hechizos de luz... que debe ser verdad... igual al final existe y no estamos equivocados.

Sanadores y guerreros: los hacedores de la Armonía

Según cuenta una vieja historia, un noble de la antigua China preguntó una vez a su médico, que pertenecía a una familia de sanadores, cuál de ellos era el mejor en el arte de curar.

El médico, cuya reputación era tal que su nombre llegó a convertirse en sinónimo de "ciencia médica" en China, respondió: "Mi hermano mayor puede ver el espíritu de la enfermedad y eliminarlo antes de que cobre forma, de manera que su reputación no alcanza más allá de la puerta de la casa.

"El segundo de mis hermanos cura la enfermedad cuando todavía es muy leve, así que su nombre no es conocido más allá del vecindario.

"En cuanto a mí, perforo venas, receto pociones y hago masajes de piel, de manera que, de vez en cuando, mi nombre llega a oídos de los nobles."

Entre los relatos de la atigua China, ninguno capta con más belleza que éste la esencia de El arte de la guerra, el primer texto clásico de la ciencia de la estrategia en los conflictos. Las artes de la curación y las artes marciales quizá constituyan un mundo aparte en cuanto a su utilización ordinaria, pero tienen paralelismos en varios sentidos: en el de reconocer, como cuenta la vieja historia, que cuanto menos se necesita algo o a alguien, tanto mejor; en el sentido de que ambos grupos de artes requieren la estrategia para tratar la ausencia de armonía; y en el sentido de que para ambos el conocimiento del problema es la clave de la solución.

Como en la historia de los antiguos sanadores, en la filosofía de Sun Tzu la eficiencia máxima del conocimiento y la estrategia es hacer que el conflicto sea totalmente innecesario. Y lo mismo que dicha historia, Sun Tzu explica todos los grados de las artes marciales: la mejor técnica militar es la que frustra los complots de los enemigos; a continuación, lo mejor es deshacer sus alianzas; después atacar sus fuerzas armadas; y la peor es sitiar sus ciudades.

Esta estrategia ideal, mediante la que es posible ganar sin luchar, y que consigue lo máximo haciendo lo mínimo, lleva la impronta característica del taoísmo, la antigua tradición del conocimiento que alimentó tanto las artes de la curación como las artes marciales chinas.

El libro del Tao. El primer libro yin

" Son ascetas, pero detestan las mortificaciones.
Son creyentes, pero poco les importan los dioses, dogmas, morales y opiniones. Son místicos, pero nunca hubo plegarias y efusiones más frías que las suyas. Son, o al menos ellos no dudan serlo, los únicos y verdaderos amigos del hombre, pero se burlan de las buenas obras.
Conocen, dicen, la verdadera forma de conducir al pueblo y sin embargo lanzan los más duros sarcasmos cuando oyen hablar de deber social.
Han dado a China temibles cabecillas o jefes de secta, politicos llenos de tacto, sus dialécticos más sutiles, los filósofos más profundos y su mejor escritor.
Sin embargo ellos estiman UNICAMENTE LA MODESTIA,LA PRIVACIÓN, LA RESERVA. Nadie es sabio, insinuan, si deja una huella".
Asi describe Marcel Granet a los primeros filósofos taoistas, los que intentaron, con plena conciencia de ello, llevar una vida digna del Tao Te Ching

Cartel de la Feria del Libro de Madrid

Kinhin: Cuando sea el momento de andar, anda

Camina hacia la izquierda, camina hacia la derecha, pero sobre todo no dudes (proverbio zen)

Nuestro cuerpo puede enseñarnos todo cuanto necesitamos saber. En primer lugar ha de encontrar el equilibrio y, una vez encontrado, nuestra propia forma de avanzar sobre la Tierra nos mostrará el siguiente paso a dar.

En la práctica de zazen cada sesión finaliza, tarde o temprano, con el sonido de una campana. Indica que ha llegado el momento de abandonar el zafu y ponerse a caminar. Este caminar ceremonial no es un paseo ni un descanso sino que es meditación andando. La misma concentración y atención desarrolladas mientras estábamos sentados las extendemos ahora a la acción.

En kinhin andamos uno detrás de otro prestando atención a las plantas de los pies, a la posición de las manos, a la inspiración durante la que avanzamos, a la espiración durante la que permanecemos inmóviles sobre uno de los pies mientras el otro, aún pegado a la tierra, no la presiona, tan solo reposa sobre ella. En kinhin podemos darnos cuenta de que no es lo mismo mantenerse centrado y equilibrado cuando estamos en zazen que cuando hay que levantarse y ponerse en acción.

