Ordenación

Al ordenarte habrás recibido un nuevo nombre. No es una formalidad. Si se te da un nombre nuevo es porque naces una segunda vez. Y por lógica aplastante eso quiere decir que has muerto, que todo lo anterior se terminó, concluyó su tiempo; estuvo bien mientras fue necesario y  hoy ya no lo es. Aunque todo parezca igual, nunca nada volverá a ser lo que fue. Tu casa es la misma pero ya no. Tampoco tu cuerpo, ni tu voz ni el aire de tu presencia... Con la ordenación te quitan un par de legañas de los ojos y recibes una influencia espiritual no humana que te cambia, o mejor diría: te ha comenzado a espabilar (en el sentido etimológico de la palabra: avivar una llama), lo notes o no lo notes, que seguro que lo notas.

Tu nuevo material de estudio, aparte del estudio habitual de ti mismo durante zazen, es el nombre recibido. Habla de una dimensión de tu ser que posiblemente ya conocías o puede que no. Sea como sea es una dimensión vital para ti en el sentido estricto del término. A través de él te conoces y reconoces y a través de él puedes llegar a comprender y realizar tu función en el mundo y también en la sangha. Y, desde luego, para ti, porque una de las felicidades más grandes es la de hacer lo que a uno le corresponde hacer como ser.

“Abandonad la piel, aceptad la función”, decía Wanshi (el autor de “la iluminación inmediata”).

Recuerdo que en la charla sobre el reino del agua todo el mundo quería saber cuál era su “destino”, así lo nombraban. Pero lo que querían saber era su función en el mundo (personalmente diría “los mundos” o el Orden Cósmico, que no es igual). Para qué estaban hechos. Es una de las grandes preguntas. Tener el instrumento para aproximarse a la respuesta es para llorar de alegría y agradecimiento.

Si en algún momento pensaste que tenías muy mala suerte, que la vida fue injusta contigo... hoy lo natural es que sepas que Ella, la Madre Vida, te ha conducido a este momento de gozo que no se puede describir porque, apenas lo tocan las palabras, se retira pudoroso.

Con todo, el nombre recibido no es tu nombre “verdadero”. Hay más, siempre hay más. Pero te acerca a él. El nombre de bodhisattva no es el mismo que el de monje porque éste último habla de una dimensión aún más profunda de lo que eres.

En fin, habría tanto que compartir sobre esto...

Que sea “en hora buena”. Que es una felicidad, también para mí, que alguien/es encuentren su felicidad. Es un "superpoder" que me ha crecido y que agradezco profundamente.

Y que los dioses os acompañen.

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