El día después del dedicado a la violencia del género que sea porque, hombre o mujer, quien ejerce violencia agrede. Y quien la consiente y sufre, sufre....
Así comienza Robin Norwood su libro "Mujeres que aman demasiado"
"Cuando estar enamorad@ significa sufrir, estamos amando demasiado.
Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amig@s íntim@s son acerca de él/ella, de sus problemas, sus ideas, sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases comienzan con "él/ella...", estamos amando demasiado.
Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, su indiferencia o sus desaires como problemas debidos a una niñez infeliz y tratamos de convertirnos en su terapeuta, estamos amando demasiado.
Cuando leemos un libro de autoayuda y subrayamos todos los pasajes que lo ayudarían a él/ella, estamos amando demasiado.
Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos con la idea de que, si tan sólo fuéramos lo suficientemente atractiv@s y cariños@s, querría cambiar por nosotr@s, estamos amando demasiado.
Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar emocional e incluso, quizá, nuestra salud e integridad físicas, sin duda estamos amando demasiado. A pesar de todo el dolor y la insatisfacción que acarrea, amar demasiado es una experiencia tan común que casi creemos que es así como deben ser las relaciones de pareja..."
Y no, y no y no. Amar es otra cosa mucho más bella y plena, liberadora y libertaria, productiva y operativa, creadora, brillante y tierna... porque cuando amo, del verbo AMAR, y (con un poco de suerte) soy amad@ -del mismo verbo- pasan cosas hermanas de la magia grande.
Porque sucede demasiadas veces que amamos a lo tonto y a lo bobo. Y muchas veces el ser donde habita el buda, escondido al fondo, no lo merece...
Mujeres que aman demasiado (si pinchas aquí, te lo descargas)
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