A algunos nos cuesta pasar del estado sereno de la meditación a la actividad. Nos cuesta pasar del precioso silencio al ruido y al movimiento. Nos apegamos a ese estado y desearíamos que no terminara, no tener que volver a la arena del circo. Pero dentro del dojo y aunque nos atreviéramos a poner mala cara (que ni se nos ocurre), nadie nos da ni la más mínima cancha. Como mucho el responsable "compasivo" nos dirá: "Concentráos en vuestros pasos". Puede ser que, si hacemos caso, apreciemos entonces, la belleza de los diminutos pasos de hormiga con peso de elefante de kinhin. Pudiera ser que nos diéramos cuenta de que es toda una enseñanza para la vida de fuera: que cuando es el momento de andar, se anda, da igual si me "apetece" mucho o nada.

Que vamos delante de algunos y detrás de muchos.

Que sigo las huellas del de delante y que no puedo flaquear por el de detrás. Que lo hacemos como hay que hacerlo y porque hay que hacerlo.

Que primero es un pie el que nos sujeta y sostiene y luego el otro, pero que necesitamos de los dos (valdría decir, por ejemplo, la razón y la emoción).

Que mientras todo esto sucede no olvido mis manos: la una en un puño, símbolo de la determinación férrea del praticante de zazen, envuelta suavemente por la otra, símbolo de la delicadeza que se nos supone.

Y que con cada paso que doy, al apoyar el pie en la tierra, sobre esa pierna, me reconstruyo y enderezco entera con total dignidad.

Que kinhin es la expresión más bella de la confianza que tengo en que la Madre Tierra siempre estará bajo mis pies. Porque la Tierra prometió sujetarme y el Cielo prometió no desplomarse sobre mi cabeza. Lo aseguran los celtas. Compruébalo tú mism@ en el siguiente kinhin.

Desesperanza

(Kyosaku dijo...)
... y como soy un alma inquieta, he preguntado más y más...

Este es un texto muy, muy viejo, que me han enviado en mi ayuda. Espero que tambien sea útil para los que se sienten como yo. Por lo menos calma la mente.

TAO TE KING
LAO TSE
XX

Suprime el estudio y no habrá preocupaciones.
¿Qué diferencia hay entre el sí y el no?
¿Qué diferencia hay entre el bien y el mal?
No es posible dejar de temer
lo que los hombres temen.
No es posible abarcar todo el saber.
Todo el mundo se enardece y disfruta,
como cuando se presencia un gran sacrificio,
o como cuando se sube a una torre en primavera.
Sólo yo quedo impasible,
como el recién nacido que aún no sabe sonreír.
Como quien no sabe a dónde dirigirse,
como quien no tiene hogar.
Todo el mundo vive en la abundancia,
sólo yo parezco desprovisto.
Mi espíritu está turbado
como el de un ignorante.
Todo el mundo está esclarecido,
sólo yo estoy en tinieblas.
Todo el mundo resulta penetrante,
sólo yo soy torpe.
Como quien deriva en alta mar.
Todo el mundo tiene algo que hacer,
sólo yo soy un inútil.
Sólo yo soy diferente a todos los demás
porque aprecio a la Madre que me nutre.

Más monos

(Jurozu dijo...)

La Trampa y el Mono.

Existe un símil bien conocido sobre una trampa de monos de las que se utilizan en Asia: un contenedor de madera con una pequeña abertura. En el interior de la misma hay un caramelo...

...el mono, atraído por el caramelo, introduce la pata por la abertura y coge el dulce. Cuando quiere retirar la pata, no consigue hacerla pasar por la estrecha abertura sin soltar el caramelo. Queda atrapado hasta que el cazador llega y lo captura. No se da cuenta de que todo lo que tiene que hacer para liberarse es soltar el caramelo.

Así vivimos. Estamos atrapados porque queremos que todo sea dulce como un caramelo. Al no ser capaces de soltarlo, quedamos atrapados en el interminable ciclo de la felicidad y la infelicidad, de la esperanza y el desespero.

Ayya Khema

La isla interior

El centésimo mono o para qué practicar zazen

El mono, Macaca Fuscata, fue observado en su estado salvaje durante un periodo de mas de 30 años. En 1.952, en la isla de Koshima, los científicos empezaron a proporcionarle a los monos patatas dulces, que dejaban caer en la arena. A los monos les gustó el sabor de aquellas patatas dulces y crudas, pero hallaban poco grata la arena.

Una hembra de 18 meses de edad, llamada Imo, vió que podía solucionar el problema lavando las patatas en el océano. Le enseñó el truco a su madre. Sus compañeros de juego también aprendieron éste nuevo método y también se lo enseñaron a sus madres respectivas.

