¿?

   
Si no soy yo ¿quién?

Si no es aquí ¿dónde?

Si no es ahora ¿cuándo?
   (dicen los sufíes)

(Aunque la verdad es que me pregunto muchas veces al cabo del día para qué, para qué, para qué. Y me digo qué más da, qué más da, qué más da... un poco después vuelvo, como vuelvo a la respiración y la postura en el dojo cuando me pierdo, que si no soy yo quién... pero ¡dios mío, lo que cuesta a veces soltar y abandonar algunas cosas!)

2 pensamientos +:

Siddharta dijo...

GASSHO.

Es decir, estoy totalmente de acuerdo, y solo cabe el SILENCIO.

gyoko dijo...

El Maestro Doguen nos explica esta historia en el Tenzo Kyokun.

Otra vez las mismas preguntas, pero esta vez con sus respuestas.
Cuando estuve en el monte Tendo, un monje que se llamaba Lu, tenía a su cargo la responsabilidad de tenzo. Un día, después de la comida, cuando me dirigía de un edificio a otro siguiendo un corredor, divisé a Lu secando setas a pleno sol, delante de la sala de Buda. Tenía un bastón de bambú en la mano, y no llevaba sombrero en la cabeza. El sol pegaba tan fuerte, que las losas del camino ardían. Lu trabajaba duro, empapado en sudor. Yo no podía ayudarlo. Pensaba que este trabajo era demasiado duro para él. Su espalda estaba encorvada y sus cejas eran completamente blancas. Me acerqué y le pregunté su edad. Me dijo que tenía sesenta y ocho. Luego le pregunté por qué no se hacía ayudar por algún asistente. “Los otros no son yo”, respondió. “Es verdad, le dije. Me doy cuenta que vuestro trabajo es la acción del Dharma. ¿Pero por qué trabajáis tan duro bajo este sol abrasador? Él respondió: “¿Si no lo hago ahora, cuando podré hacerlo?”

Con cariño

Gyoko

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