Samhain, el Año Nuevo celta

  
Entre el 1 y el 3 de noviembre los antiguos celtas celebraban Samhain, que quiere decir literalmente el "fin del buen tiempo".


Cosmológicamente es un periodo breve durante el cual se suspenden las leyes relativas al tiempo y al espacio que rigen en nuestro plano; la barrera entre los mundos se desvanece y es más fácil la comunicación con los espíritus (durante Samhain sucede una cosa curiosa: los mundos se mezclan y se nota, el aire es menos denso), más allá de eso se facilita la comprensión de la Realidad metafísica. Más allá todavia, la conciencia y realización de la Unidad está más cerca y al alcance de la mano.

Puesto que los antiguos celtas contaban por noches y no por días, la celebración comenzaba en la noche del 31 de octubre. Todos los miembros del clan debían asistir a la reunión en la que se debatirían los asuntos económicos, políticos o cotidianos pendientes. De esta forma cerraban una parte del ciclo anual y se preparaban, limpios y sin cuentas por saldar, para la siguiente. A la reunión le seguía una alegre e interminable fiesta repleta de comida, vino, danzas, canciones y hogueras que duraba hasta el 3 de noviembre.

Samhain marca el comienzo del reinado de la Diosa Anciana, llamada Cailleach, ella encarna las fuerzas de concentración, necesaria ahora puesto que es el momento en que han de comenzar los trabajos interiores, los del alma.

Yin del año, tiempo de norte e invierno que empuja al hombre a replegarse hacia dentro tras la catarsis de la fiesta.

Samhain, el dios celta de la muerte reina con Cailleach. Por eso...

Silencio en el corazón, habla el Espíritu.
 

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