Esta innovación cultural fue aprendida gradualmente por varios monos ante la mirada de los científicos. Entre 1.952 y 1.958, todos los monos jóvenes aprendieron a lavar las patatas dulces para que fuesen más sabrosas. Sólo los adultos que imitaron a sus hijos aprendieron ésta mejora social. Otros adultos continuaron comiendo las patatas dulces sucias de arena. Entonces, sucedió algo asombroso: en el otoño de 1.958, cierto número de monos lavaba sus patatas dulces, si bien se desconoce el número exacto de ellos.

Supongamos que cuando el sol salió una mañana, había 99 monos en la isla Koshima que ya habían aprendido a lavar las patatas dulces. Supongamos también que aquella mañana, el mono número 100 aprendió a lavar las patatas. Aquella tarde, todos los de la tribu de monos lavaron sus patatas antes de comerlas.

La suma de energía de aquel centésimo mono creó, en cierto modo, una masa crítica y, a través de ella, una eclosión ideológica. Lo más sorprendente observado por los científicos era que la costumbre de lavar las patatas dulces cruzó espontáneamente el mar.... Las colonias de monos de otras islas y el grupo continental de monos de Takasakiyama empezaron también a lavar su patatas dulces.

Aunque el número exacto puede variar, el fenómeno del centésimo mono significa que cuando un número limitado de personas conocen un nuevo método, sólo es propiedad consciente de tales personas; pero existe un punto en el que, con una persona más que se sintonice con el nuevo conocimiento, éste llega a todo el mundo.

Se dice: son necesarios 144.000 justos para que el mundo no sea tragado por las tinieblas.


Vínculos de referencia:
La dirección URL del vínculo de referencia de esta entrada es:
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Tomado de: "Actualidades administrativas. Ecopetrol No 37 Dirigida por Alberto Merlano Alcocer Administrador Vicepresidente Julio 1.992 Bogotá.

Curiosamente...

... el lugar donde más libre me siento es en el dojo. Allí donde no puedo hacer ni una sola elección una vez he atado las cintas del kimono. O en el hospital una vez me he puesto "de blanco". O en la consulta, tras cerrar la puerta y cambiar mi piel para vestir y vivir la del otro.

Me encanta dejar de "ser yo". Stéphan decía que "estaba harto de su ego". Yo no siempre estoy harta de mi ego pero me aburre soberanamente la mayor parte del tiempo. Me apetece más bien poco, tirando a nada, decidir si tal o cual cosa me conviene o si con esto o lo otro gano algo o pierdo o gana el de enfrente... el egoísmo me parece tedioso aunque sea necesario para vivir. Pero, bueno, no sé, siempre hay aire de sobra para respirar yo y todos, aunque sean muchísimos. Y tengo la sensación de que lo mismo sucede con todo lo demás. Que hay de sobra. Que no hace falta que me bata a duelo de muerte por las cosas que realmente son necesarias para vivir. Si no me lío, claro.

Por el contrario, en el dojo las cosas son como son y siempre son igual (aquí Iñaki dirá: "más o menos, siempre y cuando a usted no le dé por cambiar alguna cosita"). Bueno, pero son igual. La misma postura vieja como el buen viejo Buda. El mismo pie para entrar. Siempre el mismo para salir. Los dolores conocidos en los mismos puntos de siempre aunque a veces me sorprendan viajando hasta la otra rodilla. El olor del shoko carísimo. Siempre carísimo. Otra cosa que no cambia. Y que, gracias a Dios, ni eso tengo que decidir.

Isa Sanz expone sus Fotos en la Sala Calderón

Dice que le dijeron que "es una exposición coherente". Ha sido lo que más le ha gustado escuchar. Y eso dice mucho acerca de ella.

Acercaos. No es porque sea compañera de dojo, es porque se deja ver en sus fotos. Y ese desnudarse en público, esa honestidad, merece la pena. Pisad con cuidado: camináis sobre su sangre, su dolor y sus sueños, sobre ella misma que se enseña... Más que respetable.

La importancia de las formas

En el zen se da mucha importancia a la forma de comportarse. A las palabras que hay que decir y las que no; a cuándo a quién y a cómo. El zen es exquisito y delicado con todo lo que existe. Y contundente. A los mayores se les debe respeto. A los niños ternura y educación. A los iguales la distancia debida. El fuerte protege al débil alentando el crecimiento de su fuerza, no perpetuando su debilidad con mimos que victimizan. La gente de la Vía no siente pena por quienes sufren. Siente compasión, o mejor, siente Compasión que, muchas veces, la verdad, parece más bien una venganza. Como la vida misma.

