... qué tal la vuelta al zafu?
Cuénteme, cuénteme!, como usted me decía a mí el otro día... a que no se puede ¿eh? Y si se puede pues... cuente, caramba!
Por cierto que no es por presionar (que es usted difícilmente presionable) pero mañana miércoles he dicho que voy al dojo y, claro, no me queda más remedio. (Pero por qué hablaré, Dios mío, por qué hablaré?!!)
De cualquier modo creo que lo importante es seguir, como dice Rafu, aunque haya tiempos secos o tiempos de dudas. Yo soy especialista en eso.
Alguna vez he dicho en alto que el zen pone un sello en todo aquel que pisa un dojo aunque solamente sea una vez y aunque no vuelva nunca. Lo incorpora al linaje de los discípulos. Así que, marcados como estamos... está claro: somos de los nuestros. Con kimono o sin él. Ordenados o no. Creo que hay un kesa invisible que nos protege y mima con cuidado. A todos.
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2 pensamientos +:
es como andar en bicicleta, no se olvida. En el dojo como cuando vuelves a casa después de una vacaciones, tienes ganas de disfrutarlo. Me alegre mucho al ver que había tanta gente. Resulto que también fueron Rosa y Jose así que nos juntamos tres no esperados a mayores. Así que el miércoles nos veremos en el dojo.
Y yo me alegro de que las ovejas, digooo, las cabras vuelvan al redil.
Ay que cabezas , madreee...!!!
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