Una buena acción

es buena para mí,
es buena para ti,
es buena para los dos juntos,
es buena para todos.

Nada queda excluido. Todo se beneficia en la forma requerida. Es así. El resto es pura inversión del Orden natural de las cosas y se paga caro. Porque igual yo olvido pero la Vida no. "No hay maestro más severo que la Vida", decía Stéphan. Ella se encarga de retribuir según lo Justo y el Equilibrio y de acuerdo a la Ley, tanto si lo sé como si no.

Por ello, para ser servidores del Orden, y porque lo somos, el Conocimiento o la Sabiduría son importantes. No es erudición o manejar muchos datos. Tiene más que ver con usar la nariz y olfatear el aire como los animales y hacer o dejar de hacer en función de lo percibido. Puede ser (o no) políticamente correcto, espiritualmente correcto (o no). Pero mi intención y los actos que de ella se derivan deben ser puros e inocentes. De eso me ocupo yo. El resto cae en el tejado de la casa del propio Dios. Y Él sabe más, que dicen los sufís.

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