Hoy me he dado cuenta de cuántas veces, y con cuánta fealdad, he faltado a la cortesía debida, al respeto debido a los mayores, a los menores, a los iguales. Yo, que me reconozco (encantada) adoradora de la Belleza he dicho cosas feas y de forma fea. Y lo siento mucho. Un rabino diría, sin intentar consolarme, que esto, y así, es "el don del arrepentimiento". Pues, por muy "don" que sea, no tiene ninguna gracia aunque reconozca que algo se me ha limpiado por dentro.

También sé que los días de "diminutas iluminaciones" son de esta manera. Tomo conciencia -a veces dolorosamente, otras con júbilo- de algunas pequeñas cosas. Después nada vuelve a ser igual. Pero con un ánimo más tierno, que diría Dogen, cada vez más tierno.

Como algunos os encontráis entre los iguales a quienes he faltado al respeto aunque haya sido sutilmente... mis disculpas.

Decir que lo hice como buenamente supe y pude no me justifica, pero sí explica que en el momento que sucedió yo no daba para más.

Por lo mismo se me ha maltratado más de una vez. El error del otro no es asunto mío. Lo mío es no consentirlo porque yo también estoy obligada a tratarme con delicadeza. Sin apegos, claro ;-))

Jurozu dijo respecto a "los dojos se vacían"

... Bien cierto es que la Práctica de cualquier tipo de interiorización o de contacto con uno mismo, con la esencia, con la divinidad, con la naturaleza, etc.. sin el ánimo de ser más o mejor que, sin esperar diferenciarse de los otros por hacerlo así, nos hace Bien, es Bueno y "Es" lo que nos Distingue no sólo de los animales, sino del entorno que nos envuelve en la comodidad que agota nuestra voluntad por ser como nos Dictan, que nos hace exigirnos y llegar a límites que nos dejan sin fuerza, sin amor, y también sin Libertad y sin la Esperanza que Tu comentas.

Si juntamos Esperanza y Libertad, seguro que el resultado sería algo como la Dignidad y el desprendimiento del ego.

Desesperanza

Se sabe que una de las formas de someter un alma es la desesperanza. Lo saben hasta los psicólogos. Lo he recordado leyendo un comentario de Jurozu en el blog pequeño.

Cuando he hecho de todo y nada ha servido puede que se me ocurra apuntarme al "desapego" para evitar sentir la herida seca y árida de la desesperanza, del creer hasta la certeza que soy una ilusa, que es mentira y no existe el mundo-tiempo del "érase una vez..." que tanto añoramos tantos aunque ni se nos ocurra decirlo en voz alta.

Cuando "los hombres grises" nos convencen de ello, han vencido con el arma de la desesperanza (que tampoco es igual que desesperación), han conquistado un alma más. Hay, por tanto, un alma menos en las filas de la Vida y de la Belleza.

No es desapego.

El desapego es activo y vital.

La desesperanza es muerte de la mala por inútil, porque no anuncia una resurrección sino la desaparición de cualquier posibilidad. Y eso es contra la Ley que respetamos.

Una buena acción

es buena para mí,
es buena para ti,
es buena para los dos juntos,
es buena para todos.

Nada queda excluido. Todo se beneficia en la forma requerida. Es así. El resto es pura inversión del Orden natural de las cosas y se paga caro. Porque igual yo olvido pero la Vida no. "No hay maestro más severo que la Vida", decía Stéphan. Ella se encarga de retribuir según lo Justo y el Equilibrio y de acuerdo a la Ley, tanto si lo sé como si no.

Por ello, para ser servidores del Orden, y porque lo somos, el Conocimiento o la Sabiduría son importantes. No es erudición o manejar muchos datos. Tiene más que ver con usar la nariz y olfatear el aire como los animales y hacer o dejar de hacer en función de lo percibido. Puede ser (o no) políticamente correcto, espiritualmente correcto (o no). Pero mi intención y los actos que de ella se derivan deben ser puros e inocentes. De eso me ocupo yo. El resto cae en el tejado de la casa del propio Dios. Y Él sabe más, que dicen los sufís.

Para muiso

Si no fuera por los invitados, todas las casas serían tumbas... (Khalil Gibran)

Sólo lo digo porque te gusta tanto que tu casa esté llena de gente que entra y sale como mejor les parece. Porque te gusta que sea como una ciudad abierta. Porque tienes el corazón lleno de nombres y los recuerdas todos aunque tengas tan mala memoria.

