Con toda la sinceridad de la que soy capaz: la única técnica que conozco que literalmente puede llevarnos más allá; y más allá de más allá, es el zen. Incluso bastante más allá de lo que hubiéramos querido, que dijo Alonso en un kusen. Y sus palabras olían a pena, alarma y estupor. Lo recuerdo bien.
Dicen del zen que es la Vía abrupta a la Realidad. Hubo alguno que entendió “bruta” y tampoco andaba descaminado. Porque zazen conduce a un lugar-no-lugar, a un tiempo-no-tiempo, atravesando y conquistando mundos de golpe y porrazo. Y, lo mejor, nos devuelve, intactos, al mundo nuestro de todos los días que también es la realidad.
Hay otras técnicas más espectaculares, más sabrosas, más entretenidas, de acceso más dulce; de esas que sigues porque tienes la zanahoria colgando delante de la nariz.
Zazen no es meditación. Se diga lo que se diga. Es zazen. Es otra cosa. La propia Vía.
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