Y porque eso me parece una buena cosa, hermosa. Que no hace falta que todos seamos así. Sí hace falta que alguien sea así. Y te ha tocado. No lo haces mal.

Tenemos que saber...

... que practicar zazen es "iniciarse" en el Conocimiento de la Realidad igual que sucede en el resto de formas tradicionales.

Y que los iniciados de cualquier forma de la Tradición tienen, obligatoriamente, que actualizar cuatro verbos: saber, querer, osar y callar.

La reflexión sobre ellos la dejo para vosotros y vuestra privacidad.

Pero, insisto: que circule.

No es lo mismo

...cortar las ilusiones que desilusionarse.

Deshimaru solía advertir: "Sin ilusión estamos muertos".

Kodo Sawaki decía: "Nada es tan importante. Todo tiene tremenda importancia".

Y los cabalistas que tanto saben y tanto y tan bien explican todo, aseguran que uno muere cuando ha terminado la labor que vino a hacer o cuando ya no hay posibilidad de que la realice en la vida actual. Eso lo decide el "Gran Yo", no el "pequeño yo" (de los que hablaba Deshimaru). No antes y no después.

De todos modos las ilusiones tienen mala prensa entre los caminantes hacia la Realidad, hacia la Unidad.

Cortar los bonno, las ilusiones. Eso dice la tradición zen, eso simboliza cortar todos los pelos de la cabeza, los innumerables pelos de la cabeza, al ordenarnos como monjes y asumir el compromiso de ir más allá del Sueño y llevarnos con nosotros a la Otra Orilla a todos los que podamos. Pero más allá ¿de qué sueño?: ¿de los proyectos y objetivos? ¿de la alegría de materializar nuestras metas o superar obstáculos? ¿qué quiere decir "cortar las ilusiones"?

No es raro que haya un momento en que el practicante de zazen se sienta mortalmente aburrido, vitalmente vacío, emocionalmente insulso y con poquitas, o ninguna, ganas de levantarse de la cama. Porque total, ¿para qué? Vale, ya he cortado con todas las ilusiones, ahora ¿qué?... porque no siento felicidad, ni amor, ni entusiasmo, ni alegría ni nada de nada.

Igual he errado la comprensión de lo que tenía que cortar.

A lo mejor no es lo mismo "tener" ilusiones que "quedarse atrapado" en las ilusiones.

Lo que sí sé es que sin sueños no voy a ningún sitio. Literalmente, me quedo quieta, bloqueada, sosa, sinsustancia.

Habrá que entender qué son "ilusiones" y diferenciarlas de "la ilusión". Habrá que comprender el significado y la diferencia entre el sueño y los sueños. Entre estar "dormido" y estar "despierto".

Igual hay que ayudar a que el Vacío tome una forma y no otra y en nuestro mundo.

Que yo sepa que todo es Vacío no debe impedir que haga lo que me corresponde como humano y que lo disfrute. No tiene por qué impedir que lo haga Forma, que lo permita y lo ayude y me alegre cerrando el círculo y que deje que se vuelva a abrir de nuevo. Una y otra vez, una y otra vez.

Que acoja, como una bendición, las cosas que esta realidad pequeña que habito me ofrece: un buen perfume, el ritmo de las estaciones, comer con hambre, dormir con sueño, cuatro palabras bien cosidas con música que me conmueven, la curiosidad por los descubrimientos...

Ya sé que la Realidad no sólo es la realidad en que me muevo y vivo. Pero ésta, pequeña, es una de las formas en que se manifiesta.

A lo mejor no es malo tener un sueño y dar pasos para que cuaje y empeñarse en ello y sentir el gozo de la llegada, el triunfo, la victoria.

Algunos "tuvieron un sueño" y a él dedicaron su vida entera. Y lo lograron. Y los honramos por ello. No tan solo porque lo consiguieran. Sobre todo porque lo intentaron con todo el corazón y llegaron hasta donde pudieron.

Que no es lo mismo tomar por Realidad las cosas que suceden en la realidad pequeña -la del mundo de los fenómenos, de la dualidad y de la multiplicidad, de la manifestación-, que tratar de vivir en la Realidad sin vivir en la realidad... no es la Realidad pero no está separada de ella. “La forma es vacío. El vacío es forma”, decimos en el Hannya.

Podemos entender mal lo que nos propone el zen y creyendo que nos desapegamos de todo en realidad nos convertimos en muertos que se mueven, a quienes no les importa nada, protegiéndonos, en el fondo, del riesgo que exige asumir ser intensamente humano. Lo que somos.

A lo mejor la cuestión es desapegarse no del deseo que nos constituye como humanos, sino del objeto del